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El país|Martes, 19 de julio de 2011
Pedidos de justicia en el homenaje a las víctimas del ataque a la AMIA

Lluvia y lágrimas a diecisiete años del atentado

En el acto realizado en un nuevo aniversario del ataque a la mutual judía estuvieron la Presidenta, ministros y otros funcionarios. Hablaron el titular de la AMIA, Guillermo Borger; el juez Daniel Rafecas y el familiar de las víctimas Sergio Burstein. Polémica por los discursos.

Por Nora Veiras
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Arriba, Cristina Fernández y, a la derecha, Burstein con su hija. Abajo, el juez Rafecas y Guillermo Borger.

Los paraguas techaban la calle Pasteur al 600. La lluvia mojaba los rostros y las lágrimas brotaban, incontenibles, al escuchar cada uno de los 85 nombres de las víctimas del atentado más sangriento de la historia argentina. A diecisiete años de aquel 18 de julio, el dolor y el reclamo de justicia parecían unificar los discursos. Pronto afloraron las diferencias. Frente a Cristina Fernández de Kirchner, el titular de la mutual judía, Guillermo Borger, dijo: “Agradecemos su presencia, pero no es suficiente, necesitamos justicia” y rechazó la supuesta colaboración de Irán para esclarecer el ataque. El clímax llegó con las palabras de Sergio Burstein, familiar de las víctimas, quien apuntó contra parte de la dirigencia de la comunidad y el rabino PRO Sergio Bergman, repudió al ex presidente Carlos Menem y advirtió que “(Mauricio) Macri nunca merecerá nuestro respeto, el que nunca tuvo por los muertos en la AMIA”. Sólo coincidió con Borger en la condena a Irán y a Luis D’Elía.

A las 9.53, la hora exacta en que el estallido de una bomba derrumbó los siete pisos de la AMIA, empezó a sonar la sirena. Hombres, mujeres, jóvenes, viejos, todos se estremecieron ante ese sonido que disparaba el recuerdo. Sobre la calle se mezclaban la Presidenta, los ministros Amado Boudou, Aníbal Fernández, Florencio Randazzo, Carlos Tomada, Héctor Timerman, el senador Daniel Filmus, Oscar Parrilli con la embajadora de los Estados Unidos, Wilma Martínez. Un poco más atrás, el rabino Bergman departía con un grupo de colaboradores y en otro ramillete se sucedían Ricardo Gil Lavedra, Javier González Fraga, Federico Pinedo, Oscar Moscariello, Fernando Sánchez, Patricia Bullrich y dos ministros macristas, Hernán Lombardi y María Eugenia Vidal, la candidata a vicejefa porteña.

Desde el palco, la periodista Mónica Gutiérrez empezó la ceremonia pidiendo un minuto de silencio “para que el recuerdo permanezca”. Max Berliner, Soledad Silveyra, Juan Carr y Boy Olmi leyeron los nombres y edades de cada uno de los muertos. La mayoría jóvenes, muy jóvenes, hasta un nene de 5 años. “Tu presencia es un atentado al olvido”, rezaba una inmensa pancarta que ataviaba el palco.

Palabras y hechos

El titular de la AMIA tomó el micrófono y destacó que “la Corte Suprema emitió un fallo el 27 de mayo de 2009 ordenando que Carlos Telleldín (el armador de la camioneta que explotó frente a la entidad judía) sea juzgado nuevamente”. Y dijo que se habían esperanzado en que se juzgara también a la conexión local, pero que, “a dos años, no hay un solo imputado nuevo, ni hay pruebas nuevas ni nada ha surgido para esclarecer la muerte de 85 personas”. Borger también cuestionó que en la causa por encubrimiento que lleva a adelante el juez federal Ariel Lijo “tampoco nada ha surgido”. El dirigente de la AMIA condenó la presencia del ministro de Defensa de Irán, Ahmad Vahidi, en Bolivia. Vahidi es uno de los nueve iraníes que tiene pedido de captura internacional de la Justicia argentina. “Son fugitivos que se pasean por el mundo con inmunidad diplomática. Esto es una provocación que llevaremos a organismos internacionales”, advirtió. Antes de despedirse criticó sin nombrarlo a Luis D’Elía: “Nos irrita como ciudadanos escuchar de boca de un supuesto docente la defensa de Irán y la acusación a Israel y al servicio secreto como responsables del atentado”.

