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El país|Sábado, 29 de marzo de 2003

Los Familiares de las víctimas de la AMIA le pegaron duro a la DAIA

Hasta ahora la organización más confrontativa con la DAIA era Memoria Activa. Ahora los Familiares rompen lanzas, enfurecidos por una reunión de los directivos de la entidad judía con Menem.

Por Raúl Kollmann
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José Hercman, presidente de la DAIA decidió reunirse con todos los candidatos a presidente.
Para el encuentro con Menem eligió una fecha por demás simbólica e irritativa: el 24 de marzo.
“No nos vemos representados como judíos cuando la DAIA se sienta a la mesa con Carlos Menem.” Con este duro título, la agrupación Familiares y Amigos de las Víctimas de la Masacre en la AMIA pegó uno de los más duros portazos que hayan sonado en la comunidad judía en los últimos tiempos. Familiares era hasta ayer la agrupación menos enfrentada a la DAIA y que había acompañado con mayor paciencia la investigación y el juicio por el atentado. Mucho más ruda fue en los últimos años la postura de Memoria Activa y Apemia, pero ahora Familiares señala, entre otras cosas, “repudiamos la actitud conciliadora de la DAIA, que va en contra de los deseos de la comunidad a la que dice representar y se sienta a la mesa con Menem que nunca se preocupó seriamente por esclarecer los dos atentados terroristas más sangrientos ocurridos en el país”. El texto de Familiares cierra con una frase llamativa: “Nosotros, los Familiares, cruzamos la vereda”. Significa una ruptura con la dirigencia nucleada en la DAIA.
Familiares, que integran Sofía Guterman, Luis Czyczesky, Mario Averbuch, Aída Plakzin y otros, no sólo se refiere a la reunión que José Hercman, titular de la DAIA, mantuvo con Menem el pasado 24 de marzo, sino que también se manifiesta nítidamente en desacuerdo con la forma en que la DAIA se está comportando en el juicio oral por el atentado. “Estamos convencidos que el objetivo principal de la DAIA como querellante es la defensa sistemática y obsesiva del juez Juan José Galeano y la historia oficial”, señala el comunicado de Familiares. Con esta frase, la agrupación se diferencia de la estrategia que sigue la abogada de la DAIA, Marta Nercellas, en las audiencias. De hecho, Familiares sostiene que en el juicio hay que estar con los ojos y los oídos abiertos, viendo si la investigación estuvo bien hecha o si hubo pruebas falsas, sin posiciones en una defensa irrestricta de un juez que aparece seriamente cuestionado.
De todas maneras, el centro del cuestionamiento a la DAIA es por la reunión que mantuvo el presidente Hercman con Menem en un día simbólico, el 24 de marzo y el acuerdo para realizar una nueva reunión. “El lunes 24 de marzo, efeméride siniestra en nuestra historia –dice el comunicado de Familiares–, una delegación de la DAIA encabezada por su presidente se entrevistó con Menem para fijar fecha de una reunión dentro de la serie de encuentros que esa entidad solicitó tener con los candidatos presidenciales. Antes de esa fecha, la DAIA tuvo oportunidad de elegir entre la ética y la dignidad humana por un lado y el protocolo por otro. Evidentemente eligió el protocolo. A sus dirigentes les decimos en forma muy clara: esa actitud ofende a nuestros muertos.”
“Sabemos claramente que Menem va a usar esa reunión en beneficio propio –agrega el texto– y sabemos también que la DAIA asume una actitud contraria a los deseos de una comunidad a la que dice representar. No nos vemos representados como judíos cuando la DAIA se sienta a la mesa con Menem, que nunca se preocupó seriamente por esclarecer los atentados.”
La referencia final de la declaración de Familiares está ligada a un episodio muy recordado por la comunidad judía. El 18 de julio de 1997, a tres años del atentado, los familiares de las víctimas se manifestaron en el acto central del aniversario con un durísimo discurso pronunciado por Laura Ginsberg. Ante la ovación de la inmensa mayoría de la concurrencia, se denunció aquel día el vergonzoso papel del Gobierno, los ministros, la Justicia y las fuerzas de seguridad en la investigación. Fueron silbados ruidosamente los integrantes del gabinete allí presentes. Pero el estupor fue mayúsculo cuando en la tarde de aquel día, una delegación que encabezó el entonces presidente de la DAIA, Rubén Beraja, cruzó la Plaza de Mayo y fue, de hecho, a pedir disculpas a Menem a la Casa Rosada. “La DAIA nuevamente se apresta a cruzar la plaza para rendir pleitesía, tal como lo hizo en 1997, cuando se disculpó ante el Gobierno por el contenido deldiscurso ‘Yo acuso’. Si la DAIA se empeña en cobijarse al calor del poder, será la segunda vez que cruce la plaza. Nosotros, los Familiares, cruzamos la vereda.”

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