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El país|Miércoles, 17 de febrero de 2010
ANOCHE HABIA MAS DE MIL USUARIOS SIN LUZ, SEMAFOROS FUERA DE SERVICIO Y EDIFICIOS ANEGADOS

Una ciudad con problemas de desagote

Si bien la lluvia fue intensa y no hubo alerta meteorológico, tampoco funcionaron correctamente los sumideros y se inundaron zonas que nunca habían sido afectadas. Críticas de la oposición por la falta de mantenimiento y prevención.

Por Eduardo Videla
La inundación afectó zonas de la ciudad que hasta ahora habían soportado las tormentas más intensas.
Imagen: Gonzalo Martínez.

La lluvia fue intensa, 90 milímetros en dos horas. Pero la inundación afectó a zonas que hasta ahora venían soportando las tormentas más rigurosas, como Parque Centenario, Almagro, Chacarita o Caballito, lo que hace suponer que hubo falencias en el funcionamiento de los sumideros, por problemas de mantenimiento. No hubo alerta meteorológico previo y la lluvia cayó justo en el horario previo a la recolección de residuos. Pero el atraso en la ejecución de obras hidráulicas diseñadas y aprobadas en 2005 no permitió mitigar las consecuencias del fenómeno. La Ciudad colapsó como pocas veces, el lunes, y los daños se prolongaron hasta anoche, como los cortes de luz, la salida de servicio de semáforos y el anegamiento de edificios. El gobierno porteño, que anunció subsidios de hasta cinco mil pesos para los damnificados (ver aparte), sacó a relucir su obra hidráulica insignia, el túnel aliviador del arroyo Maldonado, que en realidad fue diseñado, licitado y adjudicado por gestiones anteriores y se inició con dos años de demora.

El gobierno de Mauricio Macri salió ayer, desde temprano, a explicar que el fenómeno meteorológico ocurrido el lunes tuvo características que “lo sindican como poco ocurrente”, ya que se sumaron “la intensidad de las precipitaciones y los vientos del sudeste que provocaron la creciente del Río de la Plata que, con una cota de 2,6 metros, funcionó como un tapón hidráulico”. La explicación la dio el ministro de Ambiente y Espacio Público, que salió a la calle a supervisar las tareas de emergencia.

Las consecuencias del temporal fueron severas y difíciles de resolver: más de 55 mil clientes de las compañías de electricidad se quedaron sin luz; la línea B del subte quedó fuera de servicio hasta ayer a las 9 de la mañana; decenas de automóviles sufrieron los efectos del anegamiento y quedaron fuera de servicio y algunos, incluso, quedaron sumergidos en túneles, como el de Warnes y Dorrego, donde las bombas de desagüe no funcionaron. Ayer a la tarde todavía había cien semáforos que no funcionaban, mientras que voceros de las compañías de electricidad estimaban en un millar los usuarios que todavía estaban a oscuras. Todo eso generó el malhumor de los vecinos.

La zona más afectada fue, como en otras ocasiones, la que es surcada por el arroyo Maldonado –que corre debajo de la avenida Juan B. Justo– desde Villa Crespo hasta Palermo. Pero a diferencia de otras veces, se anegó la avenida Corrientes, a la altura de Almagro, y los alrededores de Parque Centenario y el Cid Campeador. Como por allí no circula ningún arroyo, las hipótesis apuntan a fallas en el mantenimiento de los sumideros en esas zonas. Como cada vez que la ciudad se inunda, apareció otra vez la polémica por las obras realizadas, las que están en curso y las que aún no se iniciaron.

El jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, reconoció que las obras hidráulicas para mitigar este tipo de situaciones demandarán no menos de “un año y medio más”. “Lo bueno es que las obras de construcción de los canales aliviadores del arroyo Maldonado están avanzando” y que “para el año que viene habrá finalizado el primer túnel, que va desde la Costanera Norte (a la altura del Aeroparque) hasta la calle Niceto Vega y que ya tiene 700 metros”, afirmó. “Esta es la obra de ingeniería civil más grande de la ciudad en muchísimo tiempo, con tecnología única en la Argentina y que no rompe la ciudad porque utiliza una tuneladora que va por debajo de la tierra”, consideró.

Sin negar la importancia de la obra, dirigentes de la oposición atribuyeron los efectos de la lluvia a la falta de inversión en mantenimiento de la red hidráulica o a la subejecución de los presupuestos asignados a tal fin. Aníbal Ibarra, ex jefe de Gobierno y actual legislador por Diálogo por Buenos Aires, advirtió que “el gobierno está atrasado con los pagos a las empresas de servicios y por eso el trabajo de limpieza y de reparación de sumideros se hace con atraso y sin continuidad”. Y puso como ejemplo los trabajos en el arroyo Cildáñez, “que le sirve de desagote al Maldonado cuando tiene mucho caudal, pero que está obstruido por barro y otros sedimentos, y como el gobierno de Macri desde hace más de un año suspendió las obras de desobstrucción, dejó de cumplir esa función”. Ibarra atribuyó las demoras en el inicio de las obras del Maldonado al “ingreso de la empresa Iecsa, del grupo Macri, al consorcio adjudicatario, y a una modificación en el proyecto que encareció la obra en 300 millones de pesos”, dijo a Página/12.

El diputado Martín Hourest (Igualdad Social) también apuntó al recorte en las inversiones para mantenimiento: “A octubre de 2009 teníamos una subejecución de la partida del gasto de mantenimiento del 30 por ciento, por lo cual es lógico que en febrero de 2010 la situación se desborde en todos los sentidos”. “Al no ejecutar recursos, Macri hizo que millones de personas paguen los costos de esa falta de previsión en la gestión”, afirmó Hourest. En tanto, el diputado Juan Cabandié, de Encuentro Popular, dijo que si bien las lluvias fueron fuertes, “no hubo ningún tipo de previsión para atenuar el impacto”.

El subsecretario de Ingeniería y Obras Públicas del Ministerio de Desarrollo Urbano, Sergio Agostinelli, confirmó a Página/12 que la única obra hidráulica en marcha es el túnel aliviador del arroyo Maldonado, mientras que los aliviadores de los arroyos Vega y Medrano están licitados. También están en proceso de licitación los aliviadores del arroyo Ochoa y de otras tres cuencas que desembocan en el Riachuelo. Todas las obras forman parte del Plan de Prevención de Inundaciones, que comenzó a diseñarse durante la gestión de Fernando de la Rúa, se aprobó por ley en 2005, durante la administración de Ibarra, y comenzó a ejecutarse a partir de entonces. “Por eso Macri dice que en los últimos diez años se hizo sólo el 7 por ciento de las obras necesarias”, argumentó Ibarra. El ex jefe de Gobierno todavía recuerda la inundación de febrero de 2001, cuando fallecieron cuatro mujeres en un geriátrico, “pero esa vez cayeron 144 milímetros en dos horas”, aclaró a Página/12.

Agostinelli destacó que el temporal no afectó esta vez a la cuenca del Vega (donde se produjo la tragedia de 2001): “Funcionaron los equipos de bombeo instalados en la desembocadura”, precisó. Esa cuenca, para dejar de generar problemas, necesita de todos modos un nuevo aliviador, una obra ya licitada pero que no se inicia por problemas de financiamiento.

“Si no puede iniciar nuevas obras, al menos que utilice los recursos que tiene para mantenimiento, para la prevención de este tipo de conflictos, dijo Hourest.

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