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El país|Lunes, 7 de julio de 2008
Desde este semestre, las instituciones de diez provincias realizarán evaluaciones internas

Las escuelas rinden (auto)examen

El Ministerio de Educación impulsa procesos de autoevaluación en colegios primarios. El objetivo es que docentes y directivos identifiquen problemas y desarrollen planes para mejorar la calidad. La Ctera reclama una política más participativa.

Por Javier Lorca
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“Las escuelas que logran mejores resultados son las que tienen un proyecto educativo”, dice Tedesco.

Ante las tendencias negativas que muestran las pruebas de calidad educativa, el Ministerio de Educación resolvió comenzar a instrumentar un proceso de autoevaluación en las escuelas. El propósito oficial es que sean las propias instituciones –sus docentes y directivos– las que definan proyectos, realicen diagnósticos sobre debilidades y fortalezas y, finalmente, desarrollen planes de mejoras. La autoevaluación comenzará a aplicarse en este semestre, como experiencia piloto, en colegios primarios de diez provincias, con la aspiración de comenzar a universalizar la propuesta desde 2009 e instalarla como una práctica permanente. En principio se utilizarán instrumentos de evaluación diseñados por el ministerio y la Unicef. Desde la Ctera, los docentes reclaman que se pongan en marcha procesos participativos para llevar adelante esta y otras políticas educativas (ver aparte).

Los exámenes de la calidad de la enseñanza exhiben en la Argentina “resultados mediocres y muy desiguales desde hace mucho tiempo”, admitió a PáginaI12 el ministro de Educación, Juan Carlos Tedesco. “Las escuelas que logran mejores resultados, aun en condiciones desfavorables, son las que tienen un proyecto institucional y educativo.” Por eso, con el impulso a los procesos de autoevaluación, lo que se busca es involucrar a las comunidades educativas con sus escuelas y con las consecuencias de sus prácticas: “Queremos crear dos cosas vinculadas, un clima institucional y la responsabilidad por los resultados. Porque cuando los resultados son tan masivos –dijo Tedesco–, la responsabilidad es del sistema, no de los individuos”.

La autoevaluación es una de las instancias que prevé la Ley Nacional de Educación, sancionada en 2006. En esta etapa inicial, el proyecto se desarrollará en colegios de enseñanza básica, con jornada extendida o completa, de Entre Ríos, Chaco, Chubut, San Juan, Tucumán, Santa Fe, Salta, Santa Cruz, Formosa y Corrientes, abarcando a cinco escuelas por provincia.

La primera actividad preparatoria se realizó el jueves y el viernes pasados, en el ministerio: supervisores, directores de escuelas y maestros discutieron cómo se aplicará la evaluación. En principio será mediante dos metodologías: una aportada por la Unicef y otra diseñada aquí. Los instrumentos que se usarán van desde documentos institucionales, relatos y observaciones, entrevistas, reuniones de los equipos docentes y análisis de materiales producidos por los alumnos.

Educación propone un recorrido de cinco fases: 1) motivación de los actores, reconstrucción de la historia y la identidad institucional, elaboración de un proyecto educativo, planificación de la autoevaluación y elección de los instrumentos; 2) diagnóstico, detección de necesidades, problemas y aciertos, recolección y análisis de información, acuerdos; 3) elaboración de un plan de mejoras según las prioridades detectadas y formalización de proyectos de intervención; 4) monitoreo y seguimiento de la aplicación del plan de mejoras; 5) al término de su ejecución, valorar y medir el cumplimiento o la posibilidad de cumplimiento de los objetivos acordados.

“Lo interesante de este dispositivo es que reúne a todo el grupo de personas que trabaja en la institución, que en muchos casos ni siquiera se conocen, y desencadena espacios de reflexión que muchas veces las escuelas no tienen tiempo de plantearse –contó Elsa Roggero, directora de Educación Primaria de Tucumán–. La escuela empieza a mirarse a sí misma, a preguntarse por qué toma ciertas decisiones y no otras.”

Las tareas de autoevaluación recaerán sobre directivos y docentes, que contarán con apoyo de equipos técnicos del ministerio nacional, y se realizarán en los períodos de receso en que no se dictan clases: parte de diciembre, julio y febrero. La participación de los alumnos y sus padres quedará supeditada a los diagnósticos y la planificación que desarrollen los equipos de las escuelas.

–¿Cómo se abordará un proceso de involucramiento institucional y autoevaluación en un contexto de profundas necesidades materiales? –le preguntó este diario al ministro Tedesco.

–Las necesidades existen porque hace décadas que este país no invertía en infraestructura y equipamiento como se está haciendo ahora. Los déficit son importantes, también, porque las metas que nos planteamos son ambiciosas. Con la Ley de Financiamiento Educativo nos propusimos llegar a invertir el 6 por ciento del PBI en educación en 2010, y ya estamos en el 5,2. Las experiencias internacionales señalan que se pueden hacer muchas mejoras materiales, pero si no se trabaja sobre lo que pasa en el aula, si el maestro sigue haciendo lo mismo que antes, la calidad no mejora. La variable clave está en el equipo docente y en el clima institucional.

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