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El país|Lunes, 10 de noviembre de 2008
La agonía del sindicato que ideó el macrismo

El gremio que no fue

La Unión de Trabajadores Legislativos iba a ser la pata sindical del macrismo. Ahora se desvanece entre peleas internas y denuncias de supuestas agresiones del Sutecba.

Por Gustavo Veiga
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La Legislatura porteña es el territorio donde el macrismo imaginó tener presencia sindical propia.

La Unión de Trabajadores Legislativos (UTL) de la Ciudad de Buenos Aires es un sindicato funcional al gobierno de Mauricio Macri, que nació el 18 de agosto de 2005 y hoy languidece por su magra representatividad y escasa actividad en los últimos meses. El intento por modelar una fuerza con afinidades políticas en la Legislatura que alentaron varios dirigentes encumbrados del PRO quedó empantanado por los cuestionamientos internos a su secretario general, Mauricio Gutiérrez, la imposibilidad de presentarse en paritarias, el desconocimiento de las restantes organizaciones de la Legislatura que son Sutecba, ATE y UPCN, y las agresiones que militantes de la UTL denunciaron por parte del primero de esos gremios, del que se habían escindido.

PáginaI12 intentó consultar a Gutiérrez sobre estos hechos, pero desde el otro lado del teléfono se advirtió la actitud hostil del dirigente: “Hay que tener un poco más de testículos (sic). Llamar así no es del estilo de un periodista”, respondió ante la primera pregunta y, acto seguido, cortó la comunicación. Gutiérrez trabaja en el área de prensa de la Legislatura y tiene ese modo tan especial de atender a los medios. Hoy recibe fuertes cuestionamientos de sus compañeros en una organización que no superaría los 200 adherentes.

Como fuere, la conducción de la UTL equilibra las críticas de varios de sus afiliados con un respaldo político explícito. A fines de 2007, en un salón de la Legislatura porteña, Gutiérrez y otros gremialistas compartieron una velada con varios legisladores del PRO, brindaron juntos y escucharon unas palabras de respaldo de Santiago de Estrada, ex diputado y actual auditor general de la Ciudad. Al ágape también asistieron los diputados Oscar Moscariello (jefe de la bancada oficialista), Carlos Araujo y Lidia Saya. Además estuvo presente un ex legislador que pasó por los partidos de Ricardo López Murphy, Patricia Bullrich, el ARI y los verdes, y que por un breve lapso fue ministro de Medio Ambiente de Jorge Telerman: Juan Manuel Velasco.

Cuando se constituyó, la UTL declamaba que lo hacía “ante la falta de respuestas y una contención verdadera hacia los trabajadores y ante la turbia aparición de situaciones que nada tienen que ver con lo sindical; ante la falta de un ámbito de competencia sindical democrática; ante la falta de objetivos claros y metodologías de crecimiento. Y fundamentalmente ante la falta de una organización verdaderamente representativa de la actividad legislativa”.

En el ámbito donde desempeña su actividad con una inscripción gremial (la número 2572) por una resolución del Ministerio de Trabajo de 2007, tienen representación sindical el Sutecba, ATE y UPCN, estos últimos los dos gremios de trabajadores más numerosos en el Estado nacional. En cambio, el primero, que cuenta con más afiliados en la Legislatura y en el gobierno porteño, conducido por sus líderes perpetuos Amadeo Genta y Patricio Datarmini, fue el que denunció y luego negoció con Mauricio Macri las primeras cesantías de trabajadores que dispuso su gestión y el destino de la obra social de los municipales intervenida.

Es precisamente Sutecba el sindicato con que la UTL disputa una mínima influencia territorial y mantiene la peor relación en la Legislatura. Gutiérrez, en una carta abierta de dos carillas que difundió el 19 de agosto pasado, denunciaba que cuatro días antes “al mediodía, nuestro secretario general adjunto, compañero Juan Ferreyra, sufrió una inaceptable e injustificable agresión por parte de la máxima autoridad, en esta casa, de sutecba” (la minúscula es del original).

El secretario general de la UTL –que habría renunciado a la conducción del gremio– también detallaba el ataque: “Ese viernes nuestros compañeros hicieron una pegatina por la casa en conmemoración del tercer aniversario de nuestra fundación. Cuando terminaron en el subsuelo, el compañero Ferreyra, quien se encontraba solo, se encontró con esta persona, de quien no merece que pronunciemos su nombre, arrancando (sic) junto a un grupo de seguidores nuestros afiches. Ante el reclamo de nuestro dirigente, la primera actitud fue la de atacar irracionalmente con un elemento cortante al Compañero Ferreyra. Así se ve perfectamente en los videos de seguridad de la casa. Gracias a que el compañero pudo interponer su mano, sólo resultó con algunos cortes en sus dedos”.

Gutiérrez reseñaba en otro tramo de su mensaje titulado “De nuestra parte: más militancia, más compromiso, más proyectos” que en los tres años de vida de la UTL, aquélla no había sido la única agresión. Así fue que hizo denuncias ante el vicepresidente 1º de la Legislatura, Diego Santilli, y luego se preguntó: “¿Qué se estará esperando? ¿Alguna desgracia mayor e irreparable? ¿Se hará responsable el diputado Santilli cuando suceda esa desgracia?”. Luego señaló que “no debería haber ‘zonas liberadas’ en la Legislatura”. El responsable de la Seguridad en el edificio de la calle Perú 130 es Marcelo Rochetti, ex abogado del notorio barrabrava Rafael Di Zeo.

En la página oficial de la Unión de Trabajadores Legislativos, actualizada hasta el 9 de agosto de este año, se pueden leer algunos anuncios como “Turismo para legislativos”, “Convenio con la Secretaría de Vivienda y Turismo de la CGT”, y la convocatoria a elecciones para el próximo jueves 13. En ellas deberían elegirse ocho secretarios, seis vocales, tres revisores de cuentas titulares y dos suplentes. Todo indica que esos comicios no se realizarán porque la UTL se encuentra envuelta en un proceso de disgregación que se sabe cuándo empezó, pero no cuándo terminará.

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