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Cuatro años más. Mauricio Macri consiguió su reelección como jefe de Gobierno hasta 2015, año en el que piensa pegar el salto del tigre hacia la presidencia. El 64,25 por ciento que obtuvo supera su record de 2007 y marca la vigencia de un espacio de derecha que puede mostrar otros resultados contundentes en Santa Fe y en Salta. También es la primera vez que se reelige a un mandatario porteño que está procesado por asociación ilícita por realizar escuchas ilegales. Tal como lo había anticipado, el líder del PRO dijo que ahora pensará a quién apoyará a presidente: “Me comprometo a partir de mañana a hablar con todos los candidatos, incluyendo a la señora presidenta, a la que quiero agradecer el llamado de felicitaciones que me hizo”, afirmó Macri. Luego bailó al ritmo de Gilda y hasta con una canción de Fito Páez.
El triunfo en la Ciudad, sumado al 25 por ciento de Alfredo Olmedo en Salta y al 35 por ciento que obtuvo Miguel Del Sel en Santa Fe, da cuenta de una fuerza de derecha con una potencialidad electoral, pero con un problema de estructura nacional (ver nota aparte). Este año, el PRO no tiene candidato a presidente y va disperso en las provincias. En Capital, Federico Pinedo lleva la lista de diputados solito y solo. Ayer hubo un esfuerzo en las distintas puestas en escena por mostrar a los escasos candidatos del PRO.
En el ballottage de 2007, Macri había obtenido el 60,96 por ciento y le sacó a Filmus 21,92 puntos de diferencia. Ayer mejoró su marca de 2007 (como lo hizo en primera vuelta), con un 64,22 por ciento. Hay macristas que interpretan que tuvieron cero efecto de desgaste los escándalos de estos cuatro años (las designaciones de Jorge “Fino” Palacios y Abel Posse, las escuchas ilegales, la subejecución en las áreas sociales y un largo etcétera). “A la gente le importa un carajo el tema de las escuchas”, dijo en su momento Jaime Durán Barba. Los votos parecerían darle la razón.
Tampoco pareció complicarlos en las urnas la denuncia por campaña sucia contra Filmus, de la que Macri directamente se mofó. Menos que menos el hecho de que el líder del PRO no debatiera en la segunda vuelta. Si bien este resultado les dio a varios de la mesa chica del PRO una sensación de “cheque en blanco”, otros sectores del macrismo critican esta actitud. “Si miramos a fondo, es un fracaso no haber podido llegar a llevarlo a Mauricio como presidente”, señala uno de los dirigentes de peso en el espacio, cuya opinión no goza de mucha popularidad por estos días. Macri pareció tomar nota de estas discusiones internas en su discurso de cierre.
La gran pregunta ahora es: ¿a quién elige Macri para apoyar como candidato a presidente? Eduardo Duhalde viene pidiendo pista y muestra las alianzas que ya cerró con el macrismo. Ricardo Alfonsín dijo que, si votara en la ciudad, lo haría por Macri. Elisa Carrió se peleó con buena parte de sus dirigentes porteños para apoyarlo a Macri. Hermes Binner fue el único que se mantuvo al margen. En el comando del PRO, dicen que puede ser cualquiera de ellos. O ninguno.
La mayoría le recomienda a Macri no pronunciarse hasta después de las primarias, que podrían funcionarles como una gigantesca encuesta. “El PRO tiene una dispersión en función de candidatos presidenciales. Divide mucho adentro. Algunos quieren ser muy duhaldistas, otros muy radicales”, comenta uno de sus principales dirigentes. Cerca de las 18, Horacio Rodríguez Larreta reunió a todos los dirigentes antes de salir por primera vez y les dijo: “La línea hoy es clara: nadie adelanta posiciones para octubre. Hoy es la fiesta y la victoria en la ciudad, así que sonrían y nada de hablar de los candidatos a presidente”, les planteó, según uno de los que lo escucharon. Se cumplió a rajatabla. “Es un error pensar que los votos son trasladables, por decir: ‘Yo voto a uno u a otro’”, se desmarcó Marcos Peña ante las cámaras. “Difícilmente tomemos una postura institucional a favor de alguien”, remarcó el presidente del PRO, José Torello. Muchos descartan la posibilidad de un pronunciamiento orgánico.
