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El país|Sábado, 10 de diciembre de 2011
El presidente de Bolivia se reunió con residentes de su país en la Argentina

Fútbol y rendición de cuentas

Evo Morales estuvo con productores de frutas, verduras y flores de Escobar, a quienes invitó para que transmitan su experiencia en Bolivia. Aprovechó para informar y repasar los logros de su gestión. Participó el gobernador Daniel Scioli.

Por Miguel Jorquera
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El gobernador Daniel Scioli y el presidente de Bolivia, Evo Morales, ayer en Escobar.

La espera se hizo larga. Pero más de cinco mil bolivianos demostraron su paciencia. Aguardaron más de cuatro horas para compartir una fiesta con el presidente de ese país, Evo Morales Ayma, en Escobar, donde una de las comunidades más importantes de los residentes de Bolivia en el país tiene un enorme polideportivo frente al mercado concentrador, donde comercializan las verduras, frutas y flores que producen en las quintas de la zona.

Una fiesta multicolor representada por sus pueblos originarios y las culturas de todas las regiones del altiplano precedieron la llegada de Evo, que aprovechó para rendir cuentas de su gestión de gobierno ante sus compatriotas y hasta los invitó para que una delegación viaje a Cochabamba para explicar su “experiencia productiva” en un congreso del MAS. Después, hubo un partido de fútbol –con improvisadas y colmadas tribunas– donde Evo se calzó la camiseta número diez de la selección boliviana y hasta hizo “un golazo” para abrir el marcador y continuar la fiesta.

El encuentro había sido pactado para las dos de la tarde pero la espera se extendió hasta pasadas las seis, cuando Evo llegó al polideportivo de la Comunidad Boliviana de Escobar en una extensa caravana que transitó las más de veinte cuadras que tiene la Avenida de los Inmigrantes desde la bajada de la Panamericana en Belén de Escobar. Allí, unas treinta mil personas –de los casi 1,5 millón que viven en la Argentina– forman parte de la comunidad que fundaron los inmigrantes bolivianos y sus familias, ya con generaciones de hijos y nietos argentinos.

Entre los cinco mil bolivianos que se acercaron hasta allí “para estar con Evo”, también estuvieron los que llegaron desde otros lugares, como la ciudad de Buenos Aires y distintos distritos de la provincia. Los cantos y danzas de diferentes regiones de Bolivia amenizaron algo la espera en el tempranamente colmado y enorme salón de cemento donde los arropados trajes típicos y los elegantes sombreros de las cholas paceñas hacían menos soportable el calor de la jornada. Afuera, al aire libre, otros miles acompañaban la espera apiñados frente a los puestos que vendían arroz ensalsado con pollo y papas fritas. También había menú argentino: empanadas y el clásico choripán, gaseosas, agua mineral y jugos.

Adentro y afuera, flameaban banderas de Bolivia, otras argentinas, la de los pueblos originarios, de comunidades y cooperativas de inmigrantes bolivianos y las de la organización social Tupac Amaru, cuya máxima dirigente, la jujeña Milagro Sala, no pudo ser de la partida y reprogramó su encuentro con Evo.

Cuando el helicóptero del gobernador bonaerense Daniel Scioli, que también participó del acto, se posó en una de las siete canchas de fútbol del polideportivo, la banda municipal de escobar terminó abruptamente el tango Grisel para recibir al presidente de Bolivia. Pero Evo no llegó ahí, y muchas otras canciones se sucedieron –entre ellas dos veces el himno del MAS boliviano– hasta que Evo se mostró en alto escenario adornado con banderas de los dos países para sentarse en una extensa mesa, adornada con las típicas mantas bolivianas, que compartió junto a Scioli, varios de su funcionarios, el intendente de Escobar, Sandro Guzmán, la embajadora boliviana en Argentina, Leonor Araujo, el cónsul Ramiro Tapia y los dirigentes de la comunidad boliviana de Escobar.

Rendición

Evo agradeció a todos: a Scioli –por la repavimentación de la avenida que lleva hasta el mercado concentrador que la comunidad tiene en Escobar– y a Guzmán por la “ayuda” que les brinda a los productores bolivianos que producen en sus quintas del municipio. Reafirmó que estaba en la Argentina para “la asunción de Cristina” y recordó con cariño a Néstor Kirchner, a quien consideró como su “maestro en la administración pública”.

Pero, sobre todo, se dirigió a la comunidad boliviana en la Argentina –a la que prestó atención que cantó con más entusiasmo el himno argentino que el boliviano porque “ya tienen hijos y nietos argentinos”– para informar sobre su gestión “porque es mi obligación”. Dijo que la administración del Estado plurinacional se basa en la “austeridad y la honestidad”, para repasar algunos logros. Dijo que el sueldo de presidente se redujo de 40.000 bolivianos a 15.000 (unos dos mil dólares), que se combatió la corrupción, que ubicó a Bolivia como “subcampeones mundiales”, y que la inversión pública subió de 600 millones de dólares anuales a 3600, tras la nacionalización de los hidrocarburos, en mayo de 2008. Destacó que Bolivia tiene superávit fiscal, por primera vez desde 2005, lo que le permitió instrumentar el Bono Juancito Pinto para el primer año escolar, lo que ayudó a bajar la deserción del 6 al 2 por ciento. Insistió en que la integración de los pueblos bolivianos se instrumenta a través de la construcción de caminos y aeropuertos, y enumeró muchos de los realizados y en construcción. Ahí hizo un alto, para explicar la controvertida construcción de la carretera Beni-Cochabamba, camino que une el oriente y el occidente boliviano y que es reclamado desde antes de independencia boliviana, en 1825.

“Los medios de comunicación y organizaciones ecologistas”, se quejó el presidente de Bolivia, aprovecharon para “confundir” y decir que se mutilan 60 kilómetros de selva sobre más de trescientos de camino. “En Santa Cruz, donde desmontan 200.000 hectáreas anuales y los que cazan lagartos para hacer carteras ahora zapatean en defensa de la ecología”, sentenció desde la tribuna. Evo se llevó algunos recuerdos, varias placas y una canasta de verduras de los productores. Dos carteles colgados en el gimnasio recordaban sus reclamos: la salida al mar de Bolivia y el “anhelo de trabajar y vivir en dignidad para volver a nuestra patria”. A ellos, Evo les dijo que el Estado había recuperado tierras para producir y los invitó para “escucharlos a ustedes” y que puedan retransmitir su “experiencia productiva” en Bolivia.

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