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El país|Martes, 29 de abril de 2008
Antonini Wilson recibió casi 30 mil dólares para gastos de seguridad y relocalización

No le faltará para la nafta

La fiscalía de Miami presentó documentación que muestra que el empresario venezolano que colabora con la Justicia de ese país en la causa por espionaje ilegal recibió financiamiento oficial para mudarse y estar protegido en algún lugar.

Por Irina Hauser
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Los autos deportivos son una de las debilidades de Antonini Wilson, el valijero pescado de Ezeiza.

Por si quedaba alguna duda acerca del trato que Estados Unidos le brinda a Guido Alejandro Antonini Wilson, he aquí una novedad: uno de los últimos documentos presentados por la fiscalía de Miami en la causa por la valija que tramita en esa ciudad informa que el empresario venezolano recibió hasta ahora del gobierno norteamericano 29.682 dólares en concepto de gastos relativos a su “seguridad y relocalización”. Es decir, el valijero tiene un régimen de protección facilitado por el FBI y todo indica que se habría mudado de su lujoso apartamento en Key Biscayne a algún otro punto del planeta. Mientras tanto, la Justicia argentina reclama su extradición –obviamente sin ningún resultado en puerta– por los delitos de contrabando y lavado de dinero.

En Miami, los fiscales Alexander Acosta y Thomas Mulvihill acusan a cuatro venezolanos y un uruguayo de haber actuado como agentes ilegales en territorio norteamericano para forzar a Antonini Wilson a que ocultara el origen y destino de los 800 mil dólares que le incautaron al llegar a Buenos Aires en la madrugada del 4 de agosto, en una avión privado alquilado por Enarsa. La semana pasada la fiscalía volvió a decir por escrito lo que postuló por primera vez en enero: “Antonini llevaba la valija a pedido de uno de los otros pasajeros. Antonini no sabía que había 800 mil dólares en la valija, que pertenecía a uno de los otros pasajeros. Antonini había sido invitado a acompañar a los otros siete pasajeros en su viaje a Buenos Aires, Argentina, sólo unas pocas horas antes de la partida del avión desde el Aeropuerto Internacional Maiquetía de Caracas”.

Después que logró irse de la Argentina, el 7 de agosto, sin que nadie reclamara su detención, Antonini pasó un día por Uruguay y volvió a su casa en Miami. Allí, donde corría riesgo de ser investigado, se presentó directamente para ofrecer colaboración al FBI. Así fue como él mismo filmó y grabó a sus ex socios y amigos en los supuestos intentos por encubrir la verdadera historia del dinero que intentó pasar sin declarar por la Aduana porteña. El gobierno de George Bush lo convirtió en una víctima mientras la Justicia argentina reclamaba, tarde y en vano, su extradición.

En Miami, ya son tres los acusados detenidos que se declararon culpables: el abogado Moisés Maionica, el empresario (y ex socio de Antonini) Carlos Kauffmann y el uruguayo Rodolfo Wanseele Paciello. Ellos hicieron pactos con la fiscalía para colaborar con la pesquisa y obtener penas reducidas. Hay un cuarto detenido, Franklin Durán, cercano a Antonini en los viejos tiempos, que mantiene hasta ahora su declaración de inocencia. Su panorama no es sencillo frente a la palabra de sus tres ex aliados devenidos arrepentidos. Podría recibir hasta quince años de cárcel. Todavía hay un prófugo, Antonio José Canchica Gómez.

El dato sobre los beneficios económicos de los que goza Antonini como testigo estrella aparece en un documento en el cual la fiscalía pone pruebas a disposición de los abogados defensores, a veces a pedido de ellos. La defensa de Durán, para el caso, estaría orientada a debilitar el testimonio de Antonini. Los casi treinta mil dólares que Estados Unidos admite haberle dado al valijero por “seguridad” y “relocalización” no son despreciables en un país donde esa cifra representa el ingreso anual promedio de un profesor calificado de enseñanza media.

Los fiscales, es evidente, están haciendo todo lo posible por doblegar a Durán. En su última reseña de pruebas tras el acuerdo de culpabilidad con el uruguayo Wanseele Paciello, hicieron notar que el venezolano tuvo un rol de organizador en “la conspiración”. Lo describen como un nexo clave con la Dirección de Inteligencia venezolana. Mencionan incluso, para mostrar el grado de compromiso que le cabría al gobierno de Hugo Chávez en la trama, que Paciello filmó (en su papel de agente de contraespionaje) una reunión de Antonini con Canchica Gómez, especialmente desde Venezuela. Las imágenes muestran a un agente del FBI. Durán es, además, quien habría mencionado en un diálogo registrado que los 800 mil dólares eran para la campaña de Cristina Kirchner.

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