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El país|Lunes, 11 de abril de 2011
En Salta, Urtubey fue confirmado como gobernador y al cierre de esta edición lograba el 56 por ciento de los votos

Y en la tercera elección hubo reelección

Con el 84 por ciento de las mesas escrutadas, Juan Manuel Urtubey superaba anoche ampliamente al candidato apoyado por el PRO, Alfredo Olmedo, que llegaba al 25,7 por ciento. La Presidenta llamó al gobernador para felicitarlo y él le agradeció su ayuda.

Por Werner Pertot
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Los seguidores del gobernador festejaron desde temprano: “Ur-tu-bey, Ur-tu-bey”, gritaban.

Desde Salta

Juan Manuel Urtubey se impuso sobre Alfredo Olmedo con el 56 por ciento de los votos, contra un 25,7 del diputado sojero, con el 84 por ciento de las mesas escrutadas. Es el tercer resultado que beneficia a la Casa Rosada. “Todo lo que hemos hecho sólo ha sido posible gracias a la ayuda de la presidencia Cristina Fernández de Kirchner”, aseveró Urtubey, quien recibió el llamado de la mandataria para felicitarlo. Los sorteos, los recitales y la intolerancia explícita no le alcanzaron a Olmedo, que fue aliado al Peronismo Federal y al PRO. Los macristas, en tanto, aprovecharon para señalar su primacía sobre los radicales, que cayeron al subsuelo en esta elección. Los superaba el Partido Obrero.

La victoria de Urtubey volvió a posicionar al kirchnerismo al tope de las expectativas de octubre (entre los dos candidatos kirchneristas, Urtubey y Walter Wayar, sumaron más del 64 por ciento en la provincia) y confirma una suerte de “ola oficialista” en las elecciones provinciales, luego del sorpresivo triunfo K en Catamarca y de haber terminado en un virtual empate con el candidato de Mario Das Neves en Chubut, que solía ganar elecciones con el 70 por ciento de los votos. Altri tempi. A diferencia de las dos primeras elecciones del año, en este caso el gobernador que jugaba de local ganó. El voto electrónico cargó a una velocidad mayor a la habitual: a las 19, ya estaba el 6,24 por ciento de las mesas escrutadas. A esa hora, en Chubut no había datos de ninguna mesa.

La soja no alcanzó

Con alardes de homofobia e invocaciones a restaurar el servicio militar, a Olmedo su campaña de ultraderecha le rindió sólo para obtener un núcleo duro de votantes conservadores. Un 25 por ciento no es poco, pero la estrategia mostró su techo. Es algo que deberá pensar su aliado Mauricio Macri si decide reincidir en campaña con sus advertencias hacia la “inmigración descontrolada”, que le valieron una denuncia por xenofobia en el Inadi. El PRO, de todas formas, buscó capitalizar el resultado del candidato de la gorra amarilla por sobre el magro 1,91 por ciento de la UCR y posicionar a Macri como el primus inter pares de los opositores. En el PRO sostenían que Macri lo respaldó a Olmedo contra el consejo de la mayoría de su mesa chica. Sin embargo, era escéptico con el resultado, por eso no viajó. Sí lo llamó el sábado a la 1 de la mañana para desearle suerte. En su lugar fueron el ministro de Educación, Esteban Bullrich, y su mano derecha, Pablo Walter. “Sin duda, ha sido una excelente elección de Olmedo, un candidato sin estructura partidaria que enfrentó al PJ y al Renovador, dos partidos tradicionales de Salta”, le dijo Walter a este diario. “Esto consolida a Macri como la principal alternativa a los Kirchner, si tenemos en cuenta que el radicalismo no alcanza el 3 por ciento de los votos.”

A las 16, el bunker de Olmedo estaba casi vacío. El candidato a gobernador pasó sonriente y gritó: “Ya estamos ganando en toda la provincia”. Su tropa no parecía igual de contenta. Más temprano, al votar, el diputado sojero había sembrado dudas sobre la transparencia de las elecciones. En esa línea siguió a medida que avanzaba la tarde, cuando se instaló en su salón de prensa, donde reinaba su rostro en una pantalla gigante y bajo las arañas de madera. Su imagen aparecía una y otra vez sobre las paredes. El lugar seguía semivacío.

