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El país|Viernes, 13 de noviembre de 2009
EL JUEZ DISCREPO CON EL JEFE DE GOBIERNO SOBRE LA AGRESION A DANIEL LEONARDO, QUIEN DECLARA HOY

Macri contra Oyarbide por el ataque al cuñado

El jefe de Gobierno porteño dio por cerrado el caso de los balazos al esposo de su hermana Sandra: lo calificó como un hecho de “inseguridad” más. El juez consideró “desproporcionado” que el ataque a una de las víctimas de espionaje haya sido un robo.

Por Irina Hauser y
Raúl Kollmann
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Sandra Macri, la esposa de Daniel Leonardo, fue ayer a ver a su esposo al Hospital San Juan de Dios.

El juez federal Norberto Oyarbide, a cargo de la causa sobre el espionaje telefónico, dijo que le parece “desproporcionado” pensar que el ataque que sufrió Daniel Leonardo, cuñado de Mauricio Macri, haya sido “un hecho de violencia común” y sugirió que podría tener vinculación con la trama de las escuchas ilegales en la que resultó ser una de las víctimas. El magistrado habló cuando salía de su casa para contestarle al jefe de Gobierno porteño, quien más temprano había afirmado que se trató de “un episodio de inseguridad”. El secretario de Investigaciones del Ministerio de Seguridad bonaerense, Paul Starc, le dijo a Página/12 que “con los elementos que hay hasta el momento la hipótesis principal es que fue un robo”. En la fiscalía de Ituzaingo que investiga el episodio tienen una primera declaración que hizo Leonardo ante la policía, cuando era llevado al hospital, donde dice “me quisieron robar”, pero lo fundamental será el testimonio que daría hoy directamente ante la fiscal Gabriela Millán.

A media mañana, Oyarbide se reunió con Luis Conde, abogado y amigo del cuñado de Macri. También estuvieron el secretario del juzgado Gustavo Russo y el fiscal Alberto Nisman. El juez quería escuchar a Conde, quien había estado casi toda la noche acompañando a Leonardo en el Hospital San Juan de Dios. El relato, pudo saber este diario, le reforzó al magistrado la teoría que había esbozado horas antes frente a las cámaras.

Conde reprodujo ante la consulta de Página/12 la descripción de los hechos que le hizo Leonardo: “Estaba saliendo de su casa, a punto de cruzar a la de su sobrina Paula, que queda enfrente, cuando se le abalanzan dos o tres personas en una especie de jardín que tiene entre la puerta de la vivienda y la reja. Se produce un forcejeo, él intenta defenderse y ahí disparan. Un tiro pega en la muñeca y hay otro impacto en la ingle. No le dicen nada, no se llevan nada y se van corriendo. Daniel no me refiere que hayan intentado robarle. Lo que atina a decirles a los atacantes es ‘no me maten’. Hubo vecinos que advirtieron lo que ocurría y pudieron ver a los atacantes que se habían subido a un colectivo”.

Leonardo, un parapsicólogo casado con Sandra Macri, es una de las diez personas que, según ya comprobó Oyarbide, tuvieron sus teléfonos pinchados por una organización que hasta ahora tiene como personaje clave al ex policía y ex asesor en el Ministerio de Educación porteño Ciro James. El espía y un grupo de policías de Misiones truchaban pistas en causas judiciales y al menos dos jueces de Posadas firmaban las órdenes de escuchas telefónicas. James retiraba las grabaciones de la SIDE, autorizado por la policía y los jueces. A comienzos de octubre fue detenido. Estaba por ingresar a la Policía Metropolitana, de la mano de su mentor, el ex jefe de la fuerza porteña, Jorge “Fino” Palacios.

Cuando Oyarbide le informó que había sido blanco de escuchas en mayo del año pasado, Leonardo testificó y apuntó a la familia Macri que, sostuvo, nunca lo quiso. En su testimonio judicial dijo que creía “sin posibilidad de error” que Franco habría consultado a Mauricio para “violar mi intimidad”. Contó que desde que conoció a la hija de Franco Macri, a fines de los noventa, tuvo presiones y amenazas para que se separara. En dos oportunidades, señaló, su suegro le pidió cara a cara que rompiera la pareja. Incluso, según detalló, le ofreció dinero para eso. Anteayer describió la disputa familiar ante Página/12, aunque suavizó un eventual compromiso de su cuñado Mauricio, con quien dijo que se llevaba muy bien.

