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El país|Lunes, 5 de julio de 2010
Avanzada en el Congreso y la Justicia contra los cambios introducidos en los liceos militares

El lobby reaccionario de los liceístas

Defensa dispuso que Catequesis deje de ser materia obligatoria en los institutos de las Fuerzas Armadas y también quitó la instrucción con armas de los primeros años. En Diputados, la oposición busca derogar los cambios. Un grupo de padres logró una cautelar en Misiones.

Por Nora Veiras
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En el país hay diez liceos militares donde cursan alrededor de 3300 alumnos.

Los casi 3300 alumnos que transitan a diario por los diez liceos militares del país empezaron este año las clases sin tener que cursar Catequesis como materia obligatoria, sin instrucción con armas desde los 12 años y con la posibilidad de compartir las aulas con chicos que no cumplen el régimen de internado. El aggiornamiento provocó reacciones de todo tipo: legales, políticas, mediáticas y, como no podía ser de otra manera, en Facebook a través del grupo “Juntos contra la reforma de los liceos”. El juez federal de Posadas, José Luis Casals, hizo lugar a una medida cautelar presentada por padres del Liceo Naval Almirante Storni y dispuso que en esa institución se mantenga el régimen cerrado y la instrucción con armas desde el primer año. El Ministerio de Defensa apeló la decisión y ahora se espera una audiencia para intentar acercar a las partes. En Córdoba, el juez subrogante Alejandro Sánchez Freytes rechazó la medida cautelar pero, como en Misiones, no se pronunció aún sobre la cuestión de fondo. El lobby de padres y ex liceístas tiene las expectativas centradas en la Cámara de Diputados: el variopinto Grupo A de opositores acordó un dictamen en la Comisión de Defensa para derogar los cambios realizados por la ministra Nilda Garré. Un debate que recién empieza.

En febrero pasado, Página/12 adelantó los cambios para los liceístas. La instrumentación de la resolución 218 del 5 de marzo, firmada por Garré, activó el debate en los distintos institutos de las Fuerzas Armadas. Una nueva resolución, la 516, del 7 de mayo –el mismo día en que el juez de Misiones hizo lugar al pedido de no innovar– introdujo cambios para conjurar las críticas:

- Formaliza la necesidad de mantener un canal de diálogo abierto con padres, docentes y alumnos.

- Permite a los internados quedarse en los liceos los miércoles. Se levanta la decisión de tener que retirarlos en forma obligatoria para regresar en la tarde del día siguiente.

- Habilita la instrucción con fusiles FAL en el segundo semestre del último año del liceo y la posibilidad de desfilar con FAL, Mauser o carabina, siempre descargada.

La decisión de sacar Religión Católica como materia obligatoria fue ratificada. La subsecretaria de Formación Militar, Sabina Frederic, explicó a este diario que “si quieren ofrecer como servicio extracurricular Religión no lo vamos a impedir, pero no como contenido obligatorio”. Religión será reemplazada a partir del segundo semestre por la asignatura Problemáticas ciudadanas en la Argentina contemporánea. La semana próxima comenzarán las entrevistas que completan el concurso para seleccionar a los profesores. El titular de Educación de la Comisión Episcopal, el arzobispo de La Plata Héctor Aguer, calificó como “una broma de mal gusto” la reforma de los liceos, que extiende a la órbita militar el laicismo vigente en la legislación educativa nacional.

Reservistas en reserva

A contrapelo de los principios de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, los padres que se movilizaron en Misiones, Córdoba y también en Mendoza y Tucumán reivindicaron el derecho de que sus hijos reciban instrucción militar desde el 1º año. Si bien la decisión de Defensa es avanzar con consenso y por eso se habilitó el entrenamiento con FAL en el último año, mantuvo el criterio de prohibir el manejo de armamento y práctica efectiva de tiro de 1º a 4º año. “Las armas son del Estado. El Estado profesionaliza a las Fuerzas Armadas y las entrega a quienes tengan la madurez física y psicológica para hacerse cargo”, explicó Frederic.

Otra de las revisiones supuso otorgarles el carácter de reservistas a todos los egresados y darles, en cambio, la posibilidad de revocar su condición al egresar. Frederic señaló que “es un error plantear que la única fuente de reserva” en caso de un conflicto bélico son los liceístas, cuando “en realidad forman parte de la reserva los retirados, quienes se van de baja”, tanto oficiales y suboficiales como voluntarios. La subsecretaria destacó que el déficit está en la carencia de una ley de movilización de reservas que unifique criterios de actualización y regule el área. La Armada, por ejemplo, sólo considera aptos para ser convocados a quienes hayan dejado la fuerza como máximo hace diez años. Los liceístas egresan y no tienen ninguna obligación de entrenamiento.

La posibilidad de que los alumnos que cumplen un régimen de internado –viven en los liceos– alternen sus estudios con alumnos externados –cumplen horario de doble jornada pero regresan a sus hogares– es uno de los puntos que más inquietud provoca en los planteos judiciales de los padres. “Se produciría una irreparable fractura al régimen vertical y jerárquico de la disciplina militar y una flagrante desigualdad entre cadetes y alumnos externados”, apuntaron en Misiones. Y lograron un aval a sus temores.

La antropóloga Frederic, encargada de delinear la reforma educativa de las instituciones dependientes de las Fuerzas Armadas, destacó “la importancia de aprender a convivir con gente distinta, de respetar las diferencias de pensamiento y estilos de vida”. Rescató la experiencia en el liceo de la Fuerza Aérea, pionero en establecer un régimen abierto. La más reticente a flexibilizar su estructura cerrada es la Marina.

La revisión llegará también a la reformulación de la disciplina vigente dentro de estas instituciones secundarias que empezaron a crearse en la década del ‘30. “El régimen de disciplina de cadetes que no tienen estado militar no puede ser ni igual ni más duro que el nuevo Código de Disciplina Militar”, señaló Frederic. Para después de las vacaciones de invierno se espera pulir la nueva norma que pase al desván sanciones como “arresto” o la obligación de mantener la rigidez corporal para ser digno de ser considerado un liceísta.

El avance en la aplicación de una reforma de formas y contenidos razonables depende de la discrecionalidad de algunos jueces y de las especulaciones de no pocos legisladores. Inmunes a la recomendación de la Corte Suprema, que dispuso no abusar de medidas cautelares para frenar decisiones de otros poderes, hay magistrados que lo siguen haciendo. Mientras, en el Congreso parece primar el lobby de veteranos egresados liceístas que encontraron en la política su lugar en el mundo.

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