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El país|Lunes, 2 de noviembre de 2009
El escenario tras la sorpresiva renuncia del intendente Jorge Rossi

Una ensalada en Lomas de Duhalde

El Concejo Deliberante de Lomas de Zamora aprobó que el secretario de Gobierno, Martín Insaurralde, complete el mandato hasta 2011, pero la oposición reclama una nueva elección. El origen de la crisis y el rol del duhaldismo.

Por Fernando Cibeira
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“No tengo fuerzas ni ganas, ya no quiero seguir”, dijo Rossi.

Si algo le faltaba a Lomas de Zamora era que Eduardo Duhalde anunciara su intención de candidatearse para presidente en 2011. Resultó el condimento que le faltaba a la ensalada política que en los últimos tiempos viene siendo el distrito del ex presidente, en donde la semana pasada Jorge Rossi sorprendió al presentar su renuncia como intendente tras casi seis años de gestión y algunas elecciones complicadas. En su lugar asumió quien era su secretario de Gobierno, Martín Insaurralde, y ya se abrió la discusión acerca del mandato: el Concejo Deliberante le aprobó que continúe hasta diciembre de 2011, pero dirigentes opositores plantean que debe convocarse a una nueva elección.

Tanta inestabilidad viene por defectos de origen. Rossi llegó en 2003 a la intendencia de la mano –cómo no– de Duhalde. Venía a hacerse cargo de un distrito que ya arrastraba problemas políticos y de gestión, junto a un crecimiento acelerado. El centro de Lomas tiene su sector “Soho” con restaurantes sofisticados y cada vez más edificios de lujo –que las malas lenguas adjudican invariablemente a algún político y que son construidos gracias a sospechosas excepciones al código de edificación–, conviviendo con la feria de La Salada, Camino Negro, diecisiete asentamientos y demás ejemplos explícitos de Conurbano profundo.

A partir de la pelea entre Néstor Kirchner y Duhalde, Rossi se quedó con los K. El ahora ex intendente había presidido la Lotería Bonaerense durante la gobernación duhaldista y luego la Nacional, el año que Duhalde estuvo en la Casa Rosada. La separación, cuentan, tuvo sus momentos traumáticos, como una pelea a los gritos entre Rossi y Chiche Duhalde por el manejo de la ayuda social. Igual, Rossi nunca tendría mucho feeling con los K.

En 2007, el intendente fue por su reelección pese a la alta imagen negativa que le marcaban las encuestas. La falta de liderazgo se notaba en la proliferación de precandidatos peronistas: Osvaldo Mércuri –un histórico del distrito–, el legislador K Fernando “Chino” Navarro y el titular del Comfer, Gabriel Mariotto, entre varios otros. La dispersión le permitió ganar a Rossi con un muy magro 17,3 por ciento, encima con escándalo de denuncias por irregularidades en la votación. En el resultado también podría leerse que más del 80 por ciento de los lomenses le votaron en contra.

En las elecciones de junio pasado, a Rossi le fue un poquito mejor como candidato “testimonial” al frente de la lista de concejales: superó el 22 por ciento. En su favor hay que decir que fue el único intendente testimonial al que Kirchner le habilitó una colectora: Mariotto armó su propia lista y obtuvo el 10 por ciento. En definitiva, lo que marcó esa elección es que a partir del recambio del 10 de diciembre, Rossi iba a quedar en minoría en el Concejo Deliberante, dependiendo de la oposición para lograr quórum y aprobar sus iniciativas.

Según explica ahora su sucesor Insaurralde, tras aquella elección empezó a rumiar su salida. “No tengo fuerzas ni ganas, ya no quiero seguir”, cuenta que le dijo Rossi. Los que lo conocen sostienen que es un hombre de considerable fortuna y que optó por dar un paso al costado ante los problemas que se le venían encima. El miércoles pasado presentó su renuncia indeclinable por “motivos personales” y en su lugar quedó Insaurralde, de 39 años, su mano derecha en la intendencia.

“A mí no me sorprendió la renuncia. Rossi es un tipo extraño, sin ningún diálogo y que deja una muy mala gestión”, sostiene Mércuri, segundo en las elecciones de 2007, hoy enrolado en las filas del peronismo disidente y siempre cerca de Duhalde. Junto a otros referentes del distrito, Mércuri estudia la Ley Orgánica de Municipios: interpretan que, como Rossi se fue antes de la mitad de su mandato, debe convocarse a una nueva elección. “De haber consenso para nuevas elecciones, obviamente yo me presento”, adelanta Mércuri. “Lomas se atrasó 20 años con la gestión de este tipo y eso que Kirchner le dio de todo”, resume.

Insaurralde lo ve muy diferente. Para empezar, su análisis de la gestión de Rossi: “Hoy el municipio está armado, con los pagos al día. Mal estábamos cuando asumimos en 2003, que había juicios y embargos por todos lados”, responde a Página/12. El flamante intendente recuerda que el Concejo Deliberante votó porque completara el mandato de Rossi y le responde a Mércuri. “Antes de hablar hay que leer y hacer consultas. La ley dice que mi mandato sigue hasta 2011”, sostiene. Con respecto al fantasma de un Concejo manejado por la oposición, asegura que eso se supera con diálogo. “Venimos para trabajar en los consensos”, afirma, justo el punto que le criticaban los opositores a Rossi, a quien acusaban de andar siempre con cara de pocos amigos y rodeado de custodios. El joven Insaurralde se ilusiona con que luego de su gestión “los vecinos vean un cambio”.

Dispersión justicialista mediante, el candidato de la Coalición Cívica, Julio Gutiérrez, estuvo a un pasito de dar el batacazo para la intendencia de 2007. Sindicalista del gremio de los visitadores médicos, Gutiérrez subraya que Rossi se fue con varios pedidos de investigación a cuestas por las excepciones para las edificaciones y una mochila de hechos violentos sufridos por dirigentes opositores. “La impopularidad de Rossi es total”, asegura, y no piensa que con el nuevo intendente la cosa pueda cambiar: recuerda una investigación de América TV que involucraba a Insaurralde con un supuesto pedido de coimas a supermercadistas chinos. Gutiérrez desconfía de una salida electoral: “Acá tiene que haber acuerdo entre oficialismo y oposición, es un distrito en el que no se ve nada. Hay zonas inundadas, hace falta agua, cloacas. Cada vez tenemos más gente viviendo en asentamientos”. Reconoce que en la ensalada política de Lomas no hay certezas posibles. “Ya no se sabe quién puede ganar, ni quién puede gobernar”, remarca.

Lo que se sabe es que Duhalde abrió las puertas de su casa en Lomas de Zamora otra vez a las reuniones políticas. Sus ambiciones son presidenciales, aunque sus amigos creen que es sólo un globo de ensayo para medir el panorama y negociar. Lo que es seguro es que, con Duhalde de nuevo en operaciones, nada de lo que suceda en Lomas le será ajeno.

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