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El país|Sábado, 12 de diciembre de 2009
Abel Posse asumió como ministro de Educación de la ciudad de Buenos Aires y ratificó todas sus declaraciones

“No me arrepiento de nada de lo que dije”

También juró Diego Santilli al frente del Ministerio de Espacio Público y Eugenio Burzaco se hizo cargo de la Policía Metropolitana. Mauricio Macri hizo un balance en el que omitió el escándalo del espionaje y la detención de Jorge “Fino” Palacios.

Por Werner Pertot
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El ex cónsul de la dictadura Abel Posse al momento de jurar “por Dios y por la patria” ante el jefe de Gobierno, Mauricio Macri.

No hubo caso: Mauricio Macri no dio marcha atrás con la designación de Abel Posse como ministro de Educación, a pesar de las protestas de los gremios docentes, la oposición porteña y los organismos de derechos humanos. A pura pompa, nombró al nuevo jefe de la Policía Metropolitana, Eugenio Burzaco; al secretario de Medios, Miguel de Godoy, y les tomó juramento entre aplausos al ministro de Espacio Público, Diego Santilli, y al propio Posse. “No me arrepiento de nada de lo que dije”, sostuvo con una sonrisa el ex cónsul en dos dictaduras. El jefe de Gobierno hizo un balance de su gestión en el que se las arregló para no mencionar el escándalo de espionaje, la renuncia de dos jefes de la Metropolitana y la polémica por las declaraciones de Posse, que llamó a reprimir a los “jóvenes asesinos” y a amnistiar a los represores, además de considerar un “residuo de la subversión” a los sobrevivientes de la dictadura.

Con alfombra roja, el Salón Dorado de la Casa de la Cultura recibió a los nuevos ministros con su cielo raso de ángeles pintados, sus paredes tapizadas, sus columnas doradas coronadas con estatuas de querubines que tocaban arpas, laúdes o cuernos. Además del gabinete en pleno, posando para la foto, entre el público se podía ver al presidente de Fiat Argentina, Cristiano Rattazzi (“Vine sólo a saludar”, sonrió), al ex vocero del cardenal Jorge Bergoglio Guillermo Marcó; al ex gobernador misionero Ramón Puerta –amigo tanto de Posse como de Macri– y al menemista Moisés Ikonicoff. También estaban los ministros salientes Mariano Narodowski y Juan Pablo Piccardo, que asumirá en el directorio de Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (Sbase).

Posse entró refulgente como la estrella del momento de la derecha, se saludó con Santiago de Estrada –con el que comparte afinidades y trayectorias– y con una hinchada sub 90 que lo esperaba ansiosa. Juró “por Dios y por la patria” y lo recibieron con aplausos rabiosos. Pero el aplausómetro favoreció notablemente a Santilli, a quien le cantaron varias veces: “Olé, olé, Coloooo, Coloooo”. Hay quienes vieron incluso al legislador peronista Diego Kravetz aplaudiendo al grito de “¡Vamos Colo!”. “Acá Santiilli no pierde por un voto”, bromeó Macri, en alusión a las elecciones en River. El flamante ministro luego bajó y se abrazó con su esposa, Nancy Pazos, y con sus tres hijos. Burzaco, como fue designado por decreto, no tuvo que jurar. El flamante secretario de Medios, Miguel de Godoy –sin corbata y con un auténtico look Beatles– prefirió evitarse la formalidad de la jura.

“En dos años hemos hecho mucho más que en los últimos diez”, estimó Macri, quien habló de “tantos colegios que dejaron atrás sus problemas de infraestructura” y de la “alegría de los vecinos de Lugano” por un centro médico, que originalmente iba a ser un hospital. “Como todo lo que hacemos, también nos equivocamos, pero aprendimos de nuestros errores”, aseguró Macri, que anunció la salida del procurador Pablo Tonelli. Será reemplazado por Ramiro Monner Sans, y como procurador adjunto irá el ex conductor del programa La Corte, Mauricio D’Alessandro. Ambos cargos requieren acuerdo de la Legislatura.

El jefe de Gobierno sostuvo que sus tres prioridades a futuro son: la educación (“Primero, los niños. Que ninguno esté sin la correcta nutrición y educación”), la seguridad (“La Policía Metropolitana es un hecho. En pocas horas o días, va a estar en las calles la nueva policía”) y el transporte (“Les daremos un nuevo impulso a las obras del subte”). “No nos van a parar, no nos van a comprar”, concluyó Macri, con su slogan supuestamente taquillero, con el que ya se pintó media ciudad de Buenos Aires. Poco después, Burzaco desmentía al jefe de Gobierno sobre la salida “en horas” de la policía: la Metropolitana será presentada el 22 de diciembre y es probable que no salga a la calle antes de fin de año (ver recuadro).

Los nuevos ministros bajaron a abrazarse con los diputados de PRO Paula Bertol, Esteban Bullrich, Federico Pinedo, con los legisladores Cristian Ritondo y Oscar Moscariello, entre otros macristas. Mientras algunos de los presentes le soplaban al oído que estaban de acuerdo con él, Posse afirmó que “es algo que pienso desde hace años. Es mi propia visión” y dijo que no se arrepiente de sus declaraciones. Luego, se negó a seguir hablando con la prensa, aunque aseguró ante algunos de sus amigos, como si se tratara de una picardía: “¡Tiré una piedra!”.

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