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El país|Domingo, 18 de diciembre de 2011
REPORTAJE AL DIPUTADO Y SINDICALISTA FACUNDO MOYANO

“Deben solucionar los reclamos”

El hijo de Hugo Moyano dejó en claro que la relación con el kirchnerismo dependerá de la respuesta que se dé a las demandas que plantea la CGT. También habló de la renuncia de su padre al PJ y de las diferencias que mantienen con el Gobierno.

Por Werner Pertot
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Facundo Moyano atiende el teléfono en la ruta. Se muestra prudente, aunque decide contestar. El hijo menor del titular de la CGT, Hugo Moyano, fue uno de los mayores defensores del discurso de Huracán. A su vez, fue quien intentó conciliar y dejar en claro que no rompieron con el kirchnerismo. Lo hizo desde su cuenta de Twitter, donde escribió: “Seamos sensatos, terminemos con las chicanas y trabajemos por la unidad”. En un reportaje con Página/12, el dirigente de la Juventud Sindical planteó las razones de la renuncia de su padre al PJ: “A la hora del armado de las listas se terminaron priorizando otros tipos de construcciones. Entonces, ¿qué sentido tiene el cargo? El no necesita un sello de goma”.

–¿Cuáles son las diferencias entre el Gobierno y la CGT?

–Hay una serie de reclamos pendientes de la CGT que se llevan a través de años. No plantearlos sería no representar a los trabajadores, porque en las asambleas que tenemos son ellos los que preguntan por el Impuesto a las Ganancias y las asignaciones familiares. ¿Cómo no vamos a reclamar si ambas cuestiones cercenan derechos conquistados a través años de luchas? La universalización de las asignaciones familiares es de la época de Perón y hoy en día muchos trabajadores la han perdido, a pesar de que en el último Consejo del Salario el Gobierno se había comprometido para armar una mesa de diálogo para tratar el tema y nunca cumplió.

–También hay una disputa en función del mínimo no imponible...

–Podemos entender que ese impuesto tenga un carácter progresivo, pero con el retraso que tiene, tanto respecto del aumento de precios como del promedio de las paritarias, ha incorporado a cientos de miles de trabajadores por el límite inferior. Cuando se impuso la tablita de Machinea lo pagaban 400 mil trabajadores, hoy son 1.200.000. No sólo no contemplan deducciones como el alquiler, sino que también cercena derechos como los plus por horas nocturnas, insalubridad. Llega incluso a la paradoja de que maestros rurales paguen ganancias y pierdan el plus que se merecen por el tipo de tarea que realizan. Mientras, los aportes patronales siguen siendo los mismos que quedaron después de las reducciones de Menem y De la Rúa. Bajar el mínimo no imponible sería una medida que terminaría fortaleciendo el mercado interno y el círculo virtuoso que instaló este modelo desde el 2003 en adelante.

–¿Por qué Hugo Moyano renunció al PJ?

–Es que el sustento a Hugo Moyano se lo dan los trabajadores organizados en general y los camioneros en particular. Entonces desde ese lugar él llega a ocupar cargos en la estructura partidaria para intentar consolidar al partido como herramienta política de transformación. Por eso Hugo Moyano dice el otro día que renuncia al partido, pero no a la lucha, porque vamos a continuar el camino iniciado con la Corriente Nacional del Sindicalismo Peronista. Creemos que el proceso se profundiza con mayor participación política de los trabajadores organizados, porque el factor verdaderamente revolucionario del peronismo van a ser siempre los trabajadores. La experiencia partidaria demostró no poder traducirse en mayores niveles de organización. Hugo, cuando asumió interinamente en nombre de Balestrini en el PJ bonaerense, fue cuando mayor dinámica tuvo la institución partidaria, pero después a la hora del armado de las listas se terminaron priorizando otros tipos de construcciones. Entonces, ¿qué sentido tiene el cargo? Hugo Moyano no necesita un sello de goma.

