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El país|Sábado, 2 de abril de 2011
Sospechas sobre un ex agente de inteligencia que sigue trabajando

El fantasma de los desaparecidos de la CNEA

Por Gustavo Veiga

Las huellas del Servicio de Inteligencia Naval (SIN) en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) todavía conservan su marca indeleble. Ayer, el diputado porteño Marcelo Parrilli, del MST-Proyecto Sur, denunció que un integrante del SIN sigue trabajando desde la época de la dictadura en ese organismo. “Diego León Malanij, además de servicio de la Marina durante el genocidio, sigue actuando hoy en la CNEA”, afirmó, acompañado por Sergio García, dirigente de la CTA Capital, delegados y trabajadores de la Comisión. “Se debe profundizar la investigación sobre el accionar de este personaje en los años de plomo, que en el caso de la CNEA significó la desaparición de dieciséis de nuestros compañeros”, agregaron los representantes del personal. Página/12 consultó sobre la denuncia a fuentes de la CNEA, pero no fue posible obtener una respuesta oficial.

Malanij, en el listado de 700 nombres del SIN desclasificado por el decreto 4/2010 que firmó la presidenta Cristina Fernández, aparece como Malanaij (con una “a” agregada), hecho que motivó a los trabajadores de la CNEA a buscar precisiones por su cuenta. Coincidían los dos nombres de pila, pero no el apellido. Cuando interiorizaron del caso a Parrilli, el legislador presentó un pedido de informes para que el gobierno porteño solicitara datos al Poder Ejecutivo Nacional que corrobararan la identidad del ingeniero Malanij. La respuesta está en un expediente del Registro Nacional de las Personas, con la firma de Oscar Eduardo Díaz, director nacional del área de Identificación. No existe Malanaij y sí Malanij. Del pedido de informes se desprende también que el denunciado “revista desde los años ’80 en la CNEA y es actualmente miembro de la Asociación de Profesionales de la Comisión de Energía Atómica y la Actividad Nuclear (Apcnean)”.

El ingeniero trabaja en Nucleoeléctrica Argentina SA (NASA), una empresa privada con participación estatal que comercializa la energía producida por las centrales de Atucha I y Embalse. NASA fue creada en 1994 durante el gobierno de Carlos Menem como parte de su proyecto de desguace del Estado. De la Comisión actual quedaría lo que en su momento se conoció como CNEA residual. Durante la dictadura, desaparecieron dieciséis científicos de ese lugar de trabajo y también de sus hogares.

Adrián Torres, un empleado que acompañó la denuncia de Parrilli, habló en nombre de la agrupación gremial Agustín Tosco, que indagó en la historia de Malanij: “La respuesta que le dieron al diputado es un paso más en la dirección que nosotros nos propusimos. Confirmar si el servicio de inteligencia del SIN es la misma persona que trabaja en NASA y qué responsabilidad le cabe por su accionar durante la dictadura”.

La denuncia contra el personal civil del SIN arroja además un dato sugestivo. “También es integrante de la Asociación Intervecinal del Puerto de Olivos, que participa en el conflicto por la construcción del Vial Costero.” Quienes lo conocen de NASA y esa lucha contra el proyecto del intendente de Vicente López, Enrique “Japonés” García, dicen que Malanij se ha mostrado activo en la junta de firmas para sumar voluntades. No se sabe aún si para la creación de un partido vecinal o contra el emprendimiento comercial sobre la ribera. Ese del que se ha quejado “porque va a terminar como termina todo, en un negocio”. Curioso planteo público para quien es acusado de haber integrado el SIN.

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