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El país|Lunes, 20 de septiembre de 2010
La Presidenta y el secretario ejecutivo de la Unasur viajan a las Naciones Unidas

A consolidar la presencia internacional

En la Asamblea General de la ONU, Cristina Fernández reiterará el reclamo por la descolonización de Malvinas. La Argentina será elegida para presidir el G77+China, el mayor agrupamiento de los países en vías de desarrollo.

Por Fernando Cibeira
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Cristina Fernández de Kirchner postergó unos días el viaje para que su esposo pudiera acompañarla, como en los últimos años.

El miércoles próximo a la noche, la presidenta Cristina Fernández y su marido y secretario ejecutivo de la Unasur, Néstor Kirchner, se subirán al Tango 01 para cumplir con el rito de cada septiembre desde 2003: viajar a Nueva York para participar de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Esta vez emprenderán el periplo con un final feliz asegurado, porque el martes 28, el día que está prevista la vuelta, Argentina será electa para conducir durante el año que viene el llamado G77+China, el mayor agrupamiento de los países en vías de desarrollo dentro de la ONU. Ese rol más la pertenencia al selecto G-20 y la jefatura de Kirchner en la Unasur le aseguran al Gobierno un considerable protagonismo en el escenario internacional durante el electoral año 2011. Luego de la designación, la Presidenta dará un discurso ante las principales autoridades de las Naciones Unidas y los 132 embajadores de los países miembro del grupo. “Será un gran honor”, adelantó Cristina Kirchner sobre la segura votación.

Ya son tantos episodios neoyorquinos que los Kirchner tienen sus ritos. Por ejemplo, el hotel Four Seasons, en 57 y Madison, un elegante enclave fuera del circuito donde suelen alojarse los jefes de Estado y en el que, en cambio, uno puede cruzarse con algún actor o músico famoso. Luego está el restaurante Bice y los paseos por las tranquilas calles de los alrededores. Las reuniones con empresarios en el Consejo de las Américas que desde el año pasado cambiaron de formato. Ya no son multitudinarias como solían, despliegue que daba pie para que algún ignoto joven argentino de paso ganara sus quince minutos de fama con alguna pregunta de tono inquisidor. Ahora se prefiere los encuentros acotados con “inversores en serio”, que intercambian inquietudes mano a mano con la Presidenta.

Otra costumbre K en la Gran Manzana son las incursiones por las universidades, ya sea la prestigiosa Columbia o la “progre” New School. En esta ocasión, en el Observatorio Latinoamericano de la New School está previsto que el lunes 27 ofrezca un discurso Kirchner explicando sus planes para la Unasur. En el mismo sitio, en años anteriores, Kirchner compartió escenario con los Nobel de Economía Joseph Stiglitz y Paul Krugman.

El Tango 01 llegará a Nueva York el jueves a primera hora. Ese mismo día será la apertura de la Asamblea General con el clásico orden de discursos entre los que se destacan el del secretario general, Ban Ki-moon, el del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el de Estados Unidos, Barack Obama. Luego vendrá el almuerzo, la primera actividad oficial de Cristina Kirchner. El año pasado la Presidenta estuvo en la mesa de Obama y pudo intercambiar opiniones con el jefe de la Casa Blanca sobre la situación en Honduras. En la Cancillería estaban tratando de repetir la ubicación, no era seguro que se pudiera.

Grandes éxitos

El viernes a las 11 está pautado que Cristina Kirchner hable ante la Asamblea. Algunos tópicos son infaltables. Por ejemplo, el reclamo ante Irán para que envíe a los funcionarios acusados en la causa que investiga el atentado contra la AMIA. Nuevamente acompañarán a la delegación representantes de las entidades judías para darle más fuerza a la posición argentina. Sin embargo, en Cancillería entendían que el clímax “anti-Irán” fue el año pasado, cuando los delegados argentinos incluso se retiraron del recinto de sesiones mientras el presidente Mahmoud Ahmadinejad hacía uso de la palabra, en señal de repudio. Esta vez, anticipan, el énfasis volverá a estar focalizado en el conflicto por el Reino Unido por las Islas Malvinas. Al fin, será la primera asamblea desde febrero, cuando los kelpers autorizaron las nuevas exploraciones en busca de petróleo en la cuenca de las islas. La empresa británica Rockhopper Exploration acaba de confirmar que sus hallazgos son suficientes para hacer viable la extracción.

“La cuestión Malvinas se está convirtiendo en la piedra en el zapato de la ONU”, sostuvo el representante argentino en las Naciones Unidas, Jorge Arguello. “Resulta cada día más difícil justificar ante la comunidad internacional el desprecio que el Reino Unido muestra hacia las resoluciones de la Asamblea General”, agregó, como para ir preparando el ambiente.

Arguello y el canciller Héctor Timerman se encontrarán a partir de hoy en Nueva York para terminar de armar la agenda que debió reconfigurarse a partir de la decisión de la Presidenta de atrasar la ida y la vuelta unos días para participar de la elección del martes. Hay algunas reuniones bilaterales a punto de cerrarse –Cristina Kirchner se vería en principio con el rey de Marruecos, con el presidente de Turquía y con el primer ministro de Holanda– y un atípico fin de semana libre, lo que también es muestra de la decisión de llevar adelante una agenda más holgada dado el episodio arterial que sufrió Néstor Kirchner la semana pasada.

El lunes, la Presidenta mantendrá un encuentro bilateral con Ban Ki-moon. Como gesto diplomático, los funcionarios argentinos agradecen siempre la voluntad del coreano de mediar ein el conflicto con Gran Bretaña pero, por lo bajo, sostienen que hasta ahora no avanzó nada en ese sentido. La cuestión se tratará en el encuentro.

El martes del cierre, Argentina resultará elegida para comandar el G77+China durante 2011. Arguello ocupará el cargo y le valdrá tener un despacho vecino al de Ban Ki-moon. El grupo reúne a todos las naciones en vías de desarrollo y tiene como objetivo acordar estrategias que apunten al progreso de sus miembros más nuevas preocupaciones que sumaron en los últimos tiempos, como las cuestiones medioambientales y la explotación de los recursos naturales. Ese auditorio de 132 embajadores de países en vías de desarrollo –entre los que despuntan las “superpotencias del futuro” China, India, Rusia y Brasil– suena como a medida de los mensajes de la Presidenta en los que machaca sobre la necesidad de ir hacia un nuevo orden multilateral sin colonialismos y a favor de las políticas activas que no detengan el avance de las economías más postergadas. En el Gobierno lo imaginan como el cierre ideal a la nueva excursión por la ciudad de los rascacielos.

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