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El país|Jueves, 10 de julio de 2008
En el Gobierno evaluaban la respuesta a la nueva movilización de las entidades agropecuarias

“Están ejerciendo la peor de las presiones”

En la Casa Rosada tomaron muy mal la decisión de la Mesa de Enlace. Evaluaban responder con una movilización propia el mismo martes 15, que podría prolongarse con una vigilia hasta la sesión del Senado del miércoles.

Por Martín Piqué
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Anoche comenzaron a levantar nuevamente las carpas kirchneristas frente al Congreso.

El partido terminó con una derrota y para que el equipo rival no dé la vuelta olímpica, la hinchada rompe los alambrados y se enfrenta con la policía. La escena suele verse en los campeonatos del fútbol local. El Gobierno la usó ayer como metáfora. “¿Cómo es la historia? ¿Cuando me va mal y pierdo entonces tiro el tablero?”, se preguntaba anoche, en diálogo con PáginaI12, un ministro con despacho en el primer piso de la Casa Rosada. El mismo análisis se repetía con cada uno de los funcionarios consultados por este diario. La novedad que había causado esas respuestas era la convocatoria de las cámaras patronales del campo a una concentración masiva para el martes 15 en el Monumento a los Españoles. “Están ejerciendo la peor de las presiones”, se indignó el ministro. Pero además de indignarse, el Gobierno ya está evaluando cómo responder a lo que considera un desafío por el espacio público. El consenso era organizar una movilización propia para ese mismo martes en el Congreso. La marcha se prolongaría con una vigilia hasta el miércoles, fecha prevista para la votación en el Senado.

Como aquel principio de acción y reacción de la física, el anuncio de la Mesa de Enlace de que realizarán un acto en el Monumento a los Españoles impulsó al oficialismo a preparar una respuesta. Ayer a la tarde, la Presidenta analizó la convocatoria de las entidades agropecuarias junto con su esposo Néstor Kirchner en Olivos. También conversó por teléfono con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Poco después de que la Presidenta, su esposo y Fernández intercambiaran las primeras impresiones, el Gobierno comenzó a prepararse para una semana muy movida. El secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, convocó para hoy a las 9.30 a varios dirigentes sociales a la Casa de Gobierno. En esa reunión se acordará una agenda de movilizaciones hasta el miércoles. En esa charla participarán Edgardo Depetri, Luis D’Elía, Humberto Tumini y Emilio Pérsico.

Como las entidades ruralistas también anunciaron que instalarán otra vez la “carpa verde”, el Gobierno también decidió adelantar los tiempos para no dejarse anticipar. Anoche, las organizaciones juveniles del kirchnerismo ya estaban armando de nuevo las carpas a favor de las retenciones móviles. “Esto es como un partido de ajedrez, pero ojo que las negras también mueven”, advertía anoche el funcionario.

Entre las decisiones que se evalúan desde la Casa Rosada está la posibilidad, bastante factible, de que sea el propio Néstor Kirchner quien haga una convocatoria pública para movilizarse al Congreso. A la hora de hacer ese mensaje, Kirchner podría estar acompañado por dirigentes políticos, sociales y sindicales, como asimismo personalidades de la cultura y los derechos humanos. También se evaluaba que algunas agrupaciones –que prometían movilizar miles de personas– marcharon a pie desde el conurbano, reeditando imágenes míticas de la historia peronista.

“Necesitamos un poco más de épica”, explicó a PáginaI12 uno de los ideólogos.

Mientras preparan un plan de movilización para los próximos siete días, en el Gobierno siguen con atención los movimientos del campo adversario. Además del papel de las organizaciones ruralistas, en la Casa Rosada aseguran que Eduardo Duhalde está detrás de algunos hechos recientes, como la ocupación de la sede del PJ en Matheu 130 y la ruptura de la CGT que intentó forzar su aliado sindical, Luis Barrionuevo. “La semana pasada, Duhalde estuvo con (Daniel) Basile, (Alberto) Rodríguez Saá, (Héctor) Maya y (Miguel Angel) Toma. Mañana (por hoy) va a haber otra con los chacareros y los ‘gurkas’ que se movilizarán el martes”, dijo a este diario un dirigente K de contacto permanente con el matrimonio presidencial.

Anoche, el clima que se palpaba en el Gobierno era de tranquilidad con la votación en el Senado (según sus conteos, el oficialismo ya tendría los votos), pero de preocupación con la posible reacción de los ruralistas. “El acto en el Monumento a los Españoles es un gesto medio desesperado de tipos que saben que ya perdieron. Aparte, les segmentamos a los pequeños productores y no lo valoran. Evidentemente están buscando otra cosa”, comentaba uno de los funcionarios que más conoce la negociación con las entidades del campo. Ante ese panorama complejo, la consigna que circula entre los dirigentes sociales del kirchnerismo es “poner la gente en la calle”. “Vamos a hacer una convocatoria bien amplia el martes y nos vamos a quedar en el Congreso hasta el miércoles”, adelantó a este diario Humberto Tumini, de Libres del Sur.

Si las promesas se cumplen, la ciudad vivirá un escenario polarizado. Mientras los manifestantes kirchneristas ocupen la Plaza del Congreso, los opositores al Gobierno se agruparán en un lugar muy distante, en la zona norte de la ciudad. Escenario habitual de conciertos de música clásica, quieren convertir al Monumento a los Españoles en icono porteño de la protesta antikirchnerista. “Es un lugar muy rockero”, lo definió ayer Hugo Biolcati, vicepresidente de la Sociedad Rural.


Festival frente al Congreso

En apoyo a las retenciones móviles, los integrantes del Frente Nacional Campesino y el Movimiento Campesino Indígena, junto a militantes de la Asamblea Popular Plaza Dorrego y otras organizaciones políticas, hicieron un festival frente al Congreso. La actividad se desarrolló en el sector comprendido entre las carpas y la plazoleta que está sobre Entre Ríos y participaron grupos de las distintas organizaciones. El dirigente de la asamblea de Dorrego, Ignacio Ivansich, cuestionó a los diversos medios “que cubrieron el paro patronal, pero se cerraron a la voz de los campesinos echados de lugares originarios para talar y colocar soja”. “Los trabajadores estuvieron en negro, sin dignidad y respeto por parte de estas empresas”, remarcó el dirigente barrial, y destacó que el festival era para “decirle sí a las retenciones y no al hambre”.

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