“Yo tengo todos los guarismos a mi favor, pero ellos tienen lo mismo”, se divirtió Olmedo ante Página/12. Ya tenía puesto su uniforme amarillo. “Sin ninguna duda voy a ser presidente, pero antes voy a ser gobernador”, infló pecho, mientras de fondo sonaba música tecno. Poco después, se encerró en su habitación del Hotel Salta con su compañero de fórmula, el médico mediático Bernardo Biella. A las 21, las caras de preocupación de sus amigos y asesores se alternaban con los periodistas que atacaban una pata de cordero. La rubia, alta y flaca esposa de Olmedo, de 22 años, atraía todas las miradas. No había un solo militante.

Cuando Wayar ya había reconocido la derrota unas horas antes (su lista alcanzó el 8,9 por ciento), el candidato de Salta para Todos salió a hacerlo a las 21.15. “Quiero ponerme a disposición del gobierno provincial y del nacional para seguir construyendo”, dijo, ya algo alicaído y sin su habitual sonrisa. Sus asesores respiraron aliviados. Como consuelo, es posible que le toque acompañar a Macri en el club de los procesados, en su caso no por espionaje político, sino por las denuncias de trata de personas en sus campos de La Rioja.

El reality de Urtubey

Al mediodía de un domingo lluvioso, el gobernador llegó entre un enjambre de cámaras, mientras su cuñado ocupaba su lugar en la larga fila. “Hace horas que estamos parados acá. ¡Queremos votar! ¡¡Hay cola!!”, se enojaba una de las mujeres de la fila. “Aviso que no me colé. Me estaban cuidando el lugar, muchachos”, sonrió Urtubey, que, mientras tanto, estuvo al aire 40 minutos. Fue el reality show de Urtubey. Además de los medios, lo acompañaban observadores de otras provincias que venían a ver el sistema de voto electrónico (ver aparte). El repitió allí aquello de que “no se vota un delegado del gobierno nacional, sino un gobernador”. Luego entró a votar a un aula plagada de cámaras.

–¿Por cuál de las siete listas que lo acompañan va a votar? –le preguntó Página/12.

–Es una buena pregunta... (piensa). Me voy a resguardar en la ortodoxia peronista y voy a votar por el PJ.

Un importante operativo de seguridad rodeaba el bunker de Urtubey, en el Hotel Provincial. El gobernador llegó a las 17, a pura sonrisa y de elegante sport. En la sala de prensa pasaban la Bersuit: “Se viene el estallido, de mi guitarra, de tu gobierno, también”, cantaba el pelado Cordera, no muy a tono con la circunstancia. Apenas se cumplieron las 18.30 empezaron a enfriar el champagne. Unas horas más tarde, el gobernador recibió el llamado del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien dijo que Urtubey es “un gran tipo y un muy buen gobernador”. “Su compromiso y el del gobierno nacional es con los más humildes”, se sumó el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. “¡Felicitaciones, Juan Manuel, por el resultado y la transparencia del acto que no hemos visto en otros lugares!”, recordó Fernández el final abierto en Chubut. “La diferencia es tan holgada que felicito a mi amigo Urtubey por su triunfo”, twitteó luego el jefe de Gabinete.

A las 21.48, Urtubey salió con su esposa y sus candidatos a festejar. Lo recibieron con aplausos: “Ur-tu-bey, Ur-tu-bey”. Los seguidores levantaban cámaras y celulares para filmarlo. En la calle, algunos levantaban una bandera que decía: “Nueva Argentina”. El gobernador reelecto aseguró que comandó “un frente de liberación de la provincia. Tuvimos un régimen semifeudal de casi tres décadas”. “Esta es una elección similar a la gran elección que hizo Miguel Ragone. Quiero que la futura gestión sea un tributo a Miguel, que desapareció por su compromiso.” Luego dijo: “No soy de aquellos que creen que mirando atrás se puede construir la Argentina”.

Urtubey repitió que “los salteños eligieron un gobernador, no un delegado del gobierno nacional. Pero no les quepa la menor duda de que cuando haya que elegir presidente saben cuál es su posición: quien habla, como le dije a la Presidenta que me llamó para felicitar a los salteños, la va a acompañar”. Por último, aseguró que “es posible ganar y, como dijo Néstor Kirchner, no dejar los principios en la puerta del Palacio de Gobierno”.

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