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El país|Domingo, 15 de noviembre de 2009
EL TESTIMONIO DEL HERMANO DEL EMPRESARIO MUERTO EN CORRIENTES ANTES DE LAS ELECCIONES

El enigma de la Colt en el crimen

Matías González Moreno aseguró que Hernán era el dueño de la pistola que apareció junto a su cuerpo. Su relato sobre las amenazas que dijo haber recibido el empresario antes de su muerte contradijo al de otros testigos del caso.

Por Alejandra Dandan
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Hernán González Moreno, el empresario que apareció muerto dos días antes del ballottage en Corrientes.

Matías González Moreno es el hermano de Hernán, el empresario de Corrientes que apareció muerto dos días antes del ballottage que definió la última elección a gobernador de esa provincia. Fue una de las personas que más hablaron con el jefe de la agencia oficial de información del gobierno provincial antes de su muerte. A un mes y medio de aquel día, se presentó espontáneamente en el juzgado de Goya y aportó uno de los primeros datos importantes de la causa: que su hermano era el dueño de la pistola Colt 1911 que apareció en su auto. Y habló de las amenazas. Pese a los nuevos datos, existen contradicciones con los de la causa que dejan abiertas chances para las dudas. En el medio, la Justicia correntina detuvo en una causa paralela por el manejo de los fondos de publicidad oficial a José Luis “Billy” Zampa, el ex jefe de Información Pública de la gestión de Arturo Colombi.

Matías González Moreno no es un actor colateral de la causa. Es quien asumió en las últimas semanas el lugar de su hermano en la Agencia Corrientes, indemnizó a todo el personal de golpe y, finalmente, cerró la empresa.

Matías fue de los que más mensajes de texto envió a uno de los cuatro teléfonos de su hermano el día de su muerte. Y fue el destinatario de uno de los últimos cuatro llamados del empresario. Matías y Hernán hablaron a las 23.21 del 1º de octubre durante poco más de 13 minutos. Se supone que unos cuarenta minutos más tarde, González Moreno perdió la vida.

Hasta ahora los tres fiscales a cargo de la causa –Buenaventura Duarte, Alejandro Chain y Guillermo Barry– no habían logrado persuadirlo de hablar. Matías se presentó sorpresivamente el jueves pasado en el juzgado de Goya.

El dato más importante que introdujo fue el del arma. A esta altura se sabía que su hermano era un coleccionista de armas, pero no se había confirmado que fuera suya la vieja Colt calibre 45 que apareció a su lado, en la Toyota Camry negra, la noche de la muerte. Una parte de los fiscales lo ponía en duda. Consideraba que podía tratarse de una pistola “sicaria”, es decir, un arma robada que alguien podría haber usado o para matarlo o para inducirlo al suicidio.

A Matías le mostraron una foto de la Colt 45. Aseguró que era de Hernán y que formaba parte de un conjunto de armas usadas que él tenía. Contó también que alguien se la había regalado, aunque dijo no saber quién.

La causa aún está caratulada como supuesto suicidio y aunque se trata de la hipótesis principal, nadie descarta que a González Moreno lo hayan matado o hayan inducido su muerte. Esas sospechas se abrieron a partir de un dato clave: la prueba del dermotest que indicó que no tenía rastros de pólvora en las manos. Lo mismo sucedió semanas atrás con las pruebas sobre la ropa que llevaba encima. Esos datos abrieron las preguntas sobre la posibilidad de que el arma no fuera suya, cosa que su hermano negó.

Ramón Carlos Machado, el secretario privado y chofer personal de González Moreno, declaró en los días posteriores a su muerte y explicó que “nunca vio en poder de Hernán la pistola por la que le preguntaron”, pero agregó que “siempre tenía una pistolita chiquita en su portafolio, color gris, linda, debe ser calibre 9 milímetros”.

El ahora detenido Billy Zampa, uno de los que fueron a buscar a González Moreno –según dijo a pedido de Colombi– a la Estancia del Medio la noche de su muerte también habló de la pistola. Fue uno de los primeros testigos convocados por la Justicia y semanas más tarde de su primer testimonio, volvieron a llamarlo. Entonces, los fiscales le preguntaron por el arma: “Estando yo varios meses atrás en el departamento que ocupaba González Moreno cerca de la costanera –dijo– me exhibió, como si fuese una de sus piezas más preciadas de la colección de armas que guardaba en un armario específico, una pistola Colt 45, muy similar a la encontrada en el lugar del hecho, aunque no puedo dar fe de que se tratara de la misma.”

La duda es por qué si la pistola era tan querida para el empresario, nadie más la había nombrado. O, si como dice su chofer, siempre andaba con otra pistola encima, por qué la cambió el día de la muerte.

Matías González Moreno también aportó detalles sobre las amenazas. Sus precisiones son importantes porque se contradicen con otra de las declaraciones de la causa. Según declaró, Juan Manuel Saloj –un amigo de su hermano y empleado de la agencia– le dijo que Hernán le había contado a su vez que lo venían amenazando desde hacía días. Que el “sicario” era un tipo “muy pesado”, que lo iba a matar a él o a sus hijos, que lo llamaban “Gitano” y que era por las denuncias contra Ricardo Colombi, quien finalmente ganó las elecciones a gobernador. Para contenerlo –explicó Matías– Saloj le propuso a su hermano sacar un pasaporte para que se fuera del país con sus hijos, pero Hernán le aseguró que “con ese tipo no se jode”. Que “los podía matar mañana o dentro de cuatro años”. Cuando los fiscales volvieron a preguntarle por la participación de Ricardo Colombi, Matías señaló que no le constaba, pero añadió que la familia “no lo descarta”.

Lo declarado por Matías coincide con la primera versión que difundió el gobierno de Corrientes a través de Zampa, pero entra en contradicción con el testimonio de Saloj, quien no corroboró ninguno de los datos brindados por el hermano del muerto. Saloj habló de las amenazas, aunque no mencionó la propuesta del pasaporte, ni la idea del viaje, ni el nombre del “Gitano”. En su declaración, a la que Página/12 tuvo acceso, Saloj relató que González Moreno lo llamó y “que le contaba, llorando, que lo habían amenazado, que se habían metido con sus hijos”. Dijo también que “yo tenía miedo de que hiciera algo, a mí me puso mal escucharlo, él me dio a entender que se iba a matar”. Y agregó: “Nunca especificó cuáles eran las amenazas”.

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