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El país|Viernes, 12 de agosto de 2011
ELISA CARRIO CERRO LA CAMPAÑA ELECTORAL JUNTO A SU CANDIDATO A VICE, ADRIAN PEREZ

“No nos tiene que unir el espanto”

La candidata a presidenta de la CC denunció “la corrupción de los Duhalde, la Alianza y los Kirchner”. Pérez dijo que “hay que ganarle a la resignación”. La postulante a diputada Patricia Bullrich reivindicó “el trabajo con nuestro campo”.

La candidata a presidenta Elisa Carrió, junto a sus candidatos en el Palacio Rodríguez Peña.
Imagen: Guadalupe Lombardo.

En el mismo escenario donde hace once años fundó el ARI, con escasos sobrevivientes y ante una platea entrada en abriles, Elisa Carrió cerró ayer su tercera campaña presidencial. La líder de la Coalición Cívica hizo eje en las ideas de decencia, transparencia y liderazgo, machacó contra “la partidocracia” y “la corrupción de los Duhalde, la Alianza y los Kirchner”, aseguró que “nada malo puede ocurrir si Alfonso Prat Gay es ministro de Economía”, e invocó una y otra vez a Dios y a Cristo.

“Hace una hora que estoy acá”, renegaba una señora en la puerta del Palacio Rodríguez Peña a las 18, hora prevista para el inicio. Los recibió media hora después la voz de Gustavo Cerati: “Me verás caer/ en la ciudad de la furia”. Algunos seguidores de Carrió llevaron globos celestes con dos consignas: “Vote limpio” y “Elegí futuro”. Otro puñado, carteles de mano firmados por “Mujeres por la paz”.

La primera oradora fue Patricia Bullrich, potencial ministra de Seguridad. “La sociedad va a llevar a la doctora Carrió y al joven Adrián Pérez a la presidencia”, anunció con cierta distancia. Como logros enumeró “el trabajo con nuestro campo”, la pelea para bajar retenciones y el ingreso universal a la niñez. Recibió el mayor aplauso cuando gritó: “Nos animamos a denunciar a Schoklender”, por el ex apoderado de Madres de Plaza de Mayo. “La gente nos ve por la calle y nos dice ‘son serios’”, aseguró. “Con la Coalición Cívica, aunque les parezca que no es lo mejor, no van a tener sorpresas”, prometió.

A las 18.53 la locutora empezó a anunciar el ingreso de los candidatos. “Ah, no están todavía”, se disculpó. Diez minutos después entraron Carrió con Adrián Pérez y cantaron el Himno Nacional. El candidato a vice se llevó los mayores aplausos. Elogió a Carrió porque “convocó a los mejores dirigentes independientes del país”. Destacó que “viene un momento de cambio”, de “recuperar el federalismo” y celebró contar con “un defensor del federalismo”, en referencia al ruralista Mario Llambías, ausente ayer. El lilito diferenció “la alegría de la banalización de la política” y lamentó no haber podido debatir con el candidato a vice kirchnerista Amado Boudou. “Decidió esconderse detrás de shows musicales”, provocó. Prometió el 82 por ciento móvil para los jubilados, “un país sin intolerancia” y “recuperar la calidad de la docencia”. Mientras anunciaba la importancia de abrir exportaciones y eliminar “impuestos extorsivos” se le volcó el vaso de agua y se empapó el traje. “Hay que ganarle a la resignación”, cerró.

Carrió recordó que “en este lugar nació hace once años el ARI, con Alfredo Bravo, que se resistía a la entrega de la Alianza, que había consentido y pagado coimas en el Senado”. De quienes la acompañaban entonces mencionó a la diputada Elsa Quiroz y a “Fernandito, hoy Fernando” (Sánchez, legislador porteño). “Muchos murieron, otros están en otros espacios, la mayoría simplemente desapareció”, resumió.

Luego contó “un aprendizaje de los hermanos pobres”. “No quieren tutela ideológica, quieren ser clase media, ir a las mismas escuelas, tener los mismos derechos.” Destacó el caso de Héctor “Toti” Flores, ex vendedor de diarios y metalúrgico, referente del MTD Matanza, actual diputado. “Que ellos peleen en las universidades para ver quién es más de izquierda –dijo sin identificar destinatarios–, nosotros queremos cambios en las villas.” “Como cristiana, sé que la familia de Cristo y de Dios no es sólo nuclear, es una familia grande donde entran el payador, el payaso, Llambías y yo”, enmudeció a medio palacio. “Si hubiéramos querido sólo los votos para ganar poder estaríamos hundidos en la corrupción de los Duhalde, la Alianza o los Kirchner”, volvió a las fuentes.

Dedicó un largo párrafo a elogiar su figura. “Lo único que no podía entregar era el liderazgo, nunca me importó el costo político”, dijo. “Aprendí que sólo yo debía recibir las heridas de la incomprensión”, se victimizó. “Esas heridas eran la mejor muestra de amor que podía darles a los míos, al pueblo y a Dios”, explicó. “No se ama cuando se usa a otros”, dijo, y “si esos otros son pobres se entra en la crueldad de la perversión moral, imperdonable ante los ojos de la Justicia”.

Carrió presentó a su potencial gabinete con un original “nada malo puede ocurrir si”, léase si Prat Gay asume en Economía, Pérez como vice o Bullrich en Seguridad; “si un pobre con dignidad asume en Desarrollo Social”, dijo sobre Flores, o “si una persona que ha manifestado por 17 años la lucha inclaudicable por la verdad llegara a gobernar la Nación”, sobre ella. “Lo malo es que creamos que nos tiene que unir el espanto. No le hagan caso a Borges por una vez, que no nos una el espanto”, reclamó. Destacó que está dispuesta a convocar a “personas decentes” (“radicales y socialistas”, precisó antes Pérez) y celebró poder sumar a Llambías y Prat Gay porque “la Coalición Cívica no está hecha partidariamente”.

“Quiera Dios que ustedes sean iluminados en la razón, la voluntad y la creencia”, arrancó el cierre. “Muchos invocan a Dios y van a misa (largo silencio para recordar a Scioli rezando), ¡cuando uno ama a Dios practica la justicia!”, frunció el ceño. “Sin dinero, sólo a fuerza de voluntad y convicciones”, elogió su campaña. “Hasta el último día de nuestras vidas, no nos van a parar. Unidos por la vida, no nos moverán”, concluyó.

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