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El país|Martes, 30 de junio de 2009
Néstor Kirchner renunció a la presidencia del PJ y dejó en su lugar a Daniel Scioli

Los movimientos del día después en Olivos

Kirchner buscó absorber el costo político por la derrota en la provincia de Buenos Aires. Renunció a la presidencia del PJ y dejó a Scioli, a quien busca preservar pensando en 2011. El gobernador llamó a De Narváez, Solá y a varios gobernadores.

Por Daniel Miguez
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Néstor Kirchner, Daniel Scioli y Alberto Balestrini anunciaron los cambios ayer en la quinta de Olivos.

En la madrugada de ayer, antes de salir a admitir la derrota en la provincia de Buenos Aires, Néstor Kirchner, Daniel Scioli y el vicegobernador Alberto Balestrini se encerraron a solas en una habitación del Hotel Intercontinental. Allí Kirchner les dijo que haría todos los gestos posibles para absorber enteramente el costo del resultado electoral y tratar de preservar al gobernador mirando a las presidenciales de 2011.

Después de algunas pocas horas de sueño, a las 9 de la mañana, Kirchner llamó a Scioli para que fuera a Olivos. Hablaron media hora a solas. Después se sumó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, más tarde Balestrini y el ministro del Interior, Florencio Randazzo. Les comentó que el primer paso para cargar en sus espaldas la derrota electoral sería renunciar a la presidencia del Partido Justicialista y dejarla en manos de Scioli, que quedaría liberado para decir que el 10 de diciembre no asumirá la banca que ganó y que seguirá al frente de la provincia.

La forma que buscó para concretarlo fue una entrevista con la agencia Télam que fue televisada y emitida por Canal 7: “Les he transmitido mi decisión indeclinable de renunciar a la presidencia del PJ nacional y pedirle a Daniel Scioli que como vicepresidente primero asuma esa responsabilidad con las ganas y el empuje que siempre demuestra en todo lo que hace”, dijo Kirchner, con Scioli y Balestrini sentados a su lado.

Respecto de la decisión en suspenso de optar por las bancas o los puestos que ahora tienen, Kirchner afirmó que les pidió “que sigan ocupando los cargos ejecutivos en la provincia”. Scioli lo refrendó: “Me moviliza el sentido del deber, de donde puedo influenciar positivamente. Y sin duda el Ejecutivo provincial es donde más puedo redoblar los esfuerzos”, señaló.

La decisión de preservar a Scioli es lo que se preveía dentro del kirchnerismo más cercano al ex presidente. En ese entorno siempre se sostuvo que “si Néstor no puede ir por la presidencia en 2011 va a hacer todo para que el candidato sea Scioli”. Y esa idea pareció ser ratificada con los gestos de ayer y con esta frase: “Me voy a dedicar a colaborar para seguir profundizando este modelo de cambio, profundizar la gobernabilidad y para que podamos construir una alternativa potente con vistas al 2011”.

Ayer varios intendentes con mucho peso en el PJ bonaerense le comentaron a Página/12 que llamaron a Kirchner para decirle que siguiera contando con ellos y que se alineaban detrás de la presidencia partidaria de Scioli.

Por eso Kirchner no quiere hacer olas con la actitud poco leal que tuvieron algunos jefes comunales. La misma Presidenta ayer ante una pregunta en la conferencia de prensa que dio a la tarde en la Casa de Gobierno negó sentirse traicionada por intendentes bonaerenses que indujeron al corte de boletas para salvar su propio pellejo electoral.

En el PJ bonaerense todos saben “quiénes jugaron bien y quiénes lo hicieron mal”, comentaba un encumbrado dirigente. Y la línea divisoria no pasa por los que sacaron más votos a concejal que Kirchner a diputado, porque ésa fue una actitud de los votantes a veces espontánea. “En Avellaneda ganamos por tres puntos y Cacho (el intendente Baldomero Alvarez) sacó un montón de diferencia. En Lanús perdimos y Darío (Díaz Pérez) ganó. Y nadie puede dudar de la lealtad de ellos. Así ocurrió en varios distritos”, le decía ayer a Página/12 un dirigente muy cercano a Kirchner. Sin embargo, la mirada no es la misma para Hugo Curto en Tres de Febrero o Pablo Bruera en La Plata, por citar dos de los casos más mencionados en el oficialismo.

