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El país|Martes, 17 de junio de 2008
Mirtha Legrand almorzó con Elisa Carrió y los dirigentes ruralistas

“¡Tengo miedo a la revolución!”

Entre bocados de lomo con espárragos, Legrand desnudó sus temores, Carrió citó a Gandhi y se autoproclamó “garante de la paz”. Antes de la panacota, De Angeli dijo que “falta democracia” y Buzzi admitió diferencias con el entrerriano y con Miguens, que “no es Martínez de Hoz”.

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“El país está al borde de la violencia de un hombre que no tiene sensatez”, dijo Carrió.

La mesa fue un festín opositor: de entrada una tabla de quesos y fiambres, de plato principal, un lomo con espárragos y bastones, de postre milhojas de manzana y panacota. Al menos eso fue lo que le dijeron a Mirtha Legrand cuando preguntó. Lo cierto es que estuvieron todos. O casi. A la cabeza de la mesa, claro, la anfitriona. A su derecha, la líder de la CC Elisa Carrió, el presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, y Raúl Sobrero, un productor agropecuario entrerriano. A la izquierda de La Chiqui, el duro de la FAA, Alfredo De Angeli, el aristocrático Luciano Miguens y el periodista Maximiliano Montenegro. Esta vez la señora no hizo comentarios sobre el advenimiento del zurdaje, pero sí mostró a cada segundo su angustia por la situación: “¡Ayyyy, qué miedo que tengo! ¡Tengo miedo a la revolución, a la guerra civil, al enfrentamiento entre pobres y ricos, cosa que nunca pasó en la Argentina!”, insistía con rostro desconsolado. A su lado, todos asentían con gestos graves, adustos, compungidos. Aquí, un resumen de lo que fue un almuerzo digno de grabar.

–El Gobierno se queja de que la gente sale a cacerolear. ¿De qué forma se van a manifestar, si no? –interrogó Mirtha a la mesa.

Nadie respondió.

Lo miró a De Angeli y continuó.

–¿El sábado fue su 17 de octubre?

–La verdad no me esperaba que actuaran así –respondió el entrerriano. Legrand lo interrumpió.

–Se le vio toda la panza... ¿Qué fue lo que pensó? ¿Se dijo que tenía que empezar régimen?

A De Angeli no le causó gracia:

–Hace 90 días que no me muevo más. Antes caminaba 50 minutos y corría otros 10 –intentó explicar.

De golpe, la pantalla se partió a la mitad. La conexión era con Gualeguaychú y, puntualmente, con Atilio, el hermano con diente de Alfredo. El intercambio fue breve, pero bastó para que el productor la invitara a hacer uno de los emblemáticos almuerzos allí, al costado de la ruta. La Chiqui quedó en contestar.

Al comienzo del segundo bloque, la señora miró fijamente a cámara y lanzó una pregunta inocente: “¿El país está al borde de la anarquía?”. Carrió tomó la posta y, entre citas de Mahatma Gandhi, impuso su tono trascendental: “No”, dijo, e hizo una pausa. “Escuchen lo que digo, escúchenme”, pidió y volvió a hacer otra pausa, más larga. “El país está al borde de la violencia de un hombre que no tiene sensatez y ha declarado la guerra. Tenemos que resguardar la unidad de la Nación ante aquellos que quieren dividirnos. Somos los garantes de la paz”, se despachó. Miguens, que habló poco y titubeó más, se sumó: “La anarquía depende de la Presidenta, exclusivamente”.

–La ida de Kirchner a Plaza de Mayo me pareció lamentable. No me gusta ver a mi ex presidente en ese estado. Estaba desorbitado –interrumpió, otra vez, Legrand. “Es que estoy muy embalada”, se explicó.

Carrió continuó con lo suyo: “Esto es idéntico a lo que pasó en Cutral-Có. Los gobiernos creen que los que están en las rutas representan a un sector minoritario. Yo estuve ahí y eran 10 o 20 cortando. Pero cuando reprimieron, el que estaba era el pueblo. ¿Qué problema tiene el Gobierno con el sueño de ser clase media? ¿En nombre de qué caja?”.

–Vos hablás mucho de Gandhi, y acá estamos para otra cosa. Es una cuestión de idiosincrasia –criticó la señora.

–Yo sólo digo que el miércoles va a ser un día difícil. Le pido a la sociedad que sea un día de oración y manifestación en silencio –retrucó Carrió–. Yo me paso todas las noches rezando, tengo miedo.

También se habló de la leche derramada –para los productores fue suero– y de supuestos infiltrados en los cortes. “Acá falta democracia”, dijo De Angeli y aclaró que no será senador ni diputado. Buzzi reiteró que mañana no realizarán un contraacto y reconoció diferencias con Miguens y el entrerriano. Del primero advirtió que “no es Martínez de Hoz”. Del segundo dijo que suelen jugar al truco: “El problema es que él siempre canta la falta”.


Insultos y huevazos

Tras el programa, los invitados se retiraron de los estudios de América 24. Afuera había manifestantes y pancartas. Incluso estuvieron padres de víctimas de Cromañón. Miguens se detuvo a conversar con la prensa y, de súbito, un hombre comenzó a insultarlo. La tensión fue creciendo y estalló con unos huevazos. Miguens se retiró y buscó refugio en el canal. También habló con la prensa Carrió, quien prefirió no opinar sobre la posible intervención de Eduardo Duhalde en el conflicto. A tal punto llegó la confusión entre las adhesiones y las críticas, que uno de los padres de Cromañón que apoyó al campo insultó a Carrió por olvidar a las víctimas de la tragedia de Once.

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