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El país|Domingo, 30 de enero de 2011
LOS REALINEAMIENTOS DENTRO DEL RADICALISMO

De aquí para allá

Las principales figuras de la UCR fueron jugando sus fichas al compás de la interna. El tablero terminó de acomodarse con la definición de la fecha de la disputa entre Alfonsín y Sanz.

Por Sebastian Abrevaya

Con la definición de la fecha de la interna entre Ricardo Alfonsín y Ernesto Sanz, terminó de acomodarse el tablero de la UCR. La vieja guardia del partido, con excepción de Leopoldo Moreau, migró de las huestes del vicepresidente Julio Cobos al proyecto del senador Ernesto Sanz, gerenciado por Jesús Rodríguez. En el alfonsinismo, en cambio, mantienen la estructura armada del Movimiento de Renovación Nacional, con el nuevo presidente del partido, Angel Rozas, y los titulares de los bloques legislativos, el senador Gerardo Morales y el diputado Ricardo Gil Lavedra como principales figuras. En una posición más ambigua quedó el precandidato a gobernador de Córdoba, Oscar Aguad, que pasó del cobismo al sanzismo pero también recorrió su provincia de la mano de Alfonsín.

Después de un largo derrotero que incluyó la peor crisis de su historia, la UCR busca consolidar su recuperación política en las elecciones de 2011. Aunque distintas encuestas señalan que sus precandidatos, Ricardo Alfonsín, Julio Cobos y en tercer lugar Ernesto Sanz se encuentran bastante lejos de la presidenta Cristina Fernández, los radicales se entusiasman con alcanzar un ballottage con el kirchnerismo en octubre próximo y hasta imaginan llegar a la Casa Rosada de la mano del socialismo de Hermes Binner y el GEN de Margarita Stolbizer.

Para entender el cuadro de situación actual, de cara a la interna del 30 de abril en la que se medirán Alfonsín y Sanz, es necesario analizar el recorrido y los reacomodamientos de las principales figuras del centenario partido, que pujan por capitalizar internamente la recuperación política generada por el voto no positivo de Cobos y la muerte de Raúl Alfonsín, entre otros acontecimientos.

Uno de los ejes centrales que sigue dividiendo hoy al radicalismo es la pelea simbólica por la herencia de Raúl Alfonsín. De un lado, los hijos políticos del último prócer radical, Leopoldo Moreau, Federico Storani, Enrique “Coti” Nosiglia, entre otros miembros de la ex Coordinadora Nacional, disputan el legado con el hijo biológico, Ricardo Alfonsín, y quienes lo acompañan, Gerardo Morales y Angel Rozas, que nunca formaron parte ni adhirieron al alfonsinismo en sus años en el poder.

Hace ya 10 años los ex miembros de la Coordinadora perdieron el control de la estructura partidaria que recayó en el actual presidente del Comité Nacional, Angel Rozas, posteriormente en el mendocino Roberto Iglesias y en Morales después, todos parte de lo que hoy se denomina el Movimiento de Renovación Nacional (Morena). Ahora, cada uno atiende su juego.

Como ninguno, Nosiglia mantiene una red de vínculos políticos y económicos con todos los sectores del radicalismo. Fue quien le consiguió a Jesús Rodríguez el cargo de secretario general del partido, que usa para tratar de llevar a Sanz a la presidencia. Mientras participaba de las reuniones que convocaba Cobos, Nosiglia avaló que sus punteros en la Capital participen del proyecto alfonsinista.

Cuando Cobos todavía estaba en la cresta de la ola, Federico Storani reconocía su preferencia por otro dirigente para conducir los destinos del radicalismo. Pero la necesidad de retener el poder en la provincia de Buenos Aires al enfrentar a Ricardo Alfonsín lo vio encolumnado detrás del vicepresidente hasta que cayó en desgracia los últimos meses. Con la aparición de Ernesto Sanz, Storani pasó rápidamente a encolumnarse detrás suyo, aunque su estructura se vio debilitada tras la derrota con el alfonsinismo en 2010.

A diferencia de sus ex socios, Leopoldo Moreau mantiene todavía cierta preferencia por el proyecto de Cobos. Hace unas semanas publicó en su Facebook una opinión en contra del adelantamiento de internas y la semana pasada se reunió con el Modeso para definir una postura colectiva. De todas maneras, uno de sus dirigentes más importantes, el presidente del bloque de diputados bonaerenses, Ricardo Jano, juega abiertamente con Sanz.

Un caso paradigmático es el de Sanz. Aguantó el embate de la crisis de 2001 dentro de la UCR y en pleno apogeo del radicalismo K enfrentó al candidato de Julio Cobos en 2007 como compañero de fórmula de Roberto Iglesias. Salieron cuartos pero con el 9,8 por ciento lograron evitar que triunfe la fórmula apadrinada por Cobos. Dos años más tarde Sanz encabezó la lista de senadores nacionales en Mendoza y renovó su banca gracias a los afiches que debajo de la imagen del vicepresidente decían: “Gente de Cobos”. Poco después fue electo titular del Comité Nacional como prenda de unidad entre el cobismo y el alfonsinismo, fue parte de la fundación del Morena, que proclamó la candidatura de Ricardo Alfonsín. La caída de Cobos en las encuestas fue la oportunidad que encontró para lanzar su proyecto propio, abandonando el colectivo que había integrado hasta entonces.

Ubicado en la derecha radical, Aguad nunca comulgó con el alfonsinismo. Se enfrentó duramente con “Ricardito” por la presidencia del bloque radical y se encolumnó pragmáticamente detrás de Cobos. Su mayor afinidad política siempre fue con Sanz, pero la necesidad de estar cerca del candidato que más mida en las encuestas lo llevó a compartir también una recorrida con el hijo del ex presidente.

Como los llamó un radical que los conoce mucho, Rozas y Morales son “los generales del alfonsinismo”. Entre los dos llevan casi ocho años al frente del Comité Nacional y constituyen el capital más importante del líder del Morena. Resistieron el radicalismo K y el liderazgo cobista. Con menos peso político, Ricardo Gil Lavedra es la tercera pata del alfonsinismo, cuyo epicentro está hoy en la provincia de Buenos Aires.

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