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El país|Domingo, 5 de junio de 2011
LA PRESIDENTA INSTALO EN MEXICO E ITALIA LA IDEA DE QUE ARGENTINA YA ORDENO TODOS SUS ASUNTOS

Sensación de vuelta a la normalidad

La comitiva presidencial regresó con una buena impresión: que el país se encuentra ahora en condiciones de ser escuchado en el escenario internacional y que eso permite también extender el interés a temas antes relegados, como los culturales.

Por Fernando Cibeira
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En Roma, Cristina Kirchner agregó a la columna de los asuntos resueltos el refinanciamiento de la deuda.

Desde Venecia

La presidenta Cristina Kirchner llegó ayer a la Argentina luego de su gira de casi una semana por México e Italia. El canciller Héctor Timerman apenas pudo pasear un poco durante una muy soleada mañana por las abarrotadas calles de Venecia y ya debió embarcarse hacia su próximo destino, un encuentro en El Salvador. El resto de la comitiva fue retornando a sus lugares habituales –Casa Rosada, embajadas, consulados– con la sensación de haber instalado una idea que dio vueltas durante todo el viaje, ya sea en discursos como en ruedas de prensa: que Argentina ya normalizó todos sus asuntos y hoy se encuentra en condiciones de ser un jugador con opinión escuchada en el escenario internacional. Y que esa “normalidad” alcanzada con el mundo permite extender el interés hacia otras cuestiones habitualmente relegadas en la agenda como son las culturales, hace poco con la participación en la Feria del Libro de Frankfurt, ahora con el pabellón conseguido en la Bienal de Venecia.

Cristina Kirchner quedó encantada con una frase que le dijo el presidente de Italia, Giorgio Napolitano. El veterano mandatario, ex comunista, es una voz muy escuchada en Italia. Desde la altura de su prestigio, Napolitano sentenció que “con los derechos humanos, Argentina ha saldado su deuda con Occidente”. La Presidenta agregó entonces a la columna de los asuntos resueltos el refinanciamiento de la deuda, aceptado por el 93 por ciento de los bonistas.

Por cierto, si no fuera por eso, Cristina Kirchner no habría podido ser la primera presidenta argentina en visitar Italia en casi una década. Y no sólo pudo hacer el viaje, sino que prácticamente transcurrió sin incidentes si es que se omite consignar a unos diez jubilados italianos que llevaron un par de carteles de protesta a un hotel de la Via Veneto un día antes de que hablara allí la Presidenta, equivocando la fecha. Bastante más significativo fue que ni Napolitano ni el primer ministro Silvio Berlusconi plantearan ninguna queja durante los extensos encuentros que mantuvieron con Cristina Kirchner, algo que se había vuelto rutina en cada contacto entre autoridades de los dos países.

En la comitiva argentina se enojaban cuando se los consultaba sobre posibles planteos. “Ya no salimos al mundo a dar explicaciones acerca de lo que hicimos. No tenemos problemas, al contrario, tenemos soluciones y podemos opinar sobre lo que sucede en otras partes del mundo”, aseguraban. En sus discursos, la Presidenta dio la fórmula del modelo criollo: superávit en las cuentas, fortalecimiento del mercado interno y apoyo a la producción de productos con mayor valor agregado. Tanto en México como en Italia también pasó revista a las discusiones en el seno del G-20 y a la necesidad de que la nueva conducción que asuma en el FMI tenga en cuenta la actual situación de la economía mundial, otorgue mayor participación a los países emergentes, se ocupe de fomentar el desarrollo y no ya de actuar como policía contra ellos. Esto como parte de los embrollos internacionales en los que Argentina entiende que su voz debe ser atendida.

Otra frase de Napolitano –al menos en la comitiva se la atribuyeron– fue que hoy “es importante el rol que tiene Argentina en el mundo”. En el Gobierno están convencidos de ello y ahora buscan que ese convencimiento se desparrame. Uno de los síntomas de este nuevo rol sería el papel de la política cultural, cada vez más visible en las cuestiones externas. El año pasado la Presidenta viajó a Frankfurt porque la edición de la Feria del Libro que allí se hace estaría dedicada a la Argentina. Esta semana redobló la apuesta y pasó por la Bienal de Venecia para resaltar la concesión por 22 años al país de un pabellón permanente en la que es considerada la muestra de arte más importante del mundo.

“Argentina ha resuelto que la cultura tiene que estar a la altura de la situación en que estamos como país. Nunca dejamos de pensar que la cultura es parte esencial del ser argentino y estamos trabajando para que Argentina esté a la altura de su cultura”, explicaba el canciller Timerman a Página/12. “Lo del pabellón es algo largamente añorado por los artistas argentinos, pero también por quienes pensamos que el arte es parte de nuestra esencia, con nombres que trascienden a nuestro propio país. Nos hemos propuesto ser un país con una gran presencia de nuestros artistas en la escena mundial. Lo del Pabellón en Venecia era algo que nos merecíamos pero lamentablemente los gobiernos que nos precedieron no le dieron a la cultura el lugar que nosotros creemos que se le tiene que dar. Pero también hay algo que es cierto: hoy Argentina está en una posición diferente”, concluía.

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