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El país|Martes, 29 de diciembre de 2009
Oficialistas y opositores en puja por el control de los DNU

Sin acuerdo por la comisión

Por Miguel Jorquera
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Gerardo Morales y Miguel Angel Pichetto se cruzaron de nuevo.
Por Miguel Jorquera

@La disputa por la presidencia de la Comisión Bicameral sobre los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) que dicta el Gobierno postergó las vacaciones de no pocos legisladores, aunque difícilmente la puja se resuelva antes de marzo del año entrante. La oposición irá a la reunión convocada para mañana con la intención de quedarse con la cabeza de la comisión de control, a pesar de la paridad de fuerzas en su conformación (ocho oficialistas y ocho opositores). En tanto, el kirchnerismo insistirá en que ese lugar le corresponde por su condición de primera minoría parlamentaria y buscará arribar a un acuerdo político. Si no, podría dejar acéfala la presidencia de la Bicameral y bloquearía su funcionamiento.

“Esperemos a ver cómo se desarrolla la reunión”, dijo el diputado K Jorge Landau sobre la convocatoria para la elección de autoridades de la Bicameral prevista para mañana a las 10, sin revelar la estrategia oficialista para ese encuentro. Pero no dudó en rechazar los argumentos opositores. “Los ocho diputados y ocho senadores son designados por los presidentes de las respectivas cámaras a propuesta de los bloques parlamentarios, respetando la proporción de las representaciones”, sostuvo Landau, recitando el artículo 3 de la ley que puso en funcionamiento la bicameral en julio de 2006, antes de arriesgar su propia conclusión: “De ellos, ocho pertenecen al Frente para la Victoria y los otros ocho a distintos bloques de la oposición. Por lo tanto, la presidencia nos corresponde”.

La ratificación de Landau, integrante de la Bicameral, de que el oficialismo dará pelea por la presidencia de la comisión dio por tierra con las versiones que anticipaban la posibilidad de ceder ese lugar en el marco de un “acuerdo político” siempre que no quedara en manos de un “gurka”, como denominan a los opositores a ultranza. De esa manera, también se descartó la propuesta de alternar la presidencia de la comisión entre oficialistas y opositores.

Del otro lado, la oposición tampoco baja sus pretensiones de presidir la Bicameral y mantienen la guardia en alto. “Asistiremos seguramente a otro intento del kirchnerismo por retener el poder a cualquier costo, de la misma forma en la que se apropiaron ilegítimamente de la presidencia de la Bicameral de Medios, usurpándola en una votación trucha, sin quórum ni mayoría reglamentaria; ahora tratarán de imponer lo mismo en la bicameral de DNU”, sostuvo la diputada radical Silvana Giúdici.

La polémica también siguió en el Senado entre los presidentes de los bloques mayoritarios. “El oficialismo tiene derecho a ejercer la presidencia de Bicameral de Trámite Legislativo (que analiza los DNU y vetos presidenciales) y por eso reclamamos la autoridad de ese cuerpo para un diputado del oficialismo”, sostuvo el kirchnerista Miguel Angel Pichetto. Luego, el senador rionegrino insistió en que “si bien el control está ínsito en toda la tarea parlamentaria, ésta es una comisión que hace a la gestión”.

“La presidencia tiene que ser de un legislador de la oposición” fue la respuesta del radical Gerardo Morales, desde Jujuy. Después, Morales advirtió que “si el miércoles no se resuelve la cuestión de las autoridades, será en los plenos de cada cámara donde se determinará”, y recordó que, una vez “hechos los dictámenes, deben convocarse las cámaras para su tratamiento”, confiado en que el conglomerado opositor podrá imponerse en ambos recintos del Congreso.

Si mañana no se sella un acuerdo político por la presidencia, los K dejarían vacante ese lugar con el argumento de que la comisión “podría funcionar igual y emitir dictámenes con igual cantidad de firmas, que luego deberán tratarse en el pleno de ambas cámaras”. Aunque omitieron decir que para ello la Bicameral necesita de quórum para sesionar –la mitad más uno de sus integrantes–, cuestión que ninguno de los dos bloques por separado podría alcanzar sin acuerdo previo.

De ser así, la oposición deberá lidiar con el oficialismo en las reuniones de Labor Parlamentaria, que decide los proyectos que llegan al recinto, o reunir una mayoría especial: dos tercios de cada cámara para tratarlo sobre tablas. Algo aún más cuesta arriba para el conglomerado opositor, que sobre este tema empezó a tener algunas fisuras. En varios de los bloques opositores –de menor cantidad de integrantes– no cayó bien que la UCR y el PJ disidente reclamaran más asientos para sus diputados en la comisión, invocando una mayoría que componen todas las bancadas opositoras. “Los acompañamos si también hay lugares para nosotros en la comisión”, arriesgan todavía en off the record desde algunos bloques de centroizquierda.

La Bicameral debe tratar el veto parcial de la Presidenta a la Ley de Reforma Política y el DNU que crea el Fondo del Bicentenario, destinado a pagar vencimientos de deuda externa durante 2010 con reservas del Banco Central. Dos decisiones duramente cuestionadas desde la oposición, que de no haber pronunciamiento del Congreso, en un plazo de diez días hábiles desde su comunicación, serían convalidadas por “sanción ficta”, es decir, que interpreta la falta de decisión del Parlamento como un aval a la medida dictada por el Ejecutivo.

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