Habrá que ver si Scioli los indulta o deberán pagar. Un hombre de confianza del gobernador decía ayer: “La gente de Curto maneja la estructura del Ministerio de Salud en la provincia: si siguen es porque Curto fue perdonado”.

En la lista de sospechados de Scioli y de algunos ministros nacionales –no se sabe si en la de Kirchner– también figura el jefe de Gabinete, Sergio Massa, a quien le endilgan que en Tigre hizo más fuerza por la lista local que por la provincial. Pero en política el que pierde no tiene mucho resto y luego de la derrota suele sobrevenir una etapa más propensa al atrincheramiento defensivo que al ataque.

“Cuando perdés todo se vuelve particularmente cruel”, le comentaba ayer a este diario un peronista al que no le fue mal el domingo. Quizás es en base a ese axioma es que Kirchner, Scioli, Balestrini y los leales del peronismo bonaerense están a la espera de la ingrata pero para ellos inevitable embestida de los peronistas que ganaron. Podría darles algo de alivio que la mayoría de los vencedores son tropa propia, pero eso no los invalidará para sacar a relucir oropeles y reclamar posiciones de más poder y rediscutir la conducción partidaria.

Afortunadamente para Scioli la liga del peronismo del interior que podía amalgamarse en torno de Carlos Reutemann tuvo pésimos resultados electorales. El único que pudo contar un triunfo fue el propio Lole, que renovó su banca de senador en Santa Fe por apenas el 1,67 por ciento de votos más que el socialista Rubén Giustiniani, y sin embargo perdió con sus candidatos a diputados, ya que en ese rubro hubo un corte de boleta a favor del kirchnerista Agustín Rossi.

De los eventuales socios de Reutemann, el gobernador Juan Schiaretti salió tercero en Córdoba, el entrerriano Jorge Busti (asociado al kirchnerista Sergio Urribari) perdió, contra todos los pronósticos, frente al radicalismo y también le fue mal al salteño Juan Carlos Romero, que cayó ante el gobernador oficialista Juan Manuel Urtubey.

Quizá no haya reclamos de los ganadores más kirchneristas, como el tucumano José Alperovich, el chaqueño Jorge Capitanich o el sanjuanino José Luis Gioja. Pero se espera una embestida del chubutense Mario Das Neves, como abanderado de otros que preferirán por ahora mantenerse en silencio.

Será por eso que al primer gobernador que llamó Scioli ayer fue a Das Neves y acordaron un encuentro para hoy. Pero no sólo habló con el chubutense. El maratón de llamadas incluyó a los gobernadores Urribarri, Urtubey, Gioja y Capitanich. Así, de a poco, se irá reuniendo también con legisladores, sindicalistas y otros integrantes del Consejo Nacional del PJ.

Por eso no fueron casuales las referencias al tema de los gobernadores que hicieron públicamente ayer Kirchner y Scioli. El ex presidente dijo: “Junto a Scioli estarán todos los gobernadores que integran el Consejo Nacional partidario que lo van a apoyar”. Y la frase del gobernador fue: “Asumir la presidencia del Partido Justicialista es una gran responsabilidad, pero junto a mis compañeros gobernadores debemos estar a la altura de lo que nos decía el general Perón: primero la Patria, después el Movimiento y por último los hombres”. Y por si no estaba claro agregó: “Les pido que sean profundamente oficialistas y poner el hombro”.

Pero las movidas de Scioli no culminaron con los dirigentes partidarios. También llamó para hablar con adversarios, como Gabriela Michetti del PRO y Gerardo Morales de la UCR. Quizás hayan tenido un significado distinto las charlas telefónicas que mantuvo con Francisco de Narváez y Felipe Solá, peronistas disidentes, que hasta ahora han actuado junto a Mauricio Macri, pero que pueden ser funcionales a Reutemann mañana y que parecen que Scioli no piensa descuidar.

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