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El país|Miércoles, 16 de julio de 2008
El oficialismo tendría una ajustada mayoría para ratificar las retenciones móviles

La prueba final para el porotómetro

El kirchnerismo contaba con 34 votos “seguros” y confiaba en llegar a 37. La oposición insiste en la “paridad”.

Por Miguel Jorquera
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Hoy a las 9.30 comenzará a sonar la chicharra en el Senado.

“Cambia, todo cambia.” La frase, con tonada de canción, en boca de los hombres del kirchnerismo en el Senado, era una muestra de que los números que el lunes por primera vez le eran desfavorables ayer habían vuelto a rotar de su lado. Aunque las cifras marcaban un virtual empate. El oficialismo contaba anoche con 34 votos “seguros” y –según su proyección– reuniría hoy 37 de los 72 senadores a favor del proyecto que tiene media sanción de Diputados. Un número que le permitiría tener quórum propio y una mayoría simple, aunque muy ajustada, para convertir en ley las retenciones móviles. La oposición aglutinaría otros 34 legisladores detrás de la propuesta de derrotar el proyecto del Gobierno, aunque no da nada por perdido hasta el momento de la votación. La lista de “indecisos” se redujo a apenas cuatro senadores, pero todos decidieron mantener en secreto el voto que ya tienen resuelto.

A última hora de la tarde, el jefe de la bancada del Frente para la Victoria, el rionegrino Miguel Angel Pichetto, convocó a una reunión de bloque tras el acto en Plaza Congreso. La riojana Ada Maza, que 24 horas atrás había pasado a militar en el bando de los indecisos, también era de la partida y el oficialismo volvía a contarla entre los suyos. Otros dos oficialistas dubitativos pegaron el faltazo: el catamarqueño Ramón Saadi y la formoseña Adriana Bertolozzi.

La lista de “dudosos” se completa con otros dos senadores. Uno de ellos aliado del oficialismo: el radical K de Santiago del Estero Emilio Rached. El santiagueño no apareció ayer por el Senado. En tanto el fueguino del ARI, José Martínez, prolongó su definición hasta hoy por la mañana, donde en conferencia de prensa –antes de empezar la sesión– develará el sentido de su voto. Su compañera María Díaz –la otra arista de Tierra del Fuego– ya se inclinó por el no y lo ratificó ayer afirmando que defenderá en el recinto del Senado el mismo proyecto que los diputados de Solidaridad e Igualdad (SI) y el economista de la CTA, Claudio Lozano, presentaron en la Cámara baja.

Poco antes de las ocho de la noche, tres senadores oficialistas enfrentaron a los periodistas para ratificar su optimismo ante la votación de hoy: el porteño Daniel Filmus, la mendocina Marita Perceval y el neuquino Marcelo Fuentes. “Se habló de indecisión en nuestro bloque, cuando en realidad se trataba de otros senadores, para generar confusión, cuando se confirmó que había coherencia y responsabilidad de parte de los senadores de nuestro bloque”, disparó Perceval, para ratificar que confiaban en el número de votos que reunirán para la votación de hoy.

En sintonía con el presidente partidario, Néstor Kirchner, Filmus dijo que “hay que aceptar lo que el Congreso disponga, porque es el mejor mecanismo democrático que disponemos y que la decisión tiene que terminar con el conflicto para comenzar (gobierno y productores agropecuarios) a trabajar juntos”. Fuentes argumentó que “no se trata de invertir la carga de la prueba, en cualquier parte del mundo el oficialismo parlamentario vota con su gobierno”, para desmentir el supuesto “toma y daca” con que el Gobierno habría disciplinado a varios miembros díscolos del bloque. Pero los tres evitaron referirse a las deserciones en la bancada kirchnerista, como los casos de Carlos Reutemann, Roberto Urquía y Juan Carlos Romero, entre otros.

Los legisladores opositores pasaron al mediodía por el Senado. Allí participaron de la reunión de Labor Parlamentaria donde se acordó las formas de funcionamientos para hoy y rápidamente partieron al acto ruralista-opositor. Desde Palermo volvieron a insistir a coro en que la votación de hoy estaba “pareja”. La más entusiasta fue la lilita María Eugenia Estenssoro: “Estamos empatados y podemos ganar”.

La chicharra convocando a la sesión comenzará a sonar a las 9.30, para empezar a sesionar poco después de las 10 de la mañana. Las reducidas bandejas del recinto del Senado se reservarían para los asesores de los legisladores. En tanto, el Salón Azul estará acondicionado para la prensa. Allí habrá pantallas para seguir el debate y un atril para los senadores que quieran hablar con los periodistas antes, durante y después de la sesión.

En Labor Parlamentaria se pactó que los miembros informantes de los distintos proyectos y los presidentes de las bancadas partidarias tendrán hasta 30 minutos para exponer, mientras que el resto de los que quieran tomar la palabra –y habrá muchos– dispondrán de cinco minutos, lo que extendería la sesión hasta avanzada la noche. Aunque todos coinciden en que la votación debería realizarse antes de la medianoche, cuando “senadores y ciudadanos todavía están despiertos”. Ahí se sabrá la verdad sobre los números de uno y otro lado.

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