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El país|Jueves, 18 de diciembre de 2008
EN LA CUMBRE, LOS PRESIDENTES AMERICANOS ACORDARON AVANZAR EN LA ORGANIZACION DE UN BLOQUE CONTINENTAL

Por una OEA sin Estados Unidos ni Canadá

Ayer cerró en Brasil el encuentro de presidentes que incluyó cuatro cumbres continentales. Explicaron que América latina buscará formar una organización con sus propias reglas. Pidieron el levantamiento del embargo a Cuba

Por Nora Veiras
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Los presidentes latinoamericanos evitaron debatir conflictos bilaterales durante la cumbre.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, encontró la palabra adecuada, “combocumbre”. Durante dos días, los presidentes de América latina y el Caribe avanzaron en coincidencias políticas y tomaron nota de las asignaturas pendientes para afrontar la crisis internacional en bloque. Fue el mexicano Felipe Calderón, a priori el más conservador de los mandatarios reunidos en Bahía, quien aseguró que “nos encaminamos a formar una organización o una unión que ya no sólo se reúna en un esquema de cumbres, sino que nos organicemos con nuestras propias reglas, una unidad real formal sobre bases sociales, políticas y económicas”. En otras palabras, precisó, una OEA sin Estados Unidos ni Canadá. Calderón, como titular pro témpore del Grupo de Río, anunció también que en breve se juntarán en Chile para acordar un planteo regional ante el G-20 que se reunirá en Londres en abril con la participación de Brasil, México y Argentina. Además, los presidentes firmaron una declaración en el que le reclamaron a Estados Unidos el fin del bloqueo a Cuba.

El maratón de plenarios en los que los presidentes cambiaban de ubicación según se tratara del Mercosur ampliado, el Grupo de Río o la Cumbre de América latina y el Caribe (CALC) puso en evidencia la falta de resultados concretos a pesar de las amplias coincidencias políticas. “El principal problema como región es el de carecer de un sistema de decisiones operativas que se traduzcan en cambios concretos”, apuntó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y abundó en su tesis de que la crisis es “política”.

“Había un sistema de decisiones que decidía por encima de los organismos internacionales. Nosotros hemos solicitado la reformulación del Fondo Monetario, de las Naciones Unidas. Pero tal vez lo más grave es que en un mundo aún con reglas que no compartimos, no se aplican para todos: los débiles las cumplen y los poderosos las violan”, señaló antes de ejemplificar: “El Fondo Monetario exigía superávit fiscal, condenaba el déficit, pero jamás aplicó estas exigencias a la principal economía del mundo, que es además la moneda de reserva, que emite como moneda de reserva y termina exportando su crisis a los países que sostuvieron el crecimiento mundial”.

Fue el venezolano Hugo Chávez quien le puso cifras al potencial regional. “Somos 33 países al sur del Río Bravo, 20 millones de kilómetros cuadrados, 550 millones de habitantes, con un PBI de 3,5 millones de millones de dólares, 459.774 millones de dólares de reservas en el 2007, según la Cepal. Tenemos posibilidades de diseñar soluciones para enfrentar la crisis”, dijo y apuntó a destinar aunque sea un uno por ciento de esas reservas a un fondo común que permita compensar asimetrías regionales y fomentar proyectos de desarrollo. El Banco del Sur es el instrumento que no termina de formalizarse según los deseos del bolivariano. El ecuatoriano Rafael Correa fue otro de los que más insistió con el reforzamiento de los mecanismos de integración económica y financiera.

Bloqueo

El ingreso de Cuba al Grupo de Río y la condena al bloqueo de los Estados Unidos unificó criterios, pero fue el boliviano Evo Morales quien redobló la apuesta. “Sería importante dar un plazo al gobierno de los Estados Unidos para que levante el bloqueo económico a Cuba y si no lo cumple que nosotros retiremos a nuestros embajadores de Washington”, propuso. La rueda de discursos siguió, pero ninguno tomó el guante.

–¿Qué opina Brasil de la propuesta de Evo Morales? –le preguntaron a Lula en la conferencia de prensa que inició con la advertencia obligada: “Nadie lance sus zapatos” en alusión al zapatazo que le tiraron a Bush en Irak.

–Yo soy más cauteloso que Evo. Obama va a asumir el 20 de enero, me parece que tenemos que esperar para ver qué tratamiento le dará a Cuba, porque es ese comportamiento de Estados Unidos el que va a demostrar si hubo o no cambios. Tengo esperanza de que cambie. No es posible que Estados Unidos no se dé cuente que América latina en los ’70 apeló a la lucha armada en un mundo de polaridad y Guerra Fría. En América latina, muchos de los que pensábamos llegar al poder por la lucha armada, llegamos por la democracia.

Todos los presidentes firmaron una declaración especial en la que reclamaron a Estados Unidos que “ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero que mantiene contra Cuba”.

El mandato tácito de los presidentes y delegados de treinta y tres países fue privilegiar los acuerdos y posponer los enconos bilaterales. Lula se mantuvo en silencio cuando Correa, ante una pregunta, recordó el conflicto financiero por el que Brasil retiró a su embajador de Ecuador. “Lo esperamos con los brazos abiertos”, dijo ante otros siete mandatarios y los más de trescientos cronistas acreditados. El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, también tiene sus reclamos por el bajo precio que paga Brasil su energía y por la eterna represa de Itaipú. Cuando todo podía complicarse Lula apeló a una salida oportuna:

–Son las tres y media de la tarde, nadie comió, ¿alguien cree que tiene una pregunta lo suficientemente inteligente que justifique que no nos vayamos a almorzar?

Se paró y todos partieron. Había terminado la combocumbre de Bahía.

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