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El país|Martes, 23 de marzo de 2010
Renunció el jefe de inspectores de Baradero, acusado en los reclamos de la revuelta

Un paso al costado para descomprimir

Pablo Scarfoni renunció a su cargo de director general de Inspección y Seguridad.Los concejales se reunieron y presionan al intendente Aldo Carossi. Debaten silo suspenden. La Justicia reunió 17 testimonios que aseguran que no hubo persecución.

Por Horacio Cecchi
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La marcha al cementerio tuvo mucha presencia y se transformó en un reclamo de justicia calmo.

El director general de Inspección y Seguridad de la Intendencia de Baradero, Pablo Scarfoni, presentó su renuncia al cargo, después de la protesta virulenta que el domingo terminó con la municipalidad en un incendio y la destrucción de varios edificios, entre ellos el frente de la casa de sus abuelos. Scarfoni era señalado en el runrún de la calle como responsable por la vehemencia con que su cuerpo de inspectores intentaba controlar el uso de cascos entre los jóvenes motociclistas locales. Ese mismo runrún es el que el domingo estalló en su contra cuando dos de esos adolescentes, Giuliana Giménez y Miguel Portugal, murieron atropellados por una camioneta de la Inspección de Tránsito mientras montaban la Gilera de Miguel. La investigación judicial, entre tanto, avanza en un recorrido de digestión lenta para el runrún y escasamente funcional para sus fogoneros. Casi veinte testigos ya declararon ante el fiscal Marcelo Manso. En todos los casos desmintieron la persecución y afirmaron que no existió intencionalidad. Al contrario, la intencionalidad fue un aporte que llegó por otros medios: uno de los testigos aseguró que le habían pagado cien pesos para decir públicamente que había presenciado la persecución.

El día que había empezado amenazado por los nubarrones de la tormenta dominical se despejó. Quedaron en juego los efectos del sismo político. El gobernador bonaerense, Daniel Scioli, respaldó la versión de los infiltrados. “Vi con claridad, como siempre –agregó–, las miserias de agitadores políticos que se expresan aprovechando el dolor y la buena fe e indignación de la gente.” La misma opinión que arrastraba desde hacía un día el intendente Aldo Carossi y la que, curiosamente y con intereses opuestos, sostenía también su ex aliado en el distrito, Marcelo Elmer, presidente del Concejo Deliberante y furibundo denarvaísta (ver recuadro). Ayer, los concejales se reunieron para avanzar sobre el futuro de Carossi. La renuncia de Scarfoni y la de los comisarios locales fue el primer síntoma. “Presenté la renuncia porque tengo que dar un paso al costado para oxigenar la gestión del intendente, en Baradero hay una interna política muy grande con el jefe comunal”, dijo.

Entre tanto, la investigación judicial recopiló información de casi una veintena de testigos. “Son 17 los testimonios que tomó la fiscalía –confió a Página/12 un investigador–. Ninguno aportó datos sobre la persecución. Todos sostuvieron que se trató de un accidente.”

–¿Alguno es presencial?

–Un grupo de unos cinco chicos que estaba justo en la esquina donde ocurrió todo –respondió el investigador–. Uno de ellos incluso fue golpeado en una de sus piernas por el cuerpo de la chica que fue lanzada en el choque. Ninguno de ellos mencionó que hubiera persecución y todos coincidieron en que fue accidental el choque.

Aunque la versión de la persecución asumió coincidencias masivas, nadie se presentó ante la fiscalía a convalidar un dato que podría considerarse clave. “Sí hubo dos casos que son paradójicos –agregó el mismo investigador–. Uno es el de un testigo que apareció en varios medios el domingo por la noche.” El investigador se refería a un joven que apareció de espaldas en la tevé y que aseguró haber sido testigo presencial del momento en que la camioneta de los inspectores golpeaba a la moto para alcanzarla o frenar su avance, provocando el vuelco.

“Costó encontrarlo porque había declarado por todos lados pero no se presentaba ante el fiscal –describió el investigador–. Pero cuando lo ubicamos, terminó retractándose de que hubiera sido testigo presencial. Dijo que en medio de la adrenalina había repetido lo que había escuchado que decían todos y que aparecieron con una cámara y que le pagaron cien pesos para que diera esa versión.” La fuente no abundó sobre el pago.

El segundo caso al que se refiere la fuente judicial es un joven que ante diferentes canales asegura haber sido testigo presencial de la muerte de los dos chicos. Sostiene con lujo de detalles la forma en que cayeron, hacia dónde y cómo cayeron. Pero en la fiscalía no lograron que declarara. “Llegó anunciando que era testigo directo de la persecución –describió el investigador–. Lo fueron tanteando. Y su versión era tan opuesta a todo lo que se había testimoniado que antes de empezar le preguntaron si estaba dispuesto a declarar bajo juramento. Entonces dijo que lo iba a pensar y se fue. Ahora (anoche) aparece por todos los canales dando la versión que no quiso respaldar ante el fiscal.”

En la causa por doble homicidio culposo se encuentra imputado el inspector Jorge Micussi, que es quien conducía la camioneta. Se aguarda el resultado de las pericias toxicológicas y alcohólicas. También las pruebas periciales sobre la camioneta y la moto. Por ahora se avanza sobre el delito doloso y tratando de determinar si existió negligencia.

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