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El país|Miércoles, 17 de agosto de 2011
Las perspectivas del kirchnerismo en el Congreso, si en octubre se repiten los resultados de las primarias

Un recambio de bancas a favor del oficialismo

Con los votos que obtuvo el último domingo, el Frente para la Victoria aumentaría sus bancas en Diputados y quedaría mejor posicionado, pero no le alcanzaría para tener quórum propio. En la oposición, la más perjudicada sería la Coalición Cívica.

Por Miguel Jorquera
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El kirchnerismo seguiría siendo la primera minoría, como desde 2009, pero más fortalecida.

El resultado de la gran encuesta que terminaron planteando las primarias abiertas y obligatorias (PASO) obligó a replantear toda la estrategia de la oposición con vistas a la elección general de octubre. Con la Presidenta con más del 50 por ciento de los votos y sus más inmediatos perseguidores a 37 puntos de distancia, la idea opositora de forzar un ballottage se diluyó rápidamente. La disputa ahora entre los opositores pasa por quién se ubicará mejor para ejercer el liderazgo, un rol que también pasará por quien reúna la mayor cantidad de legisladores en el Congreso. Algunos, incluso, ya relegaron la disputa presidencial para plantear la pelea en términos legislativos para “limitar” el poder del Gobierno en el Parlamento. Si en octubre se repitiera el resultado de las PASO, el kirchnerismo aumentaría su propia tropa legislativa, pero tampoco alcanzaría para revertir la actual situación: la oposición es mayoría en Diputados, mientras en el Senado se mantiene un delicado equilibrio de fuerzas (ver aparte).

Las miradas se concentran en la Cámara baja, donde tras la elección de 2009 todas la bancadas opositoras se unieron en el llamado Grupo A para arrebatarle al kirchnerismo la mayoría en todas las comisiones, así como sus presidencias. Una decisión que tampoco respetó la condición de primera minoría del oficialismo, pese a que ninguna de las bancadas políticas opositoras alcanzaba ni siquiera la mitad de los integrantes del bloque K.

La derrota legislativa en la elección de 2009 también provocó un éxodo de las filas kirchneristas de muchos legisladores que habían llegado al Congreso en las boletas del oficialismo. El bloque K se redujo a 87 diputados, lejos de los 129 necesarios para tener quórum propio. En el mejor de los casos consiguió juntar 110 legisladores en sus bancas –-incluidos los aliados más firmes– cuando intentó sin suerte aprobar el Presupuesto de este año tal cual lo había enviado el Gobierno.

Pero aun si hipotéticamente se tomaran los resultados de las PASO como si fueran los de octubre, el oficialismo tampoco lograría revertir esta situación, a pesar del abrumador respaldo que consiguieron las listas que acompañaban la candidatura para la reelección de CFK. Claro que sí sumaría más legisladores a su bloque, que le permitirían negociar en mejores condiciones ciertos acuerdos parlamentarios. Pero no tendría quórum propio.

La provincia de Buenos Aires, el principal distrito electoral del país, elige 35 diputados. Con el resultado de las PASO, el Frente para la Victoria obtendría entre 21 o 22 bancas, en una lista que también incluye aliados de otras fuerzas. Pero arriesga también en la elección 12 bancas propias y otras cinco de sus aliados más fieles. Con lo que, en el mejor de los casos, sumaría cuatro o cinco bancas.

El resto de las fuerzas opositoras, la UCR, el Peronismo Federal y el centroizquierda, mantendrían –con pequeñas diferencias– sus propias fuerzas. A excepción de la Coalición Cívica, que con los votos obtenidos en las PASO superó el piso del 1,5 por ciento exigido para presentar candidatos, pero no le alcanzaría para superar el piso del 3 por ciento del padrón bonaerense requerido para entrar en el reparto de legisladores.

Algo parecido sucedería en otros importantes distritos electorales, que le habían sido esquivos al oficialismo en elecciones anteriores y en las PASO llevaron a CFK al primer lugar: Capital Federal, Santa Fe, Córdoba y Mendoza.

En la Capital, el FpV se alzaría con cuatro o cinco diputados y arriesga una banca propia y otra aliada. En Córdoba sumaría tres a la única que renueva. En Santa Fe ganaría apenas una de las tres que renueva. En Mendoza, en el mejor de los casos renovaría las tres que pone en juego, aunque podría perder una banca.

En otras provincias importantes, como Tucumán, Santiago del Estero o Salta, que eligen entre 4 y 5 diputados cada una, podría sumar algún legislador más. En el resto de los distritos más chicos, mantendría las bancas que renueva.

Así, en todo el país, con altas y bajas, sumaría cerca de 10 diputados a los actuales 87 y se acercaría a los 100. Con los aliados que todavía tienen mandato hasta 2013, podría redondear una fuerza propia de entre 110 y 115 legisladores. Se reforzaría de esta manera su condición de primera minoría, pero sin quórum propio.

Entre los opositores, los que más legisladores sumarían serían los dos sectores del peronismo disidente, encolumnados detrás de Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saá, aunque las heridas que dejó la frustrada interna entre ambos hará difícil que convivan en un bloque. El FAP sumaría a todos los bloques de centroizquierda que hasta ahora actuaban por separado y lograría sumar algún legislador más, pero el interbloque de Proyecto Sur quedaría reducido a solo 3 bancas. El PRO mantendría su propia fuerza y la UCR tendría algunas bajas. En cambio, la CC pone en juego 11 de sus 19 bancas y solo retendría una.

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