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El gobierno argentino no hará ninguna contestación oficial sobre la versión periodística que habla de un supuesto acuerdo con Irán para abandonar la investigación del caso AMIA a cambio de mayores niveles en el comercio con el régimen de los ayatolas. “No merece respuesta de ningún tipo una versión falsa, que constituye una operación tan grotesca, sin pruebas, sin papeles y que resulta totalmente contradictoria con la actuación argentina en estos últimos siete años en que se denunció a Irán en las Naciones Unidas y se peleó palmo a palmo en Interpol para convalidar las órdenes de captura”, reflexionó ante este diario un vocero de la Casa Rosada.
Guillermo Borger, titular de la AMIA, sostuvo que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ha hecho los mayores esfuerzos en la investigación y exigió a la publicación Perfil que dé explicaciones. “Es una noticia falsa”, redondeó. En el mismo sentido se pronunciaron el fiscal especial del caso AMIA, Alberto Nisman, y el integrante de la agrupación Familiares y Amigos de las Víctimas del Atentado, Sergio Burstein. El canciller Héctor Timerman tiene prevista una visita oficial a Israel para la semana próxima, pero todo indica que desistiría del viaje si Jerusalén insiste en pedir una especie de certificado de buena conducta ante un caso en el que la Argentina, por ejemplo, hasta discrepó con Brasil y Venezuela en la relación con Irán.
El vocero de la Cancillería israelí, Yigal Palmor, se hizo eco de la nota periodística y de manera asombrosa le pidió al gobierno argentino una desmentida oficial, pese a que la versión aparecida el fin de semana no incluye ningún elemento que la haga verosímil.
Supuestamente, a raíz de una reunión entre el presidente de Siria, Bashar Al-Assad, y el canciller de ese país con el canciller Timerman, los servicios de inteligencia iraníes le informaron al presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, que la Argentina ofrecía un canje de impunidad para los acusados por el atentado a cambio de mayores niveles de comercio. La reunión entre Timerman y Al-Assad fue oficial y pública y tenía como eje central la propuesta de la presidenta Cristina Kirchner de sentar las bases para la realización de un juicio por el caso AMIA en un tercer país, siguiendo el modelo que en su momento se usó para juzgar el caso del atentado contra el avión de Pan Am que cayó en la localidad escocesa de Lockerbie. Irán se niega en forma rotunda a esa alternativa.
En una reunión de la junta directiva del Congreso Judío Mundial, en Brasil, Borger insistió con la idea de que es la publicación quien tiene que dar explicaciones y no el gobierno argentino. Borger reveló que mantuvo un diálogo telefónico con Timerman y que éste le reiteró que el artículo “es un disparate y resulta un agravio a los esfuerzos que la Cancillería y el fiscal Nisman han puesto en la investigación y las órdenes de captura contra los funcionarios iraníes”. Borger, igualmente, aprovechó la oportunidad para cuestionar la postura del dirigente Luis D’Elía, quien sostiene que Irán no tuvo nada que ver con los atentados de Buenos Aires. También criticó que la Argentina –igual que Brasil, Uruguay y varios otros países de la región– hubiera reconocido el Estado palestino.
Respecto del comercio entre la Argentina e Irán, fue Teherán quien impuso una especie de bloqueo a raíz de las acusaciones contra los funcionarios de ese país. Cuando Irán levantó las restricciones, se reanudaron las ventas de cereales y alimentos –uno de los mayores proveedores es el grupo Grobocopatel–, pero Argentina nunca aceptó venderle a Teherán elementos estratégicos, como los que se vinculan con la tecnología nuclear. El gran proveedor de Irán es Brasil, con un intercambio de 11.000 millones de dólares anuales.
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