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El país|Jueves, 27 de marzo de 2003
EL SENADO SE DISPONIA A ZAFAR A BARRIONUEVO

El PJ optó por la impunidad

Desoyendo el dictamen de la comisión y la firme acusación de Cristina Kirchner, una coalición de duhaldistas y menemistas se aprestaba esta madrugada a votar la absolución del gastronómico.

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Luis Barrionuevo, ayer jugó de local en el Senado, como si fuera la cancha de Chacarita.
Por Felipe Yapur y Eduardo Tagliaferro

El Senado demostró estar blindado. El peronismo se encaminaba anoche a hacer valer su mayoría y salvar a Luis Barrionuevo de la acusación de “inhabilidad moral y desorden de conducta” por su participación en los graves escándalos que rodearon a las frustradas elecciones en Catamarca. Del salvajate participó una indescriptible alianza que incluyó a duhaldistas, menemistas, y una vasta troupe de legisladores que deambulan entre un bando y otro. Ninguno de los que se encolumnaron con el líder de los gastronómicos se animó a defenderlo. A lo sumo insistieron en una remozada “teoría de los dos demonios”, en la que las críticas al gobierno provincial servían para justificar las “picardías” de Barrionuevo, a quien disculpaban por su carácter “temperamental” o “audaz”. En la calle unos pocos seguidores del dirigente de gastronómico manifestaban con una pancarta en la que escribieron: “Que vayan todos, menos Barrionuevo”. Los senadores peronistas se aprestaban a permitir que Barrionuevo siguiera en su banca. Nada asegura que no sean ellos los que por este mismo camino pronto tengan que hacer mañana las valijas. Será un daño colateral tal vez, pero el camino continuó pavimentándose ayer.
La esperada sesión comenzó circunscripta bajo un impresionante e inusual operativo de seguridad. Incluso llegó a peligrar cuando el titular del bloque radical, Carlos Maestro, amenazó frente a las cámaras de la televisión con condicionar el desarrollo del debate si antes la Cámara no emitía una condena a “la invasión de los Estados Unidos a Irak”. Una medida sensiblemente menor a la iniciativa del Parlamento brasileño que declaró persona no grata a George W. Bush. El Senado se quedó varios escalones abajo cuando el propio Maestro bajó los decibeles al limitarse a proponer luego que el tema se tratara una vez que se definiera la suerte del catamarqueño. Senadores de una y otra bancada adhirieron a la propuesta radical, sin embargo es poco probable que llegue a debatirse ya que la discusión del caso Barrionuevo amenaza con finalizar bien entrada la madrugada, hora en la que los senadores suelen retirarse. Y si hay festejo oficialista ni qué hablar.
La primera voz que se escuchó en el recinto fue la Cristina Fernández de Kirchner en su calidad de presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales. La santacruceña no dudó en dejar de lado las conveniencias políticas electorales para jugar todas sus cartas en pos de conseguir la exclusión de Barrionuevo. Su discurso, que sus colegas de bancada intentaron interrumpir y hasta recortar, fue particularmente duro con el aliado de su aliado presidente Eduardo Duhalde. Negó de manera rotunda la teoría de la proscripción que enarboló el gastronómico y sus defensores. “No hubo proscripción del PJ, Barrionuevo arrastró de manera casi suicida al peronismo de Catamarca”, señaló mientras la duhaldista Mabel Müller negaba con su cabeza los dichos de la santacruceña.
El tono de Kirchner fue tan enfático que Eduardo Menem se llamó a silencio y la escuchó con atención. Barrionuevo hizo otro tanto al dejar de realizar muecas para atender a su ahora adversaria. La santacruceña no sólo se refirió al polémico senador sino también se dirigió a sus colegas de bancada al desafiarlos a emitir en el recinto las imágenes de los desórdenes que se produjeron el dos de marzo en Catamarca. “Quiero que escuchen a Barrionuevo incitando a la población a rebelarse y después podrán decir a todos y cada uno de los ciudadanos argentinos que Barrionuevo no tuvo nada que ver en lo que sucedió en Catamarca y que es digno de seguir sentándose en la banca”, enrostró desde su poltrona sin que nadie emitiera opinión.
