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El país|Miércoles, 13 de noviembre de 2002

Una movilización de Rodríguez Saá para presionar por el cronograma

El sanluiseño convoca a una marcha el 20 de diciembre. Es su manera de exigir que se respete el calendario electoral. Tratará de acordar con los piqueteros, que irán por su propia cuenta.

Por Martín Piqué
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El sindicalista Julio Piumato y Melchor Posse, candidato a vice, anuncian la movida en el Club Español.
“Luche y se van” bautizaron a la jugada los adolfistas, que recelan de los planes de Duhalde.
Son palabras que resuenan en la memoria colectiva. Y en el movimiento que impulsa la candidatura de Adolfo Rodríguez Saá abundan las evocaciones. “Luche y se van”, repitió el vocero del puntano ante Página/12. Eligió esa cita para anunciar la nueva apuesta del ex presidente: el adolfismo convocó a una marcha a la Plaza de Mayo para el 20 de diciembre. Los miembros del Movimiento Nacional y Popular presentarán un reclamo central: “Elecciones ya”. Y amenazan con asentarse frente a la Rosada hasta que Eduardo Duhalde fije un cronograma electoral definitivo. La apuesta no sólo es un claro desafío al Gobierno. También causará problemas con los movimientos piqueteros, que habían programado una movilización para el mismo día y en el mismo escenario (ver nota aparte).
“Queremos evitar todas las trampas que se quieran producir”, argumentó ayer el candidato a vice del Adolfo, Melchor Posse, quien se encargó de anunciar la novedad en una conferencia de prensa realizada en el club español. La resolución se produjo luego de una extensa reunión del comando superior del MNyP, en la que hablaron 15 oradores, entre ellos el propio Rodríguez Saá, Posse, Ricardo Obregón Cano (h), Enrique Rodríguez y Jorge Rachid, entre otros. Todos coincidieron en que es necesario organizar una “marcha de la civilidad” para “recuperar la soberanía política”.
Para el Gobierno, la iniciativa del “adolfismo” representa una amenaza que ya comenzó a preocupar a los hombres del oficialismo. Porque los allegados a Rodríguez Saá esperan que varios sectores políticos y piqueteros confluyan con la marcha, y para eso impulsarán una campaña que incluya otros eslóganes, como “basta de hambre”, “basta de desocupación”, “basta de corralito”, “basta de trampas”. Además, los operadores del puntano confían en que “hay conversaciones” con otros grupos piqueteros y descuentan el apoyo del líder piquetero Raúl Castells.
Conscientes de los contactos, en el Gobierno quieren evitar que se produzca un levantamiento popular como el del año pasado, que terminó con la gestión de Fernando de la Rúa. Por lo pronto, la ministra de Trabajo, Graciela Camaño, decidió adelantar el pago de los planes Jefes y Jefas de Hogar de diciembre, para que los piqueteros cobren el subsidio antes del 20 de diciembre. De esa forma, cree que desactivará la posibilidad de una protesta o un estallido social. Sin embargo, la marcha que convocó Rodríguez Saá podría acelerar el conflicto, ya sea como “culminación de una gran movilización popular” –como decía ayer Julio Piumato– o como enfrentamiento con los movimientos piqueteros.
Ayer, varios dirigentes piqueteros anticiparon que no se sumarán a la iniciativa y marcharán por su lado. Y advirtieron que si los militantes de Rodríguez Saá coinciden con ellos podría haber choques en la Plaza de Mayo (ver aparte). En el Movimiento Nacional y Popular, por si acaso, designaron una comisión –integrada por Piumato y Andrés Poggi– para que se ponga en contacto con los piqueteros, el ARI y la izquierda. En el entorno del Adolfo quieren sumar a esos grupos para hacer una movilización “multitudinaria”. “La marcha se va a organizar en todo el país, y se va a invitar a todos los sectores con ganas de ir”, anticipó a este diario un operador del ex gobernador de San Luis.
Más allá de la convocatoria que consiga la protesta, la marcha por “elecciones ya” implica un abierto desafío al Presidente. Una apuesta riesgosa, que se resume en la vieja táctica de “golpear y negociar”. La propuesta de marchar a Plaza de Mayo surgió entre los adolfistas luego de que su candidato se enterara de que la Cámara Electoral declararía inconstitucional la convocatoria a elecciones generales del 30 de marzo.
En el entorno de Rodríguez Saá aseguran que la Cámara pondrá en vigencia el mandato que la Asamblea Legislativa le otorgó a Duhalde cuando lo nombró presidente. Así, el bonaerense debería seguir en la Rosada supuestamente hasta el 9 de diciembre de 2003. Y sospechan que Duhalde renunciará el 25 de mayo –como prometió– y que la Asamblea debería salir del paso designando otro presidente provisional. En ese escenario, la elección general podría realizarse recién en octubre, dos meses antes de la transmisión del mando. “Así, Duhalde estaría en mejores condiciones para ser candidato a presidente de la Nación”, definió a Página/12 un diputado encolumnado con el Adolfo.
Rodríguez Saá no quiere que ese plan, si existe, pueda hacerse realidad. Sabe que tiene más chances si la votación se hace lo más rápido posible. Y, por lo visto, está dispuesto a los riesgos. Y a recurrir al último recurso, imprevisible pero contundente: “Vamos a hacerle al Gobierno un movimiento en la plaza, vamos a sacarle a la gente y llevarla a la plaza. Casi una insurreción” (¿exageró?) ayer un estrecho asesor del puntano.

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