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El país|Lunes, 25 de abril de 2011
Luis Macagno, 35 años, precandidato a senador por el FpV en San Luis

“Los Saá están en su peor momento”

“Quiero ser el primer hijo de desaparecidos que llegue al Senado”, dice Macagno y asegura que fue el propio Kirchner quien le encomendó postularse en la provincia de San Luis, un distrito hasta ahora hostil al kirchnerismo.

Por Nicolás Lantos
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Macagno es uno de los jóvenes que compartieron con Kirchner el acto del 24 de marzo de 2004 en la ESMA.

La renovación política propiciada por la presidenta Cristina Fernández dentro del ámbito de la administración nacional tendrá este año su correlato en las boletas, a medida que se vaya desarrollando el calendario electoral. La línea que baja de la Casa Rosada es incluir a la juventud en listas a todos los niveles: desde los concejos deliberantes de cada pueblo hasta el órgano más conservador de la República, el Senado. Ese es el objetivo de Luis Macagno, un joven funcionario de 35 años, a quien el mismo Néstor Kirchner –asegura– le encomendó hacer pie en su provincia, San Luis, un distrito hostil al kirchnerismo. “Ese lugar está vacío”, le comenta a Página/12, sin disimular reproches a Daniel Pérsico, el senador puntano del Frente para la Victoria desde hace seis años y hoy por hoy su rival a vencer para obtener el primer lugar en la lista, que le permitiría entrar por la minoría (la mayoría, se supone, volverá a ser para los hermanos Rodríguez Saá, que buscarán la reelección de Adolfo y de Teresa Negre de Alonso).

Informal (la corbata adorna un cuello de camisa desabrochado), descontracturado, Macagno es uno de los jóvenes que compartieron con el ex presidente Kirchner el escenario en la ESMA el histórico 24 de marzo de 2004, cuando el Estado recuperó ese espacio. Como muchos de los que coincidieron esa tarde, se acercó a la militancia a través de La Cámpora, al tiempo que forjaba una carrera primero en el ámbito de Presidencia, después en el Ministerio de Economía y por último en la Anses, semillero de cuadros políticos durante los últimos años. “Quiero ser el primer hijo de desaparecidos que llegue al Senado”, confesó a este diario, como quien enuncia algo inevitable, que va a suceder tarde o temprano.

–Es un proyecto ambicioso, ¿cómo surgió?

–Esto arrancó en agosto del año pasado, me lo sugirió Diego Bossio (titular de la Anses), que había hablado con Néstor sobre la necesidad de ocupar con gente joven espacios donde hoy el kirchnerismo no tiene presencia, como pasa en San Luis. Además vengo de una familia política, mi tío es el jefe de nuestro bloque en la Legislatura, mi abuelo fue intendente de San Luis y el único que pudo ganarles a los Rodríguez Saá.

–¿Ganarles a los Rodríguez Saá es su objetivo a largo plazo?

–Ellos están en descomposición, están en su peor momento: Alberto gobierna desde un neoliberalismo muy marcado, quizá peor que el de Macri. Adolfo era más kirchnerista, pero sin la ideología: su gobierno se basaba en obra pública, vivienda, trabajo social. Alberto propone flexibilización laboral, aumento de la edad jubilatoria... Y así está todo mal. Si cortás los planes sociales de 700 pesos, tenés un 30 por ciento de desempleo; la salud está destruida, no hay servicio oncológico, no hay especialidades, casi todos los médicos están contratados a tres meses; y la educación ni hablar: fue la provincia con más paros docentes el año pasado. Por eso creo que se les puede ganar.

–¿No es un territorio difícil para que penetre la propuesta del Frente para la Victoria?

–Yo ofrezco renovación. El escenario de la oposición en San Luis está cristalizado hace seis años, son los mismos tipos que pelean y rosquean entre ellos. Yo vengo de afuera a romper con eso, a renovar la política, a relatar el modelo: allá nadie hizo ese relato en los seis años de kirchnerismo. Gobernamos el país seis años y no pudimos construir una alternativa a nivel provincial. A eso apunto.

–¿Qué análisis hace de la juventud como actor político de relevancia en los últimos tiempos?

–Creo que lo que nos dio Kirchner fue un sentido político a muchos que andábamos perdidos por ahí. Yo vengo de una familia de políticos pero no milité políticamente hasta que apareció Néstor. El fue el detonante. Crecí en un lugar muy chico y conservador: no es lo mismo ser hijo de desaparecidos en San Luis que en Capital o en La Plata, se vive de otra forma, casi culposa.

–¿Cómo evalúa la preocupación en los medios hegemónicos y la oposición por este avance generacional?

–Antes te mandaban a pintar paredes o armar campeonatos de fútbol, ahora estamos discutiendo la política grande. Eso los pone nerviosos, y tiene que ver con la impronta que le dieron Néstor y Cristina a su gestión.

–¿Por qué cree que lo eligieron a usted para darle este rol?

–Van a ser cuatro años difíciles: muchos que ven que ahora no llegan están guardando su poder de fuego para el 11 de diciembre. Y el Senado ha sido el dique de contención de la gobernabilidad contra el embate de la oposición, y todo se define por uno o dos votos. Creo que por eso apuestan por los leales, que van a bancar a la Presidenta para que esto no se quede en el 2015 y generar una victoria cultural que trascienda esta etapa.

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