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El país|Viernes, 6 de agosto de 2010
EL HIJO DE MIGUEL MOZE CONTO COMO MATARON A SU PADRE

“Disparame en la cara, cagón”

Martín Mozé Acosta soñó durante años con una cárcel fría. Una pesadilla. A medida que creció, la madre le contó su historia. Es hijo de Miguel Angel Mozé, referente de la Juventud Peronista cordobesa durante la primavera camporista, asesinado en el primer fusilamiento de presos políticos de la Unidad Penitenciaria 1. Cuando Martín visitó la cárcel, acompañado por Abuelas de Plaza de Mayo, confirmó que el sueño era en realidad un recuerdo. Con ayuda de presos comunes, su madre logró ponerlo en manos de Mozé. Ayer, durante el juicio al dictador Jorge Videla, al condenado Luciano Menéndez y a otros 29 represores por ejecuciones de presos de la UP1, Martín relató su historia, contó que su papá murió “por ser cristiano, peronista y montonero” y mostró la nota que El Chicato (como él) escondió en el pañal cagado que los militares prefirieron no revisar. La dedicatoria es “para mi querido hijo Martín”. El mensaje: “Luchamos por un país mejor, por justicia. Feliz Navidad, te quiero mucho”.

“Vengo a buscar justicia, sin venganza y sin odio. Eso me lo enseñaron mi madre (Olga Acosta) y las Abuelas”, explicó el testigo de 34 años ante los jueces del Tribunal Oral Federal 1. “Transformé el dolor en lucha y búsqueda por la verdad y la justicia”, enseñó.

Miguel Angel Mozé fue seminarista en Jesús María y luego en Córdoba. Cuando estaba a punto de ordenarse como sacerdote, abandonó la carrera y la vocación. “Por militar en el partido peronista abandonó la Iglesia o la Iglesia lo abandonó a él”, aclaró Martín, y agregó que formaba parte del “movimiento cristiano enrolado en la Teología de Liberación”.

El joven precisó que fue inscripto con el apellido Acosta porque “mis padres hicieron un pacto de amor: no me pusieron el apellido de mi padre para protegerme, por la militancia que llevaba adelante”. El 19 de febrero del año pasado, luego de años de gestiones y con la ayuda de Abuelas, logró obtener un documento con su nombre.

Mozé “llegó a presidir la Juventud Peronista regional III y fue uno de los que vinieron con Perón desde España” en junio del ’73, recordó su hijo. Fue detenido el 25 de julio de 1975 e interrogado en el Departamento de Informaciones (D2) de la policía de Córdoba. Gracias a las denuncias de sus compañeros, fue blanqueado en la UP1 antes del golpe de Estado.

En diciembre de 1975, Martín estuvo por última vez en manos de su padre. “En un arrojo de valor, mi madre me llevó al penal a visitar a un preso común. Me fueron pasando de celda en celda hasta donde estaba mi papá, que escondida en mi pañal con caca, para que no me la sacaran en la requisa, puso una tarjeta que mi mamá guardó mucho tiempo y encontró recién hace cuatro años”, relató.

El 17 de mayo de 1976, con 27 años, Mozé fue asesinado “por sus convicciones sociales y políticas”, explicó Martín. En el mismo operativo fueron fusilados Diana Fidelman, Luis Verón, Ricardo Youny, Eduardo Hernández y José Svagusa. Según la reconstrucción que lograron hacer los organismos, los bajaron y les ordenaron que corrieran. Mozé se dio vuelta y enfrentó al verdugo: “Disparame en la cara, cagón”. Así fue.

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