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El jefe de Gabinete, Sergio Massa, aseguró que no tiene mala relación con Néstor Kirchner y desmintió tener tensiones con el ex mandatario. Consultado sobre las versiones de un distanciamiento –algunas hablaron incluso de un eventual alejamiento del cargo–, Massa sostuvo que lleva “cinco años de trabajo” con el matrimonio Kirchner. “Todo lo demás me parece secundario”, argumentó.
El funcionario fue entrevistado en una radio porteña, donde le comentaron los trascendidos que circularon desde la semana pasada sobre el supuesto cortocircuito con Kirchner, alimentados por el hecho de que simultáneamente Massa faltó a varios actos públicos y no se lo vio en reuniones de trabajo del Gobierno.
El motivo del distanciamiento habría sido, según algunas versiones, el rechazo del jefe de Gabinete a presentarse en las elecciones de octubre próximo como candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires, el distrito clave para garantizarle al oficialismo un buen desempeño electoral y una buena cuota de representantes en la Cámara de Diputados. Massa –que ya en el 2005 por orden de Kirchner no asumió la banca de diputado nacional para la que había sido electo y continuó al frente de la Anses– preferiría volver a la Municipalidad de Tigre, donde tiene licencia, incluso en el caso de verse obligado a abandonar la Jefatura de Gabinete.
Otras de las versiones sobre el supuesto distanciamiento entre Massa y Kirchner indican que el malestar entre ambos viene de antes y que está vinculado con la tendencia del intendente de Tigre a buscar un perfil diferenciado dentro del kirchnerismo, aun en su función de jefe de ministros.
Massa rechazó las dos posibilidades. “Generan historias lindas, como historias son lindas para escribir, pero tengo una relación de cinco años de trabajo con el ex presidente y con la actual Presidenta”, dijo Massa, quien subrayó que “todo lo demás” le “parece secundario”. “Soy jefe de Gabinete y me tengo que ocupar de los temas importantes.”
Massa, a diferencia de su antecesor Alberto Fernández, estuvo apartado de las últimas negociaciones con el campo, que llevaron al primer acuerdo entre ambas partes. Los negociadores fueron esta vez el ministro del Interior, Florencio Randazzo, y la ministra de la Producción, Débora Giorgi.
El jefe de Gabinete valorizó ayer el rol al frente del ministerio que conduce Giorgi y defendió la posición de esa cartera frente a quienes decían que sólo se trataba de “un ministerio sin posibilidades de tomar decisiones”.
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