–¿Por qué motivo decidieron no votar la ley del peón rural?

–Un poco está relacionado a lo que veníamos charlando. La escasa participación del movimiento obrero en la toma de algunas decisiones nos lleva a este tipo de situaciones, donde yo personalmente me encuentro con una ley fundamental para nuestro sector y que no había sido consultada previamente con la CGT. Había otros proyectos y vos fijate que uno de los tantos firmados por Héctor Recalde permitía sencillamente darle potestad a la Ley de Contrato de Trabajo sobre el empleo rural. La ley vigente de la dictadura militar excluye al trabajador agrario de la Ley de Contrato de Trabajo y flexibiliza sus condiciones laborales. En la nueva ley, no queda clara la consagración al beneficio superior. ¿No era acaso más sencillo promulgar el proyecto de Recalde? Pero no: mandaron un proyecto que ataca directamente a las organizaciones gremiales (más allá de la persona que esté al frente hoy del sindicato) sin siquiera pedir opinión a la CGT o a la CTA, o a cualquiera de las centrales.

–La Presidenta recordó que en el sector hay mucha informalidad...

–La CGT reclama en forma permanente por los trabajadores informales, que es una asignatura pendiente que el Gobierno no ha podido resolver en ocho años de gestión. El proyecto de Participación en las Ganancias contemplaba una mínima potestad a la CGT a través de un ente conformado como el Consejo del Salario, que le permitiría recibir denuncias de trabajo informal, potestad que hoy es exclusiva del Ministerio de Trabajo.

–CFK sostiene que el reparto de ganancias se debe discutir en paritarias.

–Dejarlo suscripto a las paritarias llevaría a aumentar aún más la morfología desigual de la distribución de la masa salarial, porque justamente sólo la podrían negociar sindicatos como el de camioneros que es representativo. ¿O alguien puede imaginar a Cavalieri sacándole a Wall Mart o Carrefour parte de sus ganancias para los trabajadores?

–¿Cuál es el motivo por el que irán a la Justicia por las obras sociales?

–Las obras sociales están para prestar servicio a los afiliados. Si el Estado adeuda fondos, ¿cómo no vamos a reclamar? No es “caja”, como dicen algunos, sino plata para dar prestaciones de salud. Es como cuando hablan de los fondos del Anses en esos términos despectivos.

–¿Hay un acercamiento con el sector del Momo Venegas, con Zanola?

–La CGT tiene la obligación de velar por los intereses de todos. Eso no es ser corporativo: la CGT se proclamó tanto cuando detuvieron en forma injusta y excesiva al Momo Venegas como al Pollo Sobrero. Las garantías deben ser las mismas para todos, para los que nos gustan y para los que no nos gustan. No puede ser que veamos con admiración la objetividad con que el Gobierno consagró a la actual Corte Suprema de Justicia y no podamos entender este tipo de cosas.

–En el acto en Huracán, se vio a figuras como Ricardo Cirielli...

–Cirielli cuando era oficialista era un héroe, ahora porque va a un acto de Moyano pasa a ser el enemigo público número uno. Lo mismo intentan hacer con el Momo Venegas, pero es una chicana que sólo puede ser considerada desde el odio que genera Hugo por lo que representa. El día del congreso de la UIA en que Cristina se pronunció a favor de la participación en las ganancias por empresas, Biolcati y Paolo Rocca aplaudían efusivamente y no por eso vamos a construir una relación directa entre el Gobierno y el empresariado que ellos representan. La política es un poco más compleja que eso. En el Gobierno hay muchos hombres que fueron funcionarios en la época del mayor vaciamiento de nuestro país, tanto durante el menemismo como durante el gobierno de la Alianza, y no vamos a caer en el infantilismo de medir sólo por esa vara.

–¿Cómo cree que va a seguir la relación con el kirchnerismo?

–Lo dijo el secretario general de la CGT: uno reclama para que se solucione y por necesidad. Se tienen que solucionar los reclamos.

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