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El país|Jueves, 6 de noviembre de 2008
Opositores y ruralistas protestaron contra la estatización de las jubilaciones privadas

Manifestaciones eran las de antes

Se concentraron frente al Congreso. La convocatoria fue mucho menor que en los días de lockout agropecuario. No concurrieron los referentes de la oposición. Hablaron el rabino Sergio Bergman y el ruralista Alfredo De Angeli.

Por Werner Pertot
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Alfredo De Angeli, Federico Pinedo, Mario Llambías y Luciano Miguens, durante la concentración.

Había ganas de que se repitiera la magia de los actos masivos de las entidades rurales: sumaron escarapelas y banderas argentinas, cacerolas y señoras bien indignadas, golpearon las cacerolas, cantaron el Himno hasta dos veces. Pero no hubo caso: entre trabajadores de las AFJP, empresarios del campo y opositores no llegaban a las cinco mil personas. El discurso oficial estuvo a cargo del rabino Sergio Bergman, quien llamó a la unidad de la oposición, y el cierre terminó en manos del titular de la Federación Agraria de Entre Ríos, Alfredo De Angeli, quien se hizo rogar antes de subir a hacer su número. “Tuve tiempo de pasarme y no lo hice porque no le tuve confianza. ¿Dónde está mi libertad, señora Presidenta?”, bramó.

Todo parecía un revival de los actos ruralistas, aunque algo devaluado. Frente al Congreso, no estuvieron Elisa Carrió (CC), ni Mauricio Macri (PRO), ni Gerardo Morales (UCR), aunque sí algunos legisladores de esos tres espacios opositores. Tras un largo tiempo de abstinencia, los titulares de las entidades rurales Hugo Biolcati (Sociedad Rural) y Mario Llambías (Confederación Rural Argentina) se dieron un baño de cámaras, junto al ex cruzado Luciano Miguens. Los acompañaban dirigentes de la CC, como Margarita Stolbizer; del PRO, como Lidia “Pinky” Satragno o Esteban Bullrich, el capocómico Nito Artaza, los peronistas Daniel “Chicho” Basile, Ramón Puerta y el infaltable Juan Carlos Blumberg.

Temprano, De Angeli salió a denunciar que habían detenido a tres productores luego de una escaramuza entre la CCC y la policía. Luego los liberaron. “Le avisé al querido Julio Cobos lo que está pasando acá”, dijo el entrerriano, quien advirtió que no hablaría en el acto. Lo habían amilanado las críticas internas de la Federación Agraria, que no asistió al acto orgánicamente.

Entre los concurrentes, volvieron a predominar las escarapelas acompañadas de carteras caras y los hombres de boina, aunque también hubo empleados de las administradoras y jubilados del “Movimiento Patriótico Nacional Previsional”, con una larga serie de carteles con el rostro de la Presidenta, que decían desde “K-Chorra”, “Ahorrá para la Louis Vuitton” hasta “Con nuestros ahorros, ¿qué más te vas a operar?”. Unas pocas personas salieron a los balcones con banderas. En lugar del torito, esta vez la atracción fue una mano gigante inflable que se metía en un bolsillo, que tenía la consigna de “No al saKeo”. Algunos también reciclaron los gorros de sol que decían “Estamos con el campo”. No se vieron gorros de “Estamos con las AFJP”.

“O estamos en manos de De Vido y los Kirchner o de los banqueros... No sé qué es peor”, se sinceró Artaza ante este diario, mientras el locutor –de generosa humanidad y con su correspondiente boina– anunciaba que había “más de 25 mil personas”. “No están en peligro nuestro ahorros, sino la patria”, aseguró el ruralista. Mientras tanto, Bergman intentaba convencer a De Angeli de que subiera a hablar. “Aunque sea para saludar”, le ofrecía. Finalmente, subió el rabino solo. “No vamos a entregar las jubilaciones para que se queden con la caja”, disparó Bergman, quien pidió “una nueva revolución de mayo” y abogó “por una peregrinación a Tucumán para una nueva independencia, pero no de España, sino de nosotros mismos”. “Hoy se toca la jubilación y la propiedad privada. ¿Cuánto tiempo vamos a dejar que nos cocinen a fuego lento?”, preguntó.

–Se va a acabar / se va a acabar / la dictadura de los K –coreaban desde la calle, donde se enfurecieron porque “las cámaras estaban apagadas”.

–Ya las van a prender –los tranquilizó Bergman.

“Estamos aquí para reclamar no a un oficialismo del que sólo podemos esperar más de lo mismo, sino para imponerle a la oposición, plena de opositores, que haya consensos para defender la Nación”, remarcó el rabino, en un virtual llamado a la unidad opositora. También advirtió sobre una futura marcha a Tribunales para exigirle respuestas a la Corte Suprema y para que “tenga poder y no ese Consejo de la Magistratura, que es la comisaría política de los jueces”.

Bergman no se privó de saludar la victoria de Barack Obama en sus 40 minutos de discurso, en los que repasó el panorama regional: cuestionó a Ecuador, Bolivia y Venezuela “que viven en una dictadura” y alabó a Perú, Brasil, Uruguay y Chile. “No estamos en un frente opositor, sino en un frente para la patria”, concluyó. El acto iba a terminar, cuando se escuchó un tibio corito:

–Al-freee-do, Al-free-do.

El locutor se sumó rápidamente. “No podemos no pedirle que hable”, dijo. No hizo falta más. El titular de la Federación Agraria de Entre Ríos se subió al palco. “No estaba previsto que hable –aclaró–, ¿qué quieren que les diga yo?” Con rapidez, encontró las palabras: “Es la caja lo que quieren. Y nos vamos a resistir: el año que viene son las elecciones y ya sabemos a quiénes no hay que votar”, arengó. “Venimos en contra de los superpoderes. Senadores, abajo con eso o váyanse a su casa. ¿Pa’ qué van a estar?”, se enrojeció. A los diputados, también les dejó otra de sus advertencias: “No van a poder volver a su pueblo y se van a arrepentir. Me dan pena sus hijos, que no se van a poder pasear por la calle”, pecheó, para terminar con su clásico: “¡Minga que nos van a poner de rodillas!”.

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