El jefe de Gobierno porteño hizo declaraciones ayer temprano y evaluó lo ocurrido como un “episodio de inseguridad”. “Tiene que ver con la inseguridad que padecemos todos los ciudadanos, pero lo bueno es que no pasó nada”, abundó. Esas conclusiones, explicó, se basaban en lo que había hablado con su hermana Sandra. “Es mi única fuente de información sobre lo ocurrido, y como ella está tranquila, yo estoy tranquilo”, comentó. La propia Sandra Macri, una mujer robusta, de pelo colorado y anteojos anchos, dijo mientras entraba a ver a su marido internado que creía que todo había sido un “asalto con suerte”. “Lo sabrá la Justicia”, añadió.

“Me parece desproporcionado salir a decir, como lo he escuchado al jefe de Gobierno porteño, que era un hecho de violencia común, un hecho más”, cuestionó Oyarbide. Pidió “cautela” y esperar “las pruebas”, aunque recordó que el mismo día en que fue baleado Leonardo había aportado en su juzgado precisiones sobre amenazas de las que hace tiempo dice ser víctima y “datos de las personas que supuestamente lo vienen amenazando”. El ministro del Interior, Florencio Randazzo, coincidió en que “no fue un hecho más de inseguridad” y que “no fue casual”. “Si uno recoge los últimos acontecimientos, está más que claro”, enfatizó.

El día que lo atacaron, Leonardo había ido a declarar por la mañana –por segunda vez ante Oyarbide–, donde añadió algunos pormenores de los encontronazos con su suegro y mencionó testigos. Su abogado, que también testificó, contó que en el último cumpleaños de Sandra, Franco le dijo que lo tenía en su lista negra y tenía “una banda de chinos” para mandarle.

En la Fiscalía Descentralizada de Ituzaingo tienen un informe de la Policía Bonaerense según el cual, cuando lo estaban trasladando la hospital, Leonardo dijo “me quisieron robar”. La fiscal Millán, por ahora, mantiene la calificación del caso como un intento de robo. Los datos concretos con los que cuenta son:

n Según el relato de dos vecinos que fueron testigos de los hechos, hubo un forcejeo y los agresores, que eran dos, salieron corriendo y se subieron a un colectivo; un patrullero que estaba cerca alcanzó a detener al colectivo, del cual inmediatamente huyeron dos hombres. Uno de ellos logró escaparse. El otro, Julio César Granada, es el que está detenido.

n En la huida tiraron la pistola, que tenía una cápsula atascada. Esto coincide con un dato: el proyectil que le dispararon a Leonardo era defectuoso, salió expulsado con poca velocidad, al punto de que rebotó en la mano y luego volvió a rebotar en la ingle, sin penetrar. El arma que arrojaron era una pistola Barsa calibre 22 y la vaina hallada en la casa del parapsicólogo se corresponde con ese calibre.

Según Starc, el titular de investigaciones de la cartera de Seguridad bonaerense, hasta ahora los indicios llevan a pensar en “la hipótesis de robo”. “Las circunstancias del hecho hacen pensar en esa dirección: son dos personas que van con una sola arma, que es robada y se traba y además huyen en un colectivo”, le dijo Starc a este diario. “La descripción física, la ropa y el corte de pelo, que hacen los vecinos de los atacantes, coincide con las características de la persona que fue detenida”, agregó. La fiscalía pidió ayer a la noche la detención de Granada –que hasta ahora estaba aprehendido– en principio por robo. El hombre, de 27 años, cumplió una condena de seis y tiene antecedentes de robo y tenencia de armas en distintos puntos de la provincia de Buenos Aires y en Capital. Hoy la fiscal Millán iría a tomarle declaración a Leonardo al hospital, donde ayer le practicaron una cirugía de mano. Su testimonio es clave.

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