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El país|Sábado, 5 de diciembre de 2009
Eduardo Corvalán, desaparecido en 1976, cuyo cuerpo identificaron este año, fue homenajeado

“Un militante popular y revolucionario”

Los dos hijos de Corvalán, Mariana y Gabriel, junto a sus amigos y familiares y a las Abuelas de Plaza de Mayo lo recordaron el día en que hubiese cumplido 68 años. Los hijos están buscando a un hermano/a que habría nacido en cautiverio.

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El homenaje se realizó en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, que participó de la convocatoria.

Las Abuelas de Plaza de Mayo junto con la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA realizaron una ceremonia homenaje, anteayer, en el día en que el militante Eduardo Corvalán, secuestrado y desaparecido durante la última dictadura militar argentina, habría cumplido 68 años. Sus hijos, amigos y compañeros de trabajo organizaron un acto en su memoria en el Aula Magna de la Facultad de Exactas. También recordaron a su esposa, Mónica Delgado, que con un embarazo de tres meses fue secuestrada y desaparecida junto con Corvalán el 22 de julio de 1976. “Tengo muchos recuerdos de ellos, aunque ahora, después de reencontrarme con los amigos que compartieron nuestra vida en esa época, descubrí que algunas sensaciones son parte de la memoria de lo que había vivido con mis padres. Por ejemplo el sabor de los buñuelitos de banana que, según una amiga de mamá, ella solía hacer.” Este recuerdo al que refirió Mariana, la hija mayor del matrimonio, fueron como otros tantos que llenaron de sentido y nostalgia a la jornada, en el marco de un año en el que se encontraron los restos de Eduardo.

Amigos, compañeros de trabajo y sus dos hijos, Mariana y Gabriel Corvalán, se juntaron el pasado jueves para avivar y transmitir su historia. El lugar elegido fue la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, donde Eduardo trabajaba como empleado en la hemeroteca de Física, en el Pabellón I de Ciudad Universitaria. “Era un tipo con un gran sentido del humor” y, por otra parte, de “una militancia comprometidísima”, una combinación tan increíble como interesante, sostuvieron quienes lo conocieron. Militaba en el ERP 22 de Agosto, “en una época que incitaba a dar pelea”.

Corvalán “era esencialmente un militante popular y revolucionario”, definió al subir al escenario su compañero de militancia Jorge Benstein, que consideró que es su deber el de la memoria. “El Negro”, como lo llamaban sus amigos, nació el 3 de diciembre de 1941 en la localidad bonaerense de Moreno. Si bien durante dos años estudió en el Liceo Militar General San Martín, terminó su secundaria en el Colegio Nacional Mariano Moreno. “Una vez que Eduardo conoció a Mónica, no se separaron más”, afirmó una amiga del matrimonio, en uno de los tantos relatos que se presentaron en un video. Cuando la pareja fue secuestrada el 22 de julio de 1976 en la casa que alquilaban en Avellaneda, Mónica estaba embarazada de tres meses.

El dato de un tercer hijo fue una sorpresa y “una nueva etapa” para Mariana y Gabriel Corvalán, ya que ellos no supieron que su mamá estaba embarazada hasta que en 2006 se enteraron de casualidad en un acto recordatorio del golpe que se realizó también en la Facultad de Exactas. En ese evento “algunos de los que se acercaron a saludarnos nos preguntaban si no éramos tres hermanos. Deje pasar unos días para llamar a la amiga de mamá Mirta y preguntarle, pero ella me llamó primero y me dijo justo lo que quería saber: Mamá estaba embarazada”, explicó durante su presentación Mariana. Desde ese momento y acompañados por familiares y amigos, los hermanos Corvalán comenzaron la búsqueda de su hermano. En la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) les informaron que la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) los estaba buscando desde 2002 para que fueran a dejar las muestras de sangre en el banco de datos genéticos. Así lo hicieron.

Mientras tanto, su trabajo con las Abuelas de Plaza de Mayo se hizo incesante y hace cuatro meses integran el grupo Hijos y Nietos. La intensa búsqueda hizo que las novedades volvieran a aparecer al tiempo. Así, en 2009 surge otro hito importante en la vida de los Corvalán, ya que el Equipo Argentino de Antropología Forense informó a Mariana y Gabriel que, a partir de las muestras que ellos habían dejado, se pudieron identificar los restos de Eduardo, recuperados del cementerio de Avellaneda, donde permanecían en fosas comunes.

Los diversos testimonios retrataron, en el día de su cumpleaños, la vida y la personalidad del militante: “Si lo imagino de alguna forma es volando con sus grandes ideas y proyectos, que no le dejaron concretar”, lamentó Benstein. Gabriel se vio reflejado en ese aspecto de su padre: “Me dicen que me parezco a mamá, pero tengo gestos y vuelo tanto como papá”.

“Gracias a la vida”, fue la canción que acompañó el cierre del acto, y a su término el aula entera coreó: “Eduardo Corvalán, presente. Mónica Delgado, presente. ¡Ahora y siempre!”.

Informe: Rocío Ilama.

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