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El país|Domingo, 20 de abril de 2008
PISTAS Y FRUSTRACIONES EN EL CASO PERRETTA

Veinticinco patrulleros

Por Raúl Kollmann
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Veinticinco patrulleros fueron usados ayer para preparar el allanamiento a una finca en la que existían indicios de que estaba cautivo Ariel Perretta. El operativo fue una frustración, aunque entre los investigadores existe un razonable optimismo sobre la pista que están siguiendo. Los detenidos siguen siendo ocho, aunque la cifra es difícil de confirmar por la reserva con la que se maneja el caso. Hubo dos liberados, de la familia Covello, amigos supuestamente en conflicto con los Perretta, pero la madre sigue detenida y se los vincula con otro hombre, también detenido, que tiene antecedentes en secuestros. Uno de los elementos claves de la pesquisa es un auto Polo negro, que ya fue secuestrado por los investigadores y que sería uno de los dos que le cruzaron a Ariel en el momento del secuestro. En las próximas horas se esperan las pericias de los rastros encontrados en el vehículo.

Hoy se cumplen diez días desde el momento en que la banda, bien organizada, interrumpió el traslado de Ariel a la fábrica de filtros de su familia. Es cierto que hubo una llamada pidiendo tres millones de dólares, una cifra totalmente desproporcionada con el patrimonio de los Perretta. El fiscal Marcelo Fernández pidió la causa relacionada con el último secuestro de Franco Andreola, el año pasado, porque existe un detenido que aparece sospechado en aquel hecho. Distinto es lo que se refiere al otro gran secuestro de los últimos dos años, el de Hernán Ianone. El fiscal que investiga hoy en día ese hecho, Jorge Sica, no tiene la hipótesis de que haya actuado la misma banda que en el posterior secuestro de Andreola.

Por ahora, el hilo de la investigación pasa por algunas sensaciones de los Perretta. En el protocolo que se usa en cualquier secuestro se le pregunta a la familia si tienen enemigos, adversarios, operaciones económicas recientes de importancia y otros elementos que pueden ser de importancia. Eso llevó a poner la mirada en la familia Covello que, según dicen, estaba distanciada de los Perretta e hizo algunas apariciones extrañas en las dos últimas semanas. Por supuesto que los Covello sostienen que la acusación contra ellos es “completamente falsa”, pero para el fiscal hay algunos elementos que lo llevan a profundizar esa pista. Por ejemplo, una mujer que estuvo en la vivienda de los Covello apareció también en un haras que fue allanado a raíz de una llamada al 911. Y, además, se dice que hay un vínculo con una persona que tiene antecedentes en el delito de secuestro. Este diario no pudo confirmar este último dato.

En el tratamiento de los casos de secuestros existen dos corrientes. Por un lado, quienes creen que se debe actuar con mucha cautela, sin realizar detenciones ni allanamientos hasta que la persona cautiva haya recuperado la libertad. Por el otro lado, están los que sostienen que a la banda hay que asediarla, porque si ve que los investigadores están cerca opta por liberar al secuestrado. En el caso Perretta parece cantado que el fiscal Fernández y los especialistas antisecuestros de la Bonaerense optan por esta segunda alternativa. Vienen allanando y deteniendo desde el primer día.

Aunque la cuestión de las negociaciones se mantiene en el más absoluto silencio, el rumor es que los secuestradores han llamado poco. En el primer contacto, el mismo día del secuestro, pusieron a Ariel al teléfono. Pero desde entonces habría habido pocos o ningún contacto. En los casos anteriores, Andreola y Ianone, ocurrió lo mismo. Las bandas parecieron tener todo el tiempo del mundo y se salieron con la suya. Cobraron los rescates y no hubo detenidos del núcleo central de los delincuentes.

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