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El país|Lunes, 22 de septiembre de 2008
Los maestros porteños ante la política educativa del macrismo

“Hay un sesgo privatista”

El dirigente de UTE-Ctera, Eduardo López, advierte una tendencia a llevar la excelencia a la escuela privada y limitar a la escuela pública a la contención social. El conflicto salarial.

Por Julián Bruschtein
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“Falta que digan ‘escuela que para, escuela que cierra’”, dice López, en diálogo con PáginaI12.

“Falta que digan ‘escuela que para, escuela que cierra’ como decía (el ex presidente Carlos) Menem de los ferrocarriles en los ’90”, afirmó Eduardo López, secretario gremial de la Unión de los Trabajadores de la Educación (UTE-Ctera). Docente en la escuela Nº 11 del distrito escolar Nº 9 de Flores, López desgrana en diálogo con PáginaI12 la situación del conflicto entre los maestros y el gobierno de la ciudad que conduce Mauricio Macri, después de la realización de tres paros. Aseguró que si en la reunión de la mesa salarial que tendrán el jueves, donde estará presente el ministro de Educación porteño, Mariano Narodowsky, les vuelven “a hablar del aumento de marzo, el encuentro no dura ni diez minutos”.

–¿Qué proyección ve en el de-sarrollo del conflicto?

–Primero estamos preocupados porque casi no hay respuestas. Se está pidiendo un aumento como en la mayoría de las provincias, donde han obtenido o recibieron alguna oferta. Por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires, más allá de que arreglen o no para la segunda parte del año (el gobernador bonaerense Daniel) Scioli ofreció el 12 por ciento de aumento, a diferencia de Capital donde nos ofrecieron el 0 por ciento.

–Además del aumento salarial están reclamando cuestiones de fondo...

–Existe una política de vaciamiento de la educación pública que tiene un claro sesgo privatista. Esto viene de muchos años atrás y las acciones de este gobierno vienen a profundizar esta idea. En la medida en que sigan deteriorando las escuelas del Estado, los padres van a seguir retirando a sus chicos para llevarlos a las privadas. Hoy la mitad de la matrícula de Capital pertenece a la escuela privada. El concepto que propone el gobierno porteño hoy es que la escuela privada sea de excelencia y que la pública sea el último lugar al que van los no pueden ir a ningún otro, como pasa con los hospitales públicos.

–¿La situación generada por la baja de las becas profundiza el problema?

–Por supuesto, las becas de los estudiantes secundarios, de las sacaron 30 mil y después tuvieron que reponer 15 mil hace dos semanas, agravan el estado de la escuela pública. Es grave porque quedaron 15 mil jóvenes en situación de vulnerabilidad social que no tienen las becas y está por terminar el año. Y hay que sumar además que en las escuelas primarias cambiaron el nivel proteico de la comida después de las vacaciones de invierno. Antes de las vacaciones se daba un sandwich, un alfajor y una manzana. Ahora se mantuvo el sandwich, pero se sacó el alfajor y la manzana y se los reemplazó por una barrita de cereal que tiene soja entre sus ingredientes. En la escuela donde trabajo hay muchas familias numerosas, con diez, once hijos. Justamente de tres hermanos ex alumnos míos que hoy asisten al secundario, a dos les retiraron las becas. Si a esto le sumamos que a los otros hermanitos que están en la escuela les bajaron la calidad alimentaria, tenemos una familia a la que el Estado está abandonando poco a poco.

–¿Qué escenario escolar generan estas medidas?

–A este paso va a suceder que la educación pública en lugar de ser un espacio multiclasista va camino a fortalecer la idea de que lo público es para contención social y en el ámbito privado está la excelencia. Antes era al revés. La educación pública dejó de ser integradora en la diversidad hacia la sociedad y también dejó de ser la herramienta de ascenso social. Tenemos que revertir esto, no puede ser que se pretenda que el alumno que va a una privada sea el único que recibe una educación de excelencia.

–El Gobierno los citó para este jueves, ¿con qué expectativas van a ir los maestros?

–Nos quieren descontar los días de paro. Sobreactúan autoridad, que finalmente es autoritarismo y de paso inician una campaña de deterioro de la educación pública. Falta que digan “escuela que para, escuela que cierra”, como decía Menem (...) Si no hay propuestas concretas, la reunión no va a durar más de diez minutos y los gremios decidiremos cómo continuamos con el conflicto.

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