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El país|Miércoles, 3 de diciembre de 2008
La Presidenta le pidió la renuncia a la secretaria de Ambiente, Romina Picolotti

No le quedó ni un cuarto de ambiente

El jefe de Gabinete, Sergio Massa, la convocó a su despacho y le comunicó la decisión. En el Gobierno argumentaron razones de gestión. Pero influyeron su cercanía a Alberto Fernández y sus diferencias por la ley de glaciares.

Por Daniel Miguez
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La secretaria de Ambiente, Romina Picolotti, tuvo desencuentros con varios ministros.

Venía trastabillando sola y encima le tiraban cáscaras de banana en el piso. Mantenerse en pie era casi imposible para la secretaria de Ambiente, Romina Picolotti, y finalmente cayó. Ayer a la tarde, el jefe de Gabinete, Sergio Massa, por orden de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, le pidió la renuncia. Su reemplazante será Homero Máximo Bibiloni, un funcionario de la Municipalidad de La Plata, que ya se había desempeñado en el área de Medio Ambiente entre 2004 y 2006 y que durante medio año tuvo como jefa a la propia Picolotti.

La ahora ex funcionaria pisó ayer por última vez la Casa Rosada para anoticiarse de su despido por boca de Massa, en un diálogo que no duró más de 15 minutos. La salida de Picolotti agranda el espacio de Massa, que casi desde que asumió evidenció la intención de desprenderse de la funcionaria y ahora sus argumentos ante la Presidenta parecen haber dados sus frutos.

En los últimos meses, el rumor del despido de Picolotti circuló más de una vez por los pasillos de Gobierno. Y en más de una ocasión la propia funcionaria, ante la insistencia de las versiones, se animó a preguntarle a la Presidenta si seguía contando con su confianza.

Algunos kirchneristas veían en la salida de Picolotti otro golpe para el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, quien hace un mes sufrió la salida de uno de sus hombres de confianza, Héctor Capaccioli, como superintendente de Servicios de Salud. Esto es porque Fernández la había propuesto para el puesto dado que Picolotti manejaba una ONG (la Fundación Centro de Derechos Humanos y Ambiente –Cedha–) que apuntalaba con contenidos ecologistas y legales a los asambleístas de Gualeguaychú en su lucha contra la instalación de la pastera Botnia en Uruguay.

Pero, en rigor, aunque Picolotti siempre reportó directamente a Fernández, no era una militante del albertismo como lo era Capaccioli. Incluso, allegados a Alberto Fernández confiaron anoche a Página/12 que el ex jefe de Gabinete no sentía de ninguna manera como un tiro hacia él el desplazamiento de Picolotti.

El argumento para echar a Picolotti, según confió una alta fuente del Gobierno a este diario, es que la Presidenta cada día estaba más en desacuerdo con su desempeño. “Claramente le faltaba gestión y además tenía varios problemas administrativos, como la subejecución de presupuesto”, afirmó la fuente.

Picolotti había asumido el 28 de junio de 2006 con un perfil muy alto, tan alto como el que tenía por entonces el conflicto con Uruguay por haber autorizado la instalación de Botnia en contravención al Tratado del Río Uruguay, suscripto entre ambos países en 1973.

Pero después su estrella se fue apagando, al tiempo que comenzó a tener fuertes diferencias con algunos ministros de peso, además de Massa. Por ejemplo, con el canciller Jorge Taiana no coincidía en la estrategia que el Gobierno había dispuesto ante la Corte Internacional de La Haya, donde se dirime el conflicto con Uruguay.

También el ministro de Planificación, Julio De Vido, le objetaba su demora y sobre todo sus planes para lograr la limpieza de la cuenca Riachuelo-Matanza. Y, antes, durante el conflicto de los productores agropecuarios, a la Presidenta le había parecido que Picolotti reaccionó con lentitud ante los incendios de pastizales que llenaron de humo Buenos Aires.

El último traspié de Picolotti con la Casa Rosada había tenido que ver con la ley de protección de los glaciares. La secretaria de Ambiente había acompañado la propuesta y sucedió que, luego de que el Congreso la aprobara, la Presidenta resolvió vetarla. Picolotti dejó trascender en su entorno su desacuerdo con esa decisión presidencial. En los últimos días venía trabajando junto a legisladores del oficialismo en un nuevo proyecto que reemplazara al frustrado, pero el desencuentro había quedado claro.

El reemplazante

Su sucesor, Bibiloni, de 55 años, compartió con ella algunos meses en la secretaría, ya que hasta fines de 2006 (y desde 2004) se desempeñó como subsecretario de Recursos Naturales.

Anteriormente el único cargo nacional que habían ocupado fue la Subsecretaría de Asuntos Legislativos del Ministerio de Justicia, en 1992, durante el gobierno de Carlos Menem.

Pero sí se desempeñó en los más diversos puestos en la provincia de Buenos Aires, ya sea como funcionario, ya sea contratado como consultor privado a lo largo de la gobernación de Eduardo Duhalde.

Hasta ayer se desempeñaba como secretario Legal y Técnico de la Municipalidad de La Plata, a las órdenes del intendente kirchnerista Pablo Bruera.

Anoche fuentes gubernamentales indicaban que el nombre de Bibiloni habría sido propuesto a la Presidenta por Massa. De ser así, sería doble el triunfo del jefe de Gabinete. Los mismos trascendidos indicaban que Massa tenía en mente dos nombres: el de Bibiloni y el del ex presidente del Ceamse Carlos Hurts, un dirigente del Partido Justicialista de San Isidro.

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