El intento de Kirchner por emitir los videos de los sucesos de Catamarca no fue gratuito. Tanto la legisladora como quienes acompañan el dictamen acusatorio se jugaron por esta maniobra en un intento por conseguir darvuelta alguna voluntad justicialista. Pero como reza el viejo refrán: ojos que no ven corazón que no siente, el justicialismo puso a salvo su conciencia al votar negativamente la moción. El televisor quedó arrumbado en los pasillos del recinto.
“Nos ha mentido como a estúpidos”, bramó el radical de Jujuy, Gerardo Morales sin conmover al cuerpo. Es más, sus palabras sólo consigueron arrancar una sonrisa del catamarqueño que casi se transforma en una carcajada cuando el jujeño dijo que “el señor Barrionuevo es de malas mañas. Se tiene que ir”.
Los discursos justicialistas pretendieron edulcorar el cuestionado comportamiento de Barrionuevo. Uno de ellos fue el de la salteña Sonia Escudero quien, con lógica escolar, presentó el tema con preguntas que luego ella misma se respondía. “Sí, hubo fraude en las elecciones de Catamarca”, fue uno de los juicios que entregó antes de disculpar al líder de los gastronómicos diciendo: “Todos conocemos al senador Barrionuevo. Persona arriesgada que se acerca a los límites. Pocos conocen que es un compañero solidario como no hay en política”. A renglón seguido, la salteña elaboró la teoría de la supuesta proscripción del PJ. Sin ponerse colorada comparó lo sucedido con Barrionuevo con la proscripción que realizó el dictador Alejandro Lanusse al impedir en 1972 que Juan Perón pudiera ser el candidato presidencial del peronismo. Escudero olvidó casualmente que ante ese hecho Perón no dudó en elegir a Héctor Cámpora como su reemplazante. Es decir, una reacción esperable de un líder político de envergadura. Similar tesis desarrolló el veterano Antonio Cafiero.
Sin duda, el más firme defensor de Barrionuevo fue el riojano Jorge Yoma, a quien el radical Raúl Baglini calificó como “el Petrocelli de los impresentables” al recordar que tuvo a su cargo la defensa de Angel Luque, Emilio Cantarero y ahora del gastronómico. El riojano advirtió que “si se expulsa a Barrionuevo estamos entregando una herramienta fabulosa al radicalismo de Catamarca. De la misma forma si exculpamos al senador le estaremos dando una herramienta política electoral al PJ. Así las cosas el Senado no puede convertirse en el puntero político del pueblo catamarqueño. Ellos son los que tienen que decidir quién será su gobernador y no el Senado”.
A su turno, la porteña Vilma Ibarra embistió contra el poder de Barrionuevo a quien describió como capaz de provocar las fuertes medidas de seguridad que se vivieron ayer en el recinto. En referencia del poder oculto del gastronómico arriesgó que incluso llega a que “los senadores justicialistas, sabiendo que es indefendible, salgan a salvarlo. Las instituciones vamos a quedar rehenes de estas actitudes. Es por eso que los convoco a que desarmemos a Barrionuevo”, concluyó.
Al cierre de esta edición, sin decir una palabra en el recinto Barrionuevo se aprestaba a lograr la hazaña política de unir a duhaldistas y menemistas en pos de su defensa. El Gobierno jugó fuerte casi todas sus cartas, aún a riesgo de que “Luisito”, como lo llaman sus compañeros, abandone dentro de poco las carpas duhaldistas para recalar en las de Carlos Menem. No avisó, es cierto, pero seguramente nadie lo señalará como traidor. Por algo el gastronómico supo definirse como un recontraalcahuete.

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