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El país|Miércoles, 9 de julio de 2008
Moyano seguirá al frente de la CGT, acompañado por el metalúrgico Juan Belén

Crónica de un triunfo muy anunciado

El camionero consiguió, gracias a su alianza con la Unión Obrera Metalúrgica y con los gordos, continuar por cuatro años como titular de la central de los trabajadores. El triunfo fue por lista única ante la autoexclusión del gastronómico Luis Barrionuevo.

Por Martín Piqué
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El secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Hugo Moyano, fue ovacionado por los camioneros.

Cuando Hugo Moyano apareció en el escenario ya era formalmente el nuevo secretario general de la CGT. Había sido reelecto por cuatro años más. Y luego de que el presidente de la Junta Electoral lo proclamara ganador, el camionero se dispuso a hablar ante su público cautivo. Una enfervorizada barra de camioneros que saltaba, hacía pogo y cantaba “Olé, olé/ olé, olé, olá/ Hugo Moyano, secretario general”. Los gremios que habían fundado el MTA estaban en su clímax. Controlando sus gestos, apenas una sonrisa, Moyano ocupó el espacio que le habían reservado en el medio del palco. Las cámaras lo estaban registrando en vivo. “La CGT tiene que actuar con absoluta responsabilidad, pero también con suficiente inteligencia para seguir mejorando los derechos de los trabajadores, el poder adquisitivo del salario. Lo tiene que hacer con el máximo de inteligencia, porque los enemigos del pueblo están al acecho”, fue la definición más fuerte que hizo el camionero. Una definición que implicaba una clara toma de posición con vistas a los tres años y medio del mandato de Cristina Fernández de Kirchner.

La reelección de Moyano nunca estuvo en riesgo, la duda era con cuántos votos (o cuánta legitimidad) lo lograría. La autoexclusión del sector de Luis Barrionuevo había intentado afectar el quórum y hacerle perder representatividad al congreso. La respuesta de Moyano fue moldear con cuidado un acuerdo de reparto de poder y cargos con los gordos e independientes para aislar a su contrincante. Con el paso de las horas quedó en evidencia que la intención del camionero había tenido éxito, aunque no absoluto. De 1711 congresales inscriptos en el padrón de la CGT, el encuentro en Obras había reunido a 1324: el 77 por ciento de los delegados en condiciones de votar. El otro punto de la negociación fue consensuar una lista única. Y Moyano lo logró al incluir a representantes de los gordos en puestos importantes del consejo directivo.

La lista única fue bautizada como lista 1, Celeste y Blanca. Y luego de una votación en 19 urnas y con la fiscalización del Ministerio de Trabajo –no se permitió el ingreso a la prensa hasta que terminaron los comicios–, se conoció el resultado. Estaba cantado. La lista 1 había sido votada por 1294 congresales, 30 habían votado en blanco y no se habían registrado votos nulos. Además de la reelección de Moyano, la elección confirmó el retorno a la conducción de la resucitada Unión Obrera Metalúrgica. Con la incorporación de los metalúrgicos y ajedrecísticos enroques entre secretarías y vocalías, el consejo directivo quedó integrado por moyanistas, gordos e independientes.

Encabezado por Moyano (secretaría general) y Juan Belén, de la UOM, (secretaría adjunta), el organigrama de la CGT se completó con el taxista Omar Viviani (secretaría gremial), el titular de la Uocra Gerardo Martínez (Relaciones Internacionales), el dirigente de peones rurales Gerónimo Venegas (Interior), el mercantil Armando Cavalieri (Acción Social), el ferroviario José Pedraza (Cultura), el bancario Juan José Zanola (Seguridad Social) y el mandamás de UPCN Andrés Rodríguez (Relaciones Institucionales), entre otros. Para integrar a todos los sectores, la conducción se extendió de 33 a 35 secretarías. Se crearon las secretarías de Industria y Producción (quedó en manos del dirigente del Smata, José Rodríguez) y de Políticas Educativas, donde fue nombrado Nelson Fariña, de la Federación Argentina de Trabajadores de Universidades Nacionales.

Para hacer posible el acuerdo, Moyano concedió a los gordos algunas secretarías importantes. Además de Cavalieri y Pedraza, se incorporaron Héctor Daer (Sanidad) en Prensa y Oscar Lescano (Luz y Fuerza) en Vivienda. También hubo espacio para el municipal Amadeo Genta, de buena relación con el camionero, a quien se designó en la siempre deseable Finanzas. El MTA retuvo algunos puestos para sus hombres emblemáticos, como el titular de UEJN Julio Piumato (Derechos Humanos) y el dirigente de Dragado y Balizamiento, Juan Carlos Schmidt (Capacitación).

El grupo de Moyano también logró sumar al consejo directivo a nuevos exponentes: Horacio Ghilini (docentes privados) recaló en Defensa del Consumidor y Norberto Di Próspero (APL) mantuvo Asuntos Legislativos. Cerca del camionero destacaron esas incorporaciones para balancear el cambio de secretarías por simples vocalías que habían padecido otros de sus hombres. Fue el caso de Abel Frutos (panaderos), del riñón moyanista. También fue comentado el nuevo destino de Ramón Baldassini (Foecys), quien debió abandonar una secretaría por una vocalía. El perjuicio más obvio lo sufrió José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), quien dejó la secretaría adjunta en manos de la UOM. Su gremio se quedó con la secretaría administrativa, aunque ubicó allí a Carlos Ríos.

Cuando el titular de la Junta Electoral terminó de leer los nuevos nombres del consejo directivo, los camioneros que se habían agrupado ante el escenario comenzaron a gritar. “Vamos Camioné/ vamos Camioné/ Camioneros es un sentimiento/ no se explica, se lleva desde adentro/ a Moyano lo sigo a donde sea/ Camioneros hasta que me muera”, cantaron. Moyano volvió a sonreír y con una mano pidió que se calmaran. Entonces dirigió un mensaje a sus flamantes compañeros de la conducción. “Este consejo directivo va a actuar colegiadamente”, prometió. Una de las críticas que le habían hecho los otros jefes sindicales era, justamente, tomar decisiones sin consultar. Los mensajes no se terminaron allí. Y entonces envió uno contemporizador a Barrionuevo, a pesar de que su archirrival había sido muy duro con él. “Lorenzo Miguel en una oportunidad me dijo ‘Moyano, la unidad puede venir antes de la elección o después de la elección’. Lo importante es buscar la unidad del movimiento obrero.”

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