La voz de la sobrina de Cristian Deigtar, una de las víctimas, interpretando “Con las alas del alma”, de Eladia Blázquez, precedió las palabras del juez federal Daniel Rafecas. “En 1943, los hornos crematorios; en el ’77, los vuelos de la muerte; en el ’94, las imágenes imborrables de la gente removiendo los escombros de la AMIA. Detrás está el antisemitismo más visceral. Si bien fueron acciones contra toda la humanidad, los perpetradores buscaban como objetivo atacar a la comunidad judía”, destacó el magistrado que llevó adelante la investigación por la represión de la dictadura en el centro clandestino El Vesubio, “donde el 15 por ciento de los secuestrados era judío y por ser judío tenían más probabilidad de ser trasladados, es decir, de convertirse en desaparecidos”. Rafecas instó a todas las fuerzas políticas a ponerse de acuerdo para llegar a la verdad y “a la Justicia y al ministerio público a encolumnarse” para terminar con la impunidad. “La presencia de la Presidenta es elocuente en este sentido”, dijo el juez antes de comprometer al ministro de Educación, Alberto Sileoni, a incorporar más contenidos sobre lo que pasó en la AMIA porque “la memoria es fundamental”.

Susana Rinaldi cantó a capella “La cigarra”, de María Elena Walsh: “No tenemos miedo/ no tendremos miedo Nunca Más/ Quiero que mi país/ sea feliz/ en amor y libertad”. Con el eco de esos versos tomó el micrófono Burstein como representante de los Familiares y Víctimas de la AMIA y el frío dejó paso al calor de la polémica. “Nos rebelamos ante el uso de nuestros familiares asesinados. Nosotros, Memoria Activa y Apem ya logramos que no triunfara la mentira”, empezó antes de cuestionar a “dirigentes comunitarios” que “enviaron a un empleado para que no se siga la investigación como revelan los documentos de Wikileaks”. Los murmullos empezaron a filtrarse debajo de los paraguas y algunas voces estallaron apenas empezó a ponerles nombres a los reproches.

Burstein defendió la investigación por encubrimiento, recordó que “están procesados el ex juez Juan José Galeano, Rubén Beraja, los fiscales Muller y Barbaccia, el comisario Palacios, Menem. El mismo que siendo presidente ordenó encubrir el atentado, el mismo que es senador y que posiblemente renueve su banca. Es una vergüenza, tendría que tener una banca pero en la cárcel. A quienes justifican a Galeano y cuestionan al fiscal Nisman y al juez Lijo, entendemos que prioricen relaciones personales y comerciales: a ellos les mataron un edificio, a nosotros a nuestras familias”. “Basta de política”, gritó una voz perdida cerca del palco. “Repudiamos públicamente el nombre de (Jorge) Fino Palacios designado en su momento por el gobierno porteño como el policía favorito. Ahora procesado por asociación ilícita por escuchar mis conversaciones con ustedes. Macri nunca merecerá nuestro respeto”, siguió Burstein.

El rabino Bergman y el periodista Pepe Eliaschev fueron otros de los nombres propios repudiados por Burstein. A Eliaschev lo acusó de “oscuro y amoral seudoperiodista” que denunció “un acuerdo espurio” entre el Gobierno e Irán para cerrar la causa AMIA y “cuando la Justicia lo citó dijo no saber nada”. Sobre Bergman dijo que “desde Memoria Activa logró acumular poder con el solo fin de satisfacer ambiciones personales sin importar si utilizaba o hería la memoria de quienes fueron asesinados. Y porque le dijimos que con el atentado no, con las víctimas no, con los familares no. El nos hizo saber que tiene las listas de nuestros nombres, haciéndonos sentir como en la terrible época del gobierno militar y las listas negras”.

Los acompañantes de Bergman hicieron escuchar voces de rechazo. Al lado de Burstein, otra integrante de Familiares salió en su defensa: “Al que no le guste que se retire. Esto representa a todos los familiares que estamos acá”. Burstein siguió repudiando al “nuevo Hitler” del gobierno iraní, a D’Elía y a Evo Morales. Le ofreció a la Presidenta una propuesta para que se rechace la inmunidad diplomática ante delitos de lesa humanidad y leyó un e-mail de su hija. “Se cumple la mitad de mi vida en que me quitaron a mi vieja. Una bomba hija de puta me mató a mi mamá. Vivo sin justicia, sin el amor de mi vieja, sin la compañía de mi vieja.”

Los aplausos se hicieron escuchar entonces. Poco después del acto, la AMIA emitió un comunicado para informar que “Sergio Burstein no participará más en el acto central por el aniversario del atentado a la AMIA porque no se siente representada por ese discurso”.

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