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El país|Lunes, 21 de abril de 2008
Las decenas de cadáveres que fueron analizados ante la sospecha de que fueran de Julio López

Los muertos que nadie reclama

Desde la desaparición de Julio López, buena parte de los cuerpos que aparecen en distintos lugares son cotejados para determinar si corresponden a Julio López. Aquí, los casos más destacados de una larga cadena de cadáveres sin nombre.

Por Alejandra Dandan
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Todo cadáver con características similares a López a primera vista es incorporado al expediente.

–Emergencias Policiales 911. ¿Cuál es su emergencia?

–Sí, ¿esto es una comisaría?

–No, ésta es la central de emergencias policiales. ¿Usted tiene alguna emergencia?

–Sí.

–Dígame.

–No, yo venía de pescar con unos amigos, por el camino Punta Lara.

–Sí.

–Y... encontramos un cadáver, quemado.

–¿Un cadáver quemado?

–Sí, está ahora ahí, yo acabo de venir recién.

–Ajá, entonces en el camino de Punta Lara.

–Sí, pero es de acá de Villa Elisa.

Habían pasado apenas dos días de la desaparición de Julio López y ése fue uno de los primeros llamados que recibió el 911. El primero de una larga cadena de cadáveres sin nombre que a partir de ese momento comenzaron a quedar incorporados en el expediente del primer desaparecido por las causas de derechos humanos en tiempos de democracia. Página/12 relevó los casos más simbólicos del expediente, sólo algunos del número todavía no determinado de los NN que remitieron en algún momento a la simbólica ausencia de López. Sólo algunos de los que todavía sigue teniendo el país.

–Y el cadáver ¿dónde estaría? En Villa Elisa.

–’Ta cruzando el puente de la Autopista, yendo por el camino a Punta Lara.

–Sí.

–Cruzando la vía muerta.

–A ver...

–Toda la calle yendo para Punta Lara, vendría a ser. El Camino Negro, vendría a ser.

–Sí.

–Está acá, en Villa Elisa, bueno, cuando vos bajás el Puente de Autopista, cruzás y está la vía muerta.

–Cruzando el puente, la Autopista, cruzando la vía muerta, sí.

–La curva y después viene un cartel que dice: Reserva Natural, el primer cartel.

El cuerpo calcinado, tirado a un lado del río, con un tiro en el abdomen, empezó a pronunciarse en las crónicas diarias como el cadáver de Punta Lara. Un pedido de hábeas corpus presentado por los organismos de derechos humanos que trabajaban en la causa de López generó muy lentamente una rutilante cadena de investigación. La fiscalía bonaerense de Marcelo Martini estuvo detrás de la causa durante los primeros tres meses hasta que la investigación completa pasó al Juzgado Federal de Arnaldo Corazza.

Los primeros informes dijeron poco de ese muerto, pero contenían los datos suficientes para volverlo escalofriante. El cuerpo era el cadáver de un hombre con buen desarrollo óseo, una talla de 1,70 metro; era rubio, de unos 30 a 50 años de edad, pero las pericias no pudieron determinar por ejemplo el color de sus ojos porque las retinas estaban completamente quemadas, como los bigotes y la barba. Una cicatriz en los glúteos de cuatro centímetros de largo consecuencia de una intervención quirúrgica permitió descartar rápidamente que se tratara de López. Pero no que detrás de uno y otro caso pudieran estar los mismos autores. Las córneas “quemadas” eran sólo parte de un cuerpo que mostraba “toda la superficie con carbonización de ambas manos, estallido de tórax y evisceración en el abdomen”. La muerte había sucedido entre 24 y 36 horas antes de las once de la noche de ese 21 de septiembre, día de la autopsia. El cadáver de Punta Lara parecía cargado de mensajes: los pescadores lo habían hallado justo en uno de los lugares donde la Triple A primero y luego la última dictadura fue dejando a sus muertos.

“Nadie reclamó ese cuerpo”, le dice a Página/12 Martini mucho tiempo después, como si estuviera escuchando el relato de una película. “A mí siempre me pareció que ése había sido un mensaje: el hombre había sido torturado, tenía hasta una 9 milímetros adentro del cuerpo, las manos y la cara se la habían calcinado borrando la posibilidad de identificarlo.”

- NN 2, la morgue del Hospital Cullen

Unidad Regional Uno, Seccional Cuarta, Nota Nro. 4402, Santa Fe, 04 de octubre de 2006. “Señor Jefe de la Tercera Zona Inspección Ur/1”, encabezó el comisario Carlos Darío de Palm de Santa Fe las noticias de un nuevo hallazgo. “Llevo a su conocimiento que de acuerdo a lo solicitado, me he constituido en el Hospital José María Cullen y siendo atendido por el morguero Josen me comunicó que desde hace aproximadamente un año se encuentra en dicha morgue una persona de sexo masculino, pero no tiene las características fisonómicas del llamado Julio César López y una persona del sexo femenino. Como así, consultado al señor García Julio de 49 años morguero del hospital Iturraspe aduce que en dicho lugar, no se encuentra ninguna persona depositada en ese lugar”.

- NN 3, Docke

El 29 de diciembre la cabeza de otro cadáver de brazos mutilados flotaba en el río de la Dársena de Dock Sud. Tres días más tarde, Corazza le envió un oficio a la UFI 15 de Lomas de Zamora para avisar que iba a comparar las muestras con los registros genéticos de los López.

