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El país|Jueves, 1 de julio de 2010
El BNDG confirmó que no se pudo hacer la prueba genética de los Noble Herrera

La polémica por la contaminación

Las Abuelas de Plaza de Mayo sugirieron que los Noble Herrera ya sabían que les iban a requisar la ropa y usaron ese día prendas previamente contaminadas. Marcela viajó al exterior. La dueña de Clarín también sigue fuera del país.

Por Raúl Kollmann e Irina Hauser

El Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) le entregó ayer a la jueza Sandra Arroyo Salgado el informe escrito en el cual señala que no fue posible obtener el perfil genético de Marcela y Felipe Noble Herrera. Tal como adelantara Página/12, los genetistas señalan que las prendas requisadas estaban contaminadas por ADN de varias personas, lo que impide distinguir específicamente el de Marcela y Felipe. Según pudo confirmar este diario por fuentes oficiales, Marcela salió ayer del país rumbo a Uruguay. Felipe, en cambio, estuvo de viaje la semana pasada pero ya está de regreso. La dueña de Clarín, Ernestina Herrera de Noble, sigue en el exterior.

En términos muy científicos, el texto del informe menciona que la contaminación se produjo en medias y remeras, pero también en la ropa interior, algo más que extraño. Y más raro todavía es que cuando se hizo la requisa, Felipe Noble Herrera no llevaba calzoncillo, lo cual podría indicar que estaba preparado para el procedimiento. En el allanamiento anterior, realizado por el juez Conrado Bergessio, fue Marcela la que dijo que no llevaba ropa interior. Los letrados de Clarín desmintieron que los jóvenes hayan estado preparados para la requisa y que la contaminación fuera intencional.

El informe entregado ayer lleva la firma de María Belén Rodríguez Cardozo, titular del BNDG, que actúa como perito oficial. Pero también pusieron su rúbrica los peritos de parte puestos por Felipe y Marcela, la doctora Primarosa Chieri y Alejandro Ruiz Trevisán. Ninguno de los dos había planteado objeciones a la metodología con la que se consiguieron las muestras y también acompañaron el dictamen de ayer. Esto pone en cuestión –según señalan desde el juzgado– la hipótesis planteada ayer en el diario Clarín: que la comparación de ADN fracasó y que el gobierno nacional y la jueza armaron rápidamente una historia falsa de contaminación de las muestras. Ni Primarosa Chieri ni Ruiz Trevisán plantearon una sospecha de esa naturaleza. De todas maneras, la polémica continuará y la jueza ya dispuso llamar a declarar a todos los genetistas que participaron en los trabajos.

En un comunicado emitido ayer, Abuelas de Plaza de Mayo desliza claramente la hipótesis de que Marcela y Felipe ya sabían que les iban a requisar la ropa y usaron ese día prendas previamente contaminadas. El texto señala que “el estudio determinó que las prendas de vestir, que habían sido entregadas voluntariamente por Marcela y Felipe Noble Herrera en el allanamiento practicado el 28 de mayo pasado, no fueron aptas para obtener su perfil genético, por lo que no se pudo concretar el entrecruzamiento con las muestras de los familiares que buscan a sus seres queridos desaparecidos durante la última dictadura militar”.

El segundo párrafo es el más sugerente: “Las prendas analizadas fueron medias, remeras, camisas, pantalones y ropa interior femenina, ya que Felipe Noble Herrera no portaba calzoncillo al momento de la requisa. Los peritos informaron que, llamativamente, las prendas contenían información genética de numerosas personas de distintos sexos”.

El último párrafo mantiene las sospechas. “Se aguarda que los peritos declaren ante la Justicia, a fin de que expliquen por qué razones podrían aparecer tantos perfiles genéticos en prendas íntimas y de vestir, pues no parece posible que se trate de algo casual o accidental.”

“Desde la experiencia de Abuelas de Plaza de Mayo, no es posible descartar que las prendas hubieran estado contaminadas desde antes de que fueran obtenidas por la Justicia para imposibilitar el estudio. Ello sería posible si los involucrados hubiesen sido advertidos del procedimiento con anterioridad, tal como ha sucedido en otras causas similares”, concluye el texto de Abuelas.

En otros casos en los que las víctimas tampoco querían aportar su sangre para la determinación del ADN ocurrió que entregaron cepillos de dientes o peines que no eran propios. De esa manera, los procedimientos se tuvieron que repetir más de una vez. Por ahora, la tarea de la jueza Arroyo Salgado estará centrada en qué ocurrió con la prueba científica. Pero, en segunda instancia, tendrá que estudiar cómo obtener muestras que permitan concretar el estudio. La forma más seria y eficaz sería que Felipe y Marcela se presten a una extracción de sangre. Pero a eso ya se negaron varias veces.

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