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El país|Viernes, 26 de septiembre de 2008
ANTONINI WILSON CONTINUO DECLARANDO EN MIAMI Y MOSTRO CONTRADICCIONES ANTE LAS PREGUNTAS DE LA DEFENSA

Con un libreto cada vez más confuso

El venezolano dijo que en Argentina reconoció como propia la valija porque lo presionó una funcionaria de la Aduana. Además, aseguró que le ofrecieron quedarse con la mitad de los 800 mil dólares. El abogado del único acusado lo confrontó con las incongruencias de sus dichos.

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Antonini con Antonio Canchica Gómez, prófugo. La imagen fue aportada por la fiscalía. A la derecha, facsímiles de una supuesta libreta de Durán.

En los tres días de su declaración en la Corte de Miami, a Guido Alejandro Antonini Wilson se lo vio cada vez más nervioso e inseguro. Ya dio al menos dos versiones distintas sobre por qué agarró la valija con los 800 mil dólares, otras dos sobre lo que dijo en la Aduana cuando le preguntaron de quién era el dinero, y otras dos sobre quién subió esa y otra maleta con dólares al avión. Su relato se renueva cada día, pero siempre logra algún nuevo golpe de efecto. Ayer dijo que, después del hallazgo del dinero en Aeroparque, una funcionaria de la Aduana le dijo “que si no firmaba el acta” donde reconocía que la plata era suya “iba a estar en problemas”. Según Antonini, le proponían hacer pasar el episodio como una infracción aduanera, lo que implicaría que pagara una multa al Estado por la mitad del dinero y él podría llevarse los 400 mil dólares restantes.

Antonini dijo que la mujer que le hizo la advertencia sobre la firma del acta es Cristina Gallini, jefa de equipajes de la Aduana. “Yo les decía que el dinero no era mío. Ella me dijo: ‘Cállate, me mandaron aquí a solucionar este problema’”, relató. Le proponían, contó, quedarse “con 400 mil dólares”. El valijero, finalmente, firmó el acta en cuestión, pero –en teoría– no se llevó nada. Ayer volvió a decir que Daniel Uzcátegui (hijo del ex vicepresidente de la petrolera venezolana Pdvsa), quien viajaba con él, sacó billetes de la valija, puso un poco en su saco y otro tanto le dio a un funcionario que –según indicó– sería el agente de la Policía Aeroportuaria Daniel Ingrosso.

En la causa que se tramita en Argentina, hay un testigo que menciona que quien habló de la posibilidad de un “arreglo” cuando abrieron la valija fue el propio Antonini. “Deslizó un comentario acerca de que esto se podía solucionar de otra manera”, fue lo que testificó el funcionario de Aduana Jorge Lamastra, cuatro días después de la incautación del dinero, de la que había participado.

Una vez más, en su tercer día de declaración, Antonini volvió a mencionar al ex titular del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi), Claudio Uberti, quien lo había hecho subir al avión alquilado de Enarsa que lo trajo a Buenos Aires. Primero, dijo que en medio de la discusión por el acta pidió insistentemente que lo llamaran, pero parece que no tuvo suerte. Luego reiteró que un día después recibió la visita del ex funcionario en el hotel donde se hospedaba y le agradeció por haber asumido la propiedad de la maleta como un gesto “muy importante para él y para la Argentina”. También, contó, le dijo que “podía pedirle lo que quisiera”. Aquí, ante una pregunta del abogado defensor del único acusado, sumó un nuevo dato.

–¿Y usted le pidió algo? –inquirió el abogado Edward Shohat.

–Me ofreció una licencia para exportar carne argentina, y otras cosas, pero le dije que no quería nada, que necesitaba que solucionen este problema –dijo Antonini que fue su respuesta.

Shohat defiende a Franklin Durán, ex socio del valijero en varios negocios (petroleros, químicos y de armas, entre otras cosas). Durán fue grabado en secreto por Antonini, en su papel de colaborador con el FBI y terminó acusado de haber actuado como agente ilegal de Venezuela para presionarlo y que, supuestamente, no revelara la verdad sobre los 800 mil dólares. También fueron imputados otros tres hombres, que se declararon culpables y ahora colaboran con la fiscalía. Todos están presos. Además, hay un prófugo.

Desde que Shohat comenzó a interrogarlo, el rostro seguro de Antonini comenzó a transformarse. Hubo algunas preguntas bastante más incómodas que aquélla sobre lo que le ofrecía Uberti y que lo dejó tambaleando. Una se refirió al encuentro que “El Gordo” describió que tuvo con Diego Uzcátegui en un hotel porteño, casi 48 horas después del episodio en Aeroparque, donde el directivo de Pdvsa mencionó la otra supuesta valija con 4,2 millones de dólares. Antonini dijo ayer que la pregunta de Uzcátegui sobre qué había pasado con ese dinero estuvo dirigida a su hijo, aunque él estaba presente. Fue entonces que Shohat le preguntó –palabras más, palabras menos– si no le parecía curioso que se preocupara por esa valija un día y medio después del entuerto en la aduana. Y que, además, lo hiciera delante de una persona (Antonini) que en teoría no sabía nada del asunto. El testigo estrella quedó vacilando. El defensor también lo incomodó cuando lo interrogó sobre cómo paga sus abogados. El le habló de una empresa. Shohat destacó que Durán era socio de esa compañía antes de quedar detenido, por lo tanto –enfatizó– costea sus gastos para meter preso a su asociado con el capital que compartían.

Durante las audiencias, Durán mira desde su banquillo a Antonini con cara de odio visceral. Antonini, en cambio, tiende a esquivarle la mirada y apuntar al suelo. Igual que busca escapar a los periodistas. En cambio, con el FBI, tras su intensa colaboración, la relación parece haberse vuelto estrecha. Un agente federal lo escolta a todas partes, al baño incluso.

En estos días de declaración –ya sea por nervios o por sumar confusión– Antonini fue dando distintas versiones de algunos momentos claves de esta historia. Por un lado, dijo que al llegar a Buenos Aires agarró la valija de los 800 mil dólares porque era una de las últimas y ya se habían llevado el resto en los autos que esperaban en la puerta; pero también dijo que lo había hecho “en un gesto caballeroso para con la asistente Victoria Bereziuk”. También sostuvo que las valijas con dinero fueron cargadas al avión por Uberti y el jefe de seguridad de Pdvsa, Rafael Reiter, pero luego dio marcha atrás y señaló que a Reiter en rigor no lo había visto. A la vez, mientras en Argentina dijo que el maletín con dólares era suyo, en el juicio en Miami ayer sostuvo que esa declaración fue forzada. Un día antes, había afirmado que en la Aduana dijo que eran “de alguien del avión”, pero que todos se habían ido. Y que luego supo que era de Pdvsa.

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