- NN 4, en el río Paraná

Los casos esta vez se trasladaron a Rosario. El 4 de febrero, la Prefectura detectó un cuerpo que flotaba en el río Paraná. El nuevo hombre sin nombre había muerto por “asfixia mecánica por sumersión”, señaló la autopsia ordenada por el Juzgado de Primera Instancia en lo Penal 12. La edad imaginada de este cuerpo se parecía a las anteriores, una edad siempre misteriosa aproximada por los resultados de una autopsia que sólo logra determinar sus coordenadas: esta vez el muerto tendría entre 55 y 65 años de edad, un peso de 65 kilos y talla de 1,64 m, cabello blanco, enrulado y calvo en la región frontal.

- NN 5, un día después: un estallido en General Belgrano

“Gírese el presente texto a la Superintendencia informando que con fecha 5-02-07 ingresó un cadáver NN de sexo masculino, procedente de la localidad de General Belgrano, registro interno de morgue policial 13.180.” El caso llegó al expediente de López muchos meses más tarde. La policía científica bonaerense pidió a las distintas delegaciones judiciales y policiales regionales datos de “cadáveres o restos óseos” esparcidos en alguno de los tramos de las rutas comprendidas por la “Ruta 215 entre La Plata y Monte; Ruta 29 entre Brandsen y Belgrano y Ruta 41 entre Belgrano y Monte desde 18 de septiembre de 2006 en adelante”. Como si eso fuera posible. Una fiscalía remitió, entonces, los informes del muerto. La policía comparó sus dientes con los del desaparecido Julio López y el 2 de agosto de 2007 cerró el veredicto y descartó la relación con el caso. El muerto siguió siendo un NN hasta que otro examen genético aseguró que se trataba del cuerpo de “quien en vida” era Julián Angel Habiaga.

- NN 6, un nuevo día después en Morón

Un nuevo día más tarde, el 6 de febrero de 2007 el fiscal Fernando Cappello de Morón mandó un informe a La Plata. Esta vez el cadáver era de un muerto de cuatro o cinco meses antes; de 65 a 68 años edad y con una estatura de 1,65 m. El fiscal había puesto a este nuevo invitado en un expediente llamado NN Segovia s/averiguación de muerte. En una nota, le contó del asunto al juez Humberto Blanco de La Plata para hacerle saber que el cuerpo estaba allí, que si necesitaba pruebas y demás podía buscar las muestras en la morgue del hospital Posadas porque estaba “conservado en frío”.

- NN 7, junio en La Matanza

“Delegación Investigaciones de La Matanza”, [email protected]

Operaciones D.G. Investigaciones

Sábado 2 de junio de 2007 20:11

Asunto: Hallazgo de restos óseos

Referencia: Para conocimiento del Sr. Superintendente de Investigaciones de La Plata.

“Llevo a conocimiento del señor Director General de Investigaciones que en la fecha se tomó conocimiento a través de la Comisaría de los Altos de Laferrere que a las 16.30 personal policial de esa sección constató que en un campo ubicado en la calle Antártida Argentina de la Ruta Provincial 21 de esa localidad la existencia de restos óseos con algunas prendas de vestir, contra el paredón de una fábrica la cual se halla cerrada”.

¡Contra el paredón de una fábrica cerrada! La policía encontró los pedazos de hueso por la voz anónima de una mujer que llamó al 911. Al nuevo muerto lo habían dejado tirado con unos cuantos huesos derramados y algo de ropa. Tenía medias bordó en los pies, mocasines negros, restos de un pantalón de vestir negro, una camisa blanca con rayas rojas y celestes, restos de un buzo polar color azul y blanco con cierre. Estaban los pies, el cráneo, unas dentaduras postizas, parte de una columna vertebral y parte de las costillas. Dos metros más allá, sus matadores habían dejado desparramadas otras dos costillas y las manos.

La policía dijo entonces que lo que alguna vez había sido un hombre completo ahora tendría unos 70 años de edad, y una muerte de dos meses antes. El cuerpo no tenía rastros de violencia, se le ocurrió poner a quien firmó el informe pericial. Enseguida se descartó que se tratara de López: “No se debe tratar de la misma persona”, dijo el entonces ministro Aníbal Fernández y logró que cada quien volviera a quedar en calma, que continuara la búsqueda de López y ya no se mirara ese lugar.

- NN 8, 9, 10 Los Naranjos

La búsqueda empezó la noche del sábado 26 de enero de 2008 en un canal de agua poco transitado de Los Naranjos, a 25 kilómetros de Magdalena, en la provincia de Buenos Aires. Con la línea de su caña, un pescador levantó el trozo de un cráneo y su hallazgo disparó un megaoperativo con todas las fuerzas de seguridad. Horas después, en el canal se encontraron restos de tres personas: dos cráneos, vértebras y trozos de tres costillas, pero también partes de una recámara rota de una ametralladora UZI, una bala calibre 38 intacta y restos oxidados de eslabones de una cadena. La madre de Miguel Bru corrió hasta el lugar como corrieron los medios de prensa pensando que podía tratarse de su hijo o de Julio López. Hace quince días los especialistas le dijeron al fiscal Marcelo Martini que los restos de huesos son aptos para extraer muestras de ADN. La relación de López con estas muertes es improbable porque los huesos son demasiado viejos, pero ahora se investiga si se trata de Miguel Bru, de unos jóvenes pescadores que desaparecieron hace tres años o de muertos de la última dictadura militar.

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