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El país|Jueves, 20 de agosto de 2009
24 años después del Juicio a las Juntas, Jorge Rafael Videla enfrentará otro proceso oral

Le llegó el turno al dictador

Está acusado por las torturas y ejecuciones de presos políticos alojados en la Unidad Penitenciaria 1 y en el Departamento de Informaciones (D2) de la policía de Córdoba. Lo acompañan Luciano Benjamín Menéndez y otros 23 represores.

Por Diego Martínez
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Jorge Rafael Videla será juzgado en Córdoba por primera vez desde la anulación de las leyes de impunidad.

A casi un cuarto de siglo de su condena a prisión perpetua en el histórico juicio a los ex comandantes, el dictador Jorge Rafael Videla afrontará en los próximos meses, en Córdoba, su primer juicio oral y público tras la reapertura de las causas. Secundado por el condenado Luciano Benjamín Menéndez, el ex jefe del Ejército y presidente de facto será el principal de veinticinco acusados por las torturas y ejecuciones de presos políticos arrancados de la Unidad Penitenciaria 1 entre abril y septiembre de 1976, y por idénticos delitos en el Departamento de Informaciones (D2) de la policía de Córdoba. Así surge de la elevación a juicio que resolvió ayer la jueza federal Cristina Garzón de Lascano. El martes se sorteará qué tribunal oral federal será responsable de juzgarlo.

“El nivel de instrucción de esta causa fue muy importante desde el momento que abarca a toda la cadena de mandos: a quienes dieron las órdenes, a quienes las transmitieron y a quienes las ejecutaron”, consideró Martín Fresneda, abogado querellante de H.I.J.O.S. regional Córdoba. “Desde ese punto de vista es una causa muy completa, con abundante prueba, y muy significativa sobre cómo las estructuras militares intervinieron con metodologías clandestinas en las viejas estructuras legales del Estado, como un establecimiento penitenciario”, agregó.

Videla y Menéndez eran en 1976 comandante en jefe del Ejército y del Tercer Cuerpo, respectivamente. Por debajo, en Córdoba, se ubicaba el jefe de la Brigada de Infantería Aerotransportada IV y del área militar 311, general Juan Bautista Sasiaiñ, que murió impune. Sí serán juzgados, todos como autores mediatos, el ex jefe de Estado Mayor general Vicente Meli, y los tenientes coroneles Mauricio Carlos Poncet (jefe de la División Personal), Raúl Eduardo Fierro (jefe de Inteligencia) y Jorge González Navarro (jefe de Asuntos Civiles).

El 30 de abril de 1976, luego de diez días secuestrados en el D2, pegado a la Catedral cordobesa, María Eugenia Irazusta, Eduardo Bártoli y Víctor Chiavarini fueron asesinados en un falso intento de fuga. El 17 de mayo, por orden del fallecido Raúl Telleldín, célebre torturador y jefe de informaciones del D2, su banda se presentó en la cárcel con dos órdenes de traslado. En tres vehículos se llevaron, amordazados y encapuchados, a seis presos políticos. Minutos después los fusilaron. Los imputados del D2 que llegan a juicio son los ex comisarios Jamil Jabour, Luis Alberto Rodríguez y Carlos Alberto “Tucán” Yanicelli, los suboficiales Ricardo Cayetano Rocha, Marcelo Luna y Calixto Luis “Chato” Flores, y los civiles Alberto Luis Lucero, Juan Eduardo Ramón Molina, Miguel Angel “Gato” Gómez.

Otras ejecuciones de presos de la UP1 tuvieron protagonistas militares. El 5 de julio de 1976, por orden del teniente coronel Víctor Pino, un grupo de detenidos fue obligado a desvestirse y apoyar los brazos contra un muro de la cárcel. El cabo Miguel Angel Pérez recorrió la fila repartiendo bastonazos. Raúl Bauducco cayó al recibir un golpe en la cabeza. “¡Parate o te mato!”, le gritó Pérez. Como no obtuvo respuesta le murmuró algo al oído al teniente Enrique Pedro Mones Ruiz, que asintió en silencio. Pérez volvió, apuntó a la cabeza de Bauducco y disparó.

Nueve días después, el teniente Gustavo Adolfo Alsina se molestó al ver a José Moukarzel hablar con otro detenido. Lo sacó a un patio, lo hizo desnudar y lo ató de pies y manos con estacas. Le pegó, lo pateó y le tiró un baldazo de agua fría. A las once de la noche, ya inconsciente, lo sacaron en camilla al Hospital Penitenciario, donde murió dos horas después. El médico José Felipe Tavip, sin realizar la autopsia, consignó en el certificado de defunción que murió producto de un paro cariorrespiratorio. El 12 de agosto, por orden de Sasiaiñ, el teniente Osvaldo César Quiroga retiró de la cárcel a Miguel Vaca Narvaja, Arnaldo Toranzo y Gustavo De Breuil. Minutos después fueron asesinados cerca del estadio Château Carreras. Además de los seis citados, serán juzgados por torturas en la UP1 los suboficiales José Antonio Paredes y Carlos Hibar Pérez. Completan la lista de imputados el teniente coronel Emilio Juan Huber y el mayor Francisco Pablo D’Aloia.

Para el 8 de octubre el TOF-1 de Córdoba tiene previsto comenzar a juzgar a Menéndez y a cinco ex miembros del D2, incluidos Flores y Gómez, por torturar y asesinar a Ricardo Albareda, ex subcomisario y miembro del aparato de inteligencia del ERP. Si del sorteo del martes surge que el mismo tribunal debe juzgar a Videla & Cía., ambas causas podrían acumularse en un juicio con 28 imputados. Si “UP1” recae en el TOF-2, es probable que el dictador de 84 años deba esperar su turno en el penal de Campo de Mayo.

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