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El país|Domingo, 27 de julio de 2008
MAURICIO MACRI Y EDUARDO DUHALDE RENOVARON SUS CONTACTOS EN LAS ULTIMAS SEMANAS

Dos que coquetean a escondidas

Cruzaron mensajes, pero aún no se juntaron. El jefe de Gobierno pone como condición que el encuentro sea furtivo. El ex presidente le mandó a decir que “el peronismo no es una prostituta para andar escondiéndola”. La novela continúa.

Por Werner Pertot
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Macri y Duhalde hablan cada tanto. “La última vez fue por lo del campo”, cuentan sus allegados.

Ambos vieron una oportunidad con la derrota del Gobierno. Mantuvieron contactos, pero aún no hubo una cumbre. Mauricio Macri y Eduardo Duhalde casi se encontraron para la foto en una cena de la que era anfitrión Luis Barrionuevo. Aquel desencuentro no fue casual: Macri le mandó a decir a Duhalde, a través de un conocido mutuo, que se quería juntar con él, pero en forma reservada. El ex presidente le contestó con acritud: “Tenés las puertas abiertas, pero la política es pública. El peronismo no es una prostituta para andar escondiéndola”.

El intermediario de esos mensajes fue el ex secretario de Medios de Duhalde, Carlos Ben, quien también integró la comisión directiva de Boca Juniors, donde se dedicaba a la compra y venta de jugadores. Hace una semana, Macri le pidió a Ben que le organizara un encuentro con el ex presidente, pero con la garantía de que no se filtrara a la prensa. Al recibir el pedido de su ex vocero, Duhalde se mostró muy molesto con las diversas fintas que hizo Macri para no mostrarse con él en público. Y le mandó a decir que se reunirán, pero cuando deje de evitar las fotos.

Al bonaerense le cayó muy mal que Macri esquivara el encuentro en la cena por el Día del Gastronómico que organizó Barrionuevo en La Rural. Estuvieron allí Francisco De Narváez, varios ministros macristas y los legisladores peronistas Cristian Ritondo y Daniel Amoroso. El Jefe prometió ir, pero luego cambió de idea y no apareció. Los peronistas PRO lo llamaron esa noche para insistirle con que fuera. El les contestó que no podía sacarse una foto por Duhalde. “Está muy operado por los Festilindo, como Marcos Peña o Gabriela Miche-tti”, explica un macrista que sigue intentando tender puentes con el ex presidente.

“Macri y Duhalde cada tanto hablan por teléfono. La última vez fue por lo del campo. Hablan de todo, de fútbol, de política. Aunque Mauricio le escapa a la conversación política. Lo que él no quiere es la foto”, señala un dirigente de PRO. El ex presidente también lo había invitado a ir a hablar al Movimiento Productivo Argentino, por el que ya pasaron los ex gobernadores Jorge Busti y Juan Manuel De la Sota, entre otros peronistas disidentes. “Por el momento, no”, se excusó Macri, quien atiende a los consejos del gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba de dedicarse a la gestión y no asociarse a la “vieja política”. El Jefe buscó, sin embargo, un contacto reservado que también fracasó. Por ahora.

La razón de los contactos no es la afinidad, sino la necesidad mutua: algunos de los dirigentes cercanos a Macri –en especial Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli– saben que para ganar las presidenciales en 2011 necesitan un armado que incluya al peronismo en la provincia de Buenos Aires. A su vez, los peronistas no K lo necesitan a Macri en la ciudad para enfrentar a la Coalición Cívica.

Los duhaldistas prometen sorpresas en Diputados –donde Graciela Camaño se postula para comandar un bloque disidente– y en el PJ porteño. Allí Duhalde dio el visto bueno para que intenten desbancar a Alberto Fernández de la conducción del partido, tras su renuncia a la Jefatura de Gabinete. Si lo consiguen, el siguiente paso será volver a buscar una alianza con Macri (ya los llevó en sus listas en 2003). “Para ser candidato a presidente, Macri necesita del peronismo. Si no va a ser lo mismo que Carrió por derecha”, se enoja un dirigente cercano a Duhalde, cansado del gatafloreo del líder de PRO. Si no convence al Jefe, Duhalde amenaza con reflotar una candidatura de Jorge Telerman o Roberto Lavagna en la ciudad. Cerca de Duhalde insisten en que en la provincia Macri no va a poder presentarse sin ellos. “De Narváez va a ser nuestro candidato. Y a Macri no le va a quedar más remedio que apoyarlo”, sostienen. En realidad, De Narváez viene haciendo equilibrio entre Macri y Duhalde, al igual que los ex menemistas Ramón Puerta y Miguel Angel Toma.

El primer encuentro entre Macri y Duhalde lo facilitó Puerta. Fue en abril de 2002 en la quinta de Olivos, donde cenaron un simple bife con ensalada. El empresario aprovechó esa oportunidad para hacer lobby por las privatizadas, una costumbre que no perdió ahora que está del otro lado del mostrador: esta semana les aumentó generosamente las ganancias a las constructoras de la ciudad y le reconoció una deuda por 800 mil pesos a Victorio Américo Gualtieri, un empresario muy cercano al ex presidente.

En 2002, Duhalde lo recibió en la Casa Rosada. Pasaron, como de costumbre, de la conversación futbolera a la política. En ese momento, Duhalde lo imaginaba como su candidato a jefe de Gobierno porteño. En 2004 se sacaron una foto juntos en el estadio de Banfield. En ese encuentro también intermedió Ben, que en estas semanas llevó y trajo mensajes de descontento. Como ahora, aquella vez Macri buscaba “ensanchar su base electoral”. Cenaron en la casa de Duhalde en Lomas de Zamora junto con Chiche y sus hijos. El ex presidente le dio su apoyo para ampliar Compromiso para el Cambio en la provincia de Buenos Aires.

Se volvieron a ver en Montevideo por una conveniente casualidad, justo antes del lanzamiento del macrismo en la provincia. Luego Macri explicó ese encuentro ante sus amigos en el Yacht Club de Puerto Madero: “De Duhalde tengo la impresión de que es un político que gusta del poder, que aprendió muchísimo cuando fue presidente. Entrevistarme con él no es hacer pactos, aunque políticamente creo que es necesario que integremos una parte del justicialismo, que también puede ser la de Ramón Puerta, Rubén Marín, Carlos Reutemann o Juan Carlos Romero”. La frase es de 2004, pero hoy tiene actualidad: todos los mencionados se abrieron del oficialismo.

“Macri es el único dirigente opositor que firma autógrafos en los barrios pobres”, le devolvió la cortesía Duhalde, tras un encuentro que tuvieron durante el Mundial en Alemania en 2006. Allí el bonaerense intentó convencerlo de las virtudes de una alianza con Lavagna (no funcionó). El acercamiento a Duhalde le trajo a Macri problemas con su aliado Ricardo López Murphy. Finalmente, se desmarcó del bonaerense y eligió al Bulldog. Tras su incendio electoral en octubre del año pasado y el final de esa alianza de derecha, para los macristas parece ser tiempo de probar suerte una vez más por Lomas de Zamora.

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