Es por eso que la posición de Miguel Del Sel, decididamente a favor de Duhalde, los descolocó. Con su infaltable campera amarilla, el terrateniente salteño Alfredo Olmedo llegó ayer al bunker del PRO y puso su granito de arena: “Se ve otra Argentina distinta, donde va a cambiar el rumbo. El doctor Duhalde es la persona capacitada para sacar el país adelante”, definió, a contramano de la estrategia macrista.
La misma fiesta, el mismo decorado: sillones blancos, globos de colores (y pelucas de colores punk que aportaron los jóvenes PRO de Bahía Blanca), pantallas gigantes entre carteles con los colores circenses fueron el escenario en el pabellón 6 del Costa Salguero. Jóvenes bailando toda la tarde al ritmo de casi todos los hitos del rock nacional.
Primero sacaron a los candidatos para octubre, a quienes fue introduciendo Rodríguez Larreta: “Con la misma onda que acá, con el batacazo de Miguel Del Sel en Santa Fe, vamos a estar trabajando en la campaña de Federico Pinedo en Capital, Mandy Saliva en Entre Ríos, Jorge Macri en Vicente López y Néstor Grindetti en Lanús”, lanzó el jefe de Gabinete.
–Borom bom bom, para Mauricio, la reelección –corearon los jóvenes PRO, que luego bailaron al son de Shakira. Jaime Durán Barba miraba detrás del telón: ayer no salió a hablar con los periodistas, como en la primera vuelta.
Pinedo hizo una segunda salida, junto con el cordobés Eduardo Mondino y Del Sel, al que vivaron. “No hay nada de lo que tener asco, estamos por la democracia y los derechos humanos”, planteó Pinedo que, al igual que luego María Eugenia Vidal, salió con su hijo. “Como dice Riquelme, Macri, Vidal y el PRO están felices”, dijo ella. “Gracias a los que no nos votaron. No los descalificamos”, hizo un tiro por elevación al cantante Fito Páez.
Luego llegó la hora de pasar “Arde la Ciudad”, de La Mancha de Rolando, y saltar entre globos. Se destacaban unos muñecos con cabeza de globo y la remera de Jorge Macri que saltaban de aquí para allá. Macri salió solo con Vidal y se vio momentáneamente contagiado por el discurso de CFK: “Buenas noches a todas y a todos”.
–Se siente, se siente, Mauricio presidente –lo recibieron a coro los jóvenes PRO, que luego reversionaron un cantito de las juventudes kirchneristas: “Mauricio, Mauricio, Mauricio corazón, acá tenés los pibes para ir por la Nación” (la canción original dice: “Para la liberación”).
“Vamos a ser humildes. Es muy fácil ante un éxito caer en la soberbia”, empezó Macri, quien dijo estar “feliz de pertenecer a un país heterogéneo y libre”. “¡Hay equipo!”, gritó uno joven PRO y el resto coreó: “Hay e–quipo, hay e-quipo”. “Son muchos años en que la Argentina de un lado y del otro no les dio importancia a las instituciones. Solamente respetando la ley habrá justicia social”, definió Macri, quien mentó en su discurso la educación, el trabajo y las políticas sociales. “Tenemos cuatro años por delante. No importa si son del Frente para la Victoria, del radicalismo, todos podemos trabajar juntos, la ciudad nos une”, se mostró ecuménico. Luego llegó el momento de volver a cargar contra Páez: “Los enemigos en la ciudad no pueden ser otros porteños, piensen como piensen”, advirtió.
Cuando empezó “No me arrepiento de este amor”, de Gilda, salieron el resto de los dirigentes entre una lluvia de papelitos de colores. Macri meneó, hizo como que tocaba una guitarra y luego todos levantaron las manos en alto y se balancearon mientras sonaba “Dale alegría a mi corazón”, de Fito Paéz, que recomendaba: “Pongamos en borrachera la ciudad”.
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