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El país|Martes, 5 de octubre de 2010
Oyarbide investiga si Jaime tenía otro barco además del yate

Un hombre con ganas de hacerse a la mar

Por Irina Hauser
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El juez federal Norberto Oyarbide investiga si Ricardo Jaime tenía otro barco, además del yate de un millón de dólares que se le atribuye. La sospecha surgió en la causa por presunto enriquecimiento ilícito contra el ex secretario de Transporte, a partir de informes de la AFIP en los que su pareja, Silvia Reyss, aparece pagando el amarre de un buque llamado Cohiba en una guardería náutica de Victoria, provincia de Buenos Aires. Ni esta misteriosa embarcación, ni el crucero, ni el avión Lear jet valuado en 4 millones de dólares que Jaime usaba como propio, ni varios inmuebles que se cree que le pertenecen figuran en las declaraciones juradas de bienes del ex funcionario.

Por lo pronto, el juzgado de Oyarbide pidió informes para corroborar algunos datos que indicarían que el barco detectado habría sido adquirido en mayo de 2007, por unos 180 mil pesos, y vendido en diciembre de 2009 a 75 mil. Por el amarre, los pagos a nombre de Reyss habrían sido de unos 1800 pesos mensuales. Ella también está imputada en la causa contra Jaime, como posible prestanombre para ocultar el verdadero origen de algunos de los bienes, y por dádivas que se le imputa haber recibido al ex funcionario, entre ellas el pago del alquiler de dos departamentos que la pareja utilizó como vivienda en el barrio de Retiro.

Por impulso del fiscal Carlos Rívolo, en abril último el juez embargó bienes de Jaime y su familia por 40 millones de pesos. En aquella resolución disponía también el secuestro del lujoso yate Altamar 64, llamado Capricornio, y del Lear jet para ocho pasajeros de matrícula norteamericana N786YA. En agosto, el juzgado fue notificado por el Ministerio de Justicia de Brasil de que el barco se encontraba amarrado en Angras dos Reis. Antes había estado en Florianópolis y Punta del Este. A su vez, Estados Unidos notificó que el avión estaba en el aeropuerto de Stuart, a 100 kilómetros al norte de Miami, y que se encontraba a la venta.

Ambos costosos transportes revelaron un nombre en común que los vinculaba con Jaime: el de Manuel Vázquez, un ex asesor clave del ex secretario de Transporte. Vázquez era la cara visible de Pegasus Equity Investment, una sociedad con asiento en Costa Rica por la que se adquirió el avión y se lo trajo a Buenos Aires. A su vez, Vázquez era la persona autorizada para mover el yate Capricornio del amarradero en San Fernando. De todos modos, ni uno ni otro fueron repatriados todavía pese a haber sido ubicados: en el juzgado dicen que están a la espera de que la Sala I de la Cámara Federal resuelva la apelación al embargo y otros planteos relacionados.

Tampoco es lo único que se demora debido a las apelaciones pendientes: Jaime y Reyss lograron posponer sus indagatorias por el presunto pago del alquiler de su vivienda por parte de la empresa TBA –que explota la terminal de ómnibus de Retiro–, que estaba bajo la órbita de control de Transporte. El fiscal Rívolo también pidió indagar al ex funcionario por otras dádivas, pero Oyarbide aún no firmó la citación: Jaime, todo indica, usaba tres autos –un Honda Civil, un Passat y un Peugeot 407, cuyas cocheras pagaba– que estaban a nombre de empresas concesionarias, también del rubro de transportes. Por el delito de dádivas ya lo procesó el juez Claudio Bonadío, por 14 vuelos privados que aceptó, incluso viajes de placer, pagados por empresas del sector.

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