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El día después del acuerdo en Kraft Foods, que dos delegados se negaron a firmar, mostró una comisión interna dividida y asambleas “de adentro” y “de afuera”. Ramón Bogado, el coordinador de la comisión interna, hizo una autocrítica por no haber avalado el acta por la cual la empresa reincorporó a otros cuarenta empleados despedidos, accedió a estudiar los 52 casos restantes en el Ministerio de Trabajo provincial y se comprometió a no producir más despidos, al tiempo que los delegados acordaron no interrumpir la producción con medidas de fuerza ni hacer cortes de tránsito. Oscar Coria, uno de los delegados del sector despedido, aseguró a este diario que los que se quedaron afuera del acuerdo volvieron a rechazar el acta e insistieron en la necesidad de “continuar la lucha”, incluso con cortes en la Panamericana. Por su parte, Bogado le dijo a Página/12 que “para parar la fábrica tenemos que reorganizarnos, hay un desgaste, no podemos seguir apelando a las organizaciones sociales”.
Ayer hubo una nueva asamblea frente a la fábrica, de la que participaron los despedidos y suspendidos. “Todo el tiempo nos decían que la paz social se podía romper cuando lo decidamos, entonces le dijimos (a la comisión interna) que convoque a un corte de ruta, pero no quisieron hacer nada”, relató Coria. “Lo triste es que sobran fuerzas y ganas, pero están entregando la lucha. Ante la avanzada de los despedidos tuvieron que disfrazarla y proponen una marcha al Ministerio de Trabajo de Tigre, el miércoles a las 17. Su única propuesta fue poner carpas en la puerta para los despedidos”, completó Coria, que fue elegido el año pasado como delegado del sector “amasamiento”. Javier Hermosilla, que integra la interna, pero no firmó el acta, coincidió en que “se podía seguir por todos. El jueves en la marcha hubo cinco mil personas, el sábado en el Bauen nos convocaron a un nuevo movimiento político, y nos dieron cinco mil pesos para el fondo de huelga, la solidaridad en la calle está intacta, los que estamos adentro y cobramos podemos hacer un gran fondo de huelga”.
Ayer el turno noche, con suspendidos y despedidos, decidió rechazar toda asamblea de la que no participen los que quedaron afuera de la fábrica. “Es una aberración, no es legítimo hacer asambleas con los líderes (supervisores) y sin la presencia de los despedidos, si no los que cobran van a decidir por los que no cobramos hace dos meses. El sábado lo quisieron hacer a la noche para convalidar el acta y a Bogado casi lo matan, le dijeron de todo porque fue con la mentira de que los despedidos estaban de acuerdo, y como están unidos los de adentro sabían que no era cierto”, comentó Coria.
“Fue un error no haber firmado, era el último ofrecimiento de la empresa y no lo pude agarrar porque me quedé con lo que dijo la asamblea de los despedidos”, confesó Bogado a este diario. Entonces, ¿el acuerdo está en pie? A su criterio sí, aunque dijo que hoy será sometido una vez más a consideración de la asamblea. Página/12 le preguntó sobre la debilidad que demostró la comisión interna al dividirse y cómo seguirán funcionando. “Hoy tenemos una reunión y veremos cómo vamos a las elecciones del 3 de noviembre” para que los trabajadores de la ex Terrabusi elijan a sus nuevos representantes gremiales. Respecto del cuestionamiento de las asambleas que se realizan adentro de la planta, Bogado desmintió que hubieran sido con participación de los líderes. “Las asambleas se tienen que hacer adentro, no les puedo garantizar una afuera, hubo aprietes pero este conflicto no se gana sin la fuerza de los de adentro”, respondió. En su visión, “el Gobierno resolvió la ley de medios y ahora se va a poner más dura la mano, por eso, si veníamos sin nada, con las manos vacías, ¿con quién cortamos la Panamericana?”.
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