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El país|Viernes, 7 de mayo de 2010
La oposición rechazó la presentación “espontánea” de Montenegro y mantiene su decisión de interpelarlo

Con las respuestas fuera de momento

Para desactivar su interpelación, el ministro de Justicia porteño fue a la Legislatura y dijo que respondería sobre el espionaje ilegal y la Metropolitana. Los opositores no lo escucharon y acusaron al macrismo de querer montar un “show mediático”.

Por Santiago Rodríguez
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El ministro de Justicia porteño, Guillermo Montenegro, y los macristas esperaron en vano en el recinto a los legisladores de la oposición.

El macrismo fracasó ayer en su intento de aliviar el paso de Guillermo Montenegro por la Legislatura. El ministro de Justicia porteño se presentó “espontáneamente” ante los legisladores para responder las preguntas que quisieran hacerle sobre el escándalo de espionaje ilegal que involucra a Mauricio Macri y la Policía Metropolitana, pero la oposición se negó a escucharlo y ratificó su decisión de someterlo a la interpelación que ya cuenta con la aprobación de la Comisión de Seguridad. A cambio de eso –y de mantener una unidad que en algún momento de la jornada estuvo en duda–, los opositores debieron pagar un precio: les resultó difícil explicar por qué dejaban pasar la oportunidad de interrogar a Montenegro y los macristas se encargaron de subrayarlo.

Montenegro fue a la Legislatura para desactivar una interpelación que se le presenta como inexorable: el último lunes, los legisladores de la oposición exhibieron una unión que no suele ser habitual y consiguieron aprobar en la Comisión de Seguridad el pedido para interpelar al ministro de Justicia, quien fue indagado por el juez Norberto Oyarbide el viernes pasado.

Con los votos asegurados para someter a Montenegro a sus preguntas en el recinto –34 contra 26 del macrismo–, el plan opositor era el siguiente: votar ayer mismo una preferencia para tratar el dictamen en la sesión del próximo jueves y tras su aprobación convocar al ministro a comparecer el lunes 17 de mayo.

Con tres legisladores de viaje –el peronista Diego Kravetz y los cívicos Juan Pablo Arenaza y Diana Maffía–, los macristas abrigaban la esperanza de que alguna deserción más le impidiera a la oposición reunir el quórum necesario para habilitar la sesión ayer. La reunión de Labor Parlamentaria del mediodía resultó crucial porque allí el macrismo verificó que la oposición tenía los votos suficientes para concretar lo que había planificado y que se expondría a dos derrotas consecutivas: una en horas de la tarde, con la aprobación de la preferencia, y otra la semana que viene, cuando fuera votada la interpelación. Fue entonces que el jefe del bloque PRO, Cristian Ritondo, anunció que Montenegro iría a contestar lo que quisieran preguntarle.

La propuesta macrista desató un debate dentro de la oposición que se prolongó aún después de la llegada de Montenegro a la Legislatura, a las dos y media de la tarde. En la discusión se plantearon cuatro posiciones: que la dificultad de explicar la negativa a escuchar al ministro no dejaba otra opción que aceptar el interrogatorio en los términos impuestos por el macrismo; que había que forzar la votación sobre tablas de la interpelación (como se requieren 40 votos eso hubiera obligado una definición del PRO); que debía votarse la preferencia tal cual lo previsto y rechazar el ofrecimiento de hacerle preguntas a Montenegro; que directamente no había que bajar al recinto.

Al final primó la unidad. Los macristas esperaron sentados en sus bancas y los opositores bajaron, pero no al recinto, sino a un salón contiguo donde ofrecieron una conferencia de prensa en la que expusieron su posición. “Esta es una crisis que va a ser larga. No debemos dejarnos llevar por el oficialismo”, remarcó Gabriela Cerruti. Aníbal Ibarra recordó que cada poder es independiente y que “Montenegro no puede manejar la Legislatura”. “No puede venir cuando se le canta”, sumó el kirchnerista Juan Cabandié, mientras que el legislador de Nueva Izquierda Marcelo Parrilli destacó que la visita del ministro de Justicia no fue espontánea, sino “una maniobra defensiva porque su interpelación era inminente”. “Nos negamos a ser parte del show mediático del oficialismo”, dijo la peronista Silvina Pedreira.

“Los que no dan la cara son los de la oposición porque no tienen vergüenza. Es un día triste para la Legislatura”, decía mientras tanto en el recinto el macrista Martín Borrelli. La sesión ya se había levantado por falta de quórum, pero los oficialistas hacían tiempo a la espera de que los opositores dejaran el salón en el cual ellos darían después su propia conferencia de prensa.

Ritondo también arremetió contra la oposición y se ciñó a la estrategia comunicativa del macrismo. “Lo único que les interesa es ver cómo desestabilizan al gobierno de Mauricio Macri y son funcionales a Néstor Kirchner. Quieren entorpecer la candidatura de Macri”, sostuvo el jefe del bloque PRO y disparó: “Solanas e Ibarra son kirchneristas”.

Montenegro también se despachó con toda la artillería macrista. Dijo que estaba dispuesto a responder “todas las preguntas, tanto sobre la policía como sobre la causa de las escuchas”, pero que a los opositores no “les importa la verdad, sino complicar al gobierno y a los porteños”. Afirmó también que el tema “ameritaba que se tratara lo antes posible” y que “lo importante es la verdad y no las formas”.

La oposición podría convocar a una sesión especial el viernes próximo para aprobar la interpelación a Montenegro y citarlo para el martes 18. O dejar que el tema siga su curso en las sesiones ordinarias, en cuyo caso el ministro sería citado después del 25 de mayo. Para esa fecha Oyarbide ya debería haber resuelto su situación procesal. Montenegro dijo que no piensa renunciar por más que sea procesado. Si todavía está en su cargo, entonces sí podrá responder las preguntas de los legisladores.

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