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Los que caminaban por Avenida de Mayo no quisieron mirarla. Un señor trajeado que ni se dignó a bajar el vidrio polarizado de su Mercedes Benz, aún menos. Los periodistas tampoco accedieron a probar la cazuela de trisoja que los maestros porteños intentaron convidar ayer, en la carpa que montaron frente a la Jefatura de Gobierno de la ciudad, en la “vigilia de cien horas para que Mauricio Macri escuchara las demandas de la comunidad educativa”. Explicaron que ése es el plato que las autoridades educativas servían a los alumnos en los colegios, antes de que la Justicia aceptara un amparo para su eliminación por su bajo contenido nutritivo. Los docentes de UTE, los profesores de Ademys y los privados de Sadop, que lograron instalar la carpa sin inconvenientes, anunciaron que la semana próxima habrá medidas de fuerza si siguen sin respuestas.
Los maestros piden trabajar en una escuela digna, la restitución de las becas estudiantiles, una mejor calidad en la alimentación de los alumnos, estabilidad laboral para los contratados, libre opción de la obra social y aumento salarial. “Si el viernes no hay ninguna propuesta respecto de los problemas que tenemos pendientes, y que el gobierno quiere pasar para el 2009, el martes 18 y miércoles 19 habrá una nueva medida de fuerza”, aseguró Francisco “Tito” Nenna, saliente titular de la ceterista Unión de Trabajadores de la Educación (UTE). Lo dijo a PáginaI12 luego de dejar en la puerta de la Jefatura de Gobierno las cazuelas, junto a manzanas y alfajores. “Pasaron de tres a dos alimentos, antes les daban un sandwich, una manzana y un dulce, ahora les dan el sandwich con la manzana o con el dulce, no hay pollo ni carne en las comidas, y esa cazuela de trisoja está desaconsejada para los chicos menores de tres años por el poco valor nutricional que tiene”, explicó ante la mirada impávida de los seis policías que custodiaban el ingreso al edificio. “Se la trajimos al jefe de Gobierno para que la pruebe, y ésta es la respuesta, puertas cerradas al diálogo, como si fuera una empresa”, agregó el dirigente.
A diferencia de los 14 gremios restantes que ya acordaron con el gobierno de Mauricio Macri, la UTE, la Asociación de Docentes de Enseñanza Media (Ademys) y el Sindicato Argentino de Docentes Particulares (Sadop) rechazaron el aumento y exigieron un 20 por ciento retroactivo a agosto. Más temprano, Nenna había instado a Macri a hacer una “revisión” de las demandas para evitar el paro de 48 horas previsto para la semana próxima.
En su plan de lucha los tres sindicatos rebeldes abordarán hoy la situación de los más de tres mil docentes contratados, que van a perder su trabajo a fin de año junto con la eliminación de los planes de inclusión social, el miércoles harán actividades sobre las becas de los estudiantes secundarios, y el jueves sobre la cuestión salarial. “Hoy que no hay paro hay 12 mil chicos sin clase porque no hay docentes que se presenten a cubrir cargos vacantes a partir de la gran diferencia salarial que existe con otros distritos; los docentes emigran a la provincia de Buenos Aires porque nuestro salario está en el lugar 16 a nivel nacional, y por eso rechazamos los 110 pesos en negro para no volver al salario denigrante de la década del ’90”, describió Nenna.
En ese momento, la atención volvió a la vereda de enfrente, donde un maestro decía, amplificado por un altavoz; “El jefe de Gobierno dice que les robamos los días de clase a los alumnos, nosotros hoy decimos que él les roba la comida a los chicos y a los docentes porque paga uno de los salarios más bajo del país en un distrito rico”.
Al mediodía los manifestantes habían aprovechado el paso de la nutrida columna de los mecánicos de Smata, que marchaban por Avenida de Mayo, para instalar una carpa tipo gazebo de unos 12 metros cuadrados sobre la vereda del Cabildo, pese a la prohibición de la administración macrista que sugirió ubicarla en la Plaza de Mayo. Hace veinte días, docentes de UTE y Ademys intentaron hacer lo mismo y hubo incidentes con la policía, lo que derivó en el primer paro nacional de maestros del año. Ayer, el ministro de Seguridad y Justicia porteño, Guillermo Montenegro, había reclamado “adultez” a los gremios docentes para evitar “incidentes como los de la vez pasada”, y dejó en manos judiciales la autorización para que el toldo permanezca montado hasta el viernes.
Cuando la mayoría de los camarógrafos y manifestantes se había ido, las palomas dieron cuenta de la trisoja que había quedado sobre las baldosas.
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