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El país|Miércoles, 4 de enero de 2012
Las pericias complicaron la situación de la mujer de Carlos Soria, aunque por ahora seguirá sin declarar

Con la hipótesis principal del homicidio doloso

Las pericias descartaron la posibilidad de un forcejeo. Sin embargo, el juez subrogante anunció que esperarán la vuelta del juez de la causa de sus vacaciones para la indagatoria a Susana Freydoz, que sigue en casa de un familiar.

Por Raúl Kollmann
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Los resultados de la autopsia desestimaron que Carlos Soria y su esposa Susana Freydoz hubieran forcejeado al momento del disparo.

Fuentes judiciales sostuvieron ayer en Río Negro que las pericias indican que el cuerpo de Carlos Soria no tenía rastros de minerales en las manos y, por lo tanto, no tuvo el arma en su poder. Además, el disparo se habría realizado a más de 50 centímetros de distancia, lo que indica que no hubo forcejeo, sino que el proyectil salió del revólver calibre 38 porque Susana Freydoz, la esposa de Soria, accionó el gatillo. Con estos datos, la situación judicial de la mujer debería complicarse, al punto de que el actual juez Juan Pablo Chirinos sostuvo ayer en conferencia de prensa que “la principal hipótesis es el homicidio doloso”, que tiene una pena de reclusión perpetua. Sin embargo, el presidente de la Corte Suprema rionegrina, Víctor Sodero Nievas, ya había tratado de marcar la cancha sosteniendo que “todo se encamina a un homicidio en estado de emoción violenta”, lo que lleva la pena máxima a tres años de prisión y una muy posible pronta excarcelación. Freydoz no fue detenida ni incomunicada como es habitual –se suele hacer incluso en habitaciones de hospital–, lo que pone una nebulosa sobre cualquier pericia médica que le hagan. Sodero Nievas deslizó, por ejemplo, que Freydoz registra moretones, pero será muy difícil precisar cuándo se produjeron.

Chirinos realizó ayer una rueda de prensa en la que anunció que no le tomará declaración indagatoria a la esposa de Soria. El Superior Tribunal recortó las vacaciones del juez natural de la causa, Emilio Stadler, quien volverá al juzgado el 16 de enero, fecha en la que Freydoz va a ser convocada a declarar. Para entonces estarán en el expediente todas las pericias, lo que constituye una enorme ventaja para cualquier penalista que se hace cargo de la defensa de un imputado de homicidio. En este caso, la esposa de Soria designó como su abogado al penalista Alberto Ricchieri. El letrado dijo que se encontró brevemente con Freydoz, que está –según dijo– “destrozada”, recluida y medicada. Por la tarde, el abogado y el juez Chirinos realizaron una nueva inspección ocular de la chacra en la que se produjo el homicidio.

En la conferencia de prensa, el magistrado afirmó que las conclusiones sobre la distancia del disparo no son decisivas, pero la autopsia indica que mediaron entre 50 centímetros y tres metros. Como adelantó ayer Página/12, el dato de la distancia es importante porque indica la presencia o la ausencia de un forcejeo. Más de 50 centímetros significa que no hubo contacto entre ambos al momento del disparo. El dato definitivo surgirá del estudio anátomo-patológico, que se hace con microscopio y barrido electrónico. Sin embargo, también pesa el hecho de que no se haya encontrado bario, plomo y antimonio en las manos de Soria, lo que indica que el revólver no estuvo en sus manos. A esto debería agregarse el hecho de que, al parecer, el gobernador estaba acostado cuando se produjo la discusión con la esposa y el desenlace.

La asombrosa participación del titular de la Corte, Sodero Nievas, produjo una gran controversia, más aún si se tiene en cuenta que no es quien está a cargo del expediente y que rige el secreto del sumario. Sodero Nievas habló de infidelidad, de que eran públicas las peleas en el matrimonio, y diagnosticó que el caso se orientaba hacia el homicidio en estado de emoción violenta. El hijo de Soria, Martín, actual intendente de General Roca, desmintió al juez y argumentó que sus padres no se peleaban. Con todo, los diarios locales dan por acreditada que la relación era tumultuosa y que la pelea de la madrugada del primer día del año se desencadenó porque Soria le dijo a su esposa que no se iría a vivir con ella a la residencia del gobernador en Viedma. Se supone que conviviría con otra mujer.

Psiquiatras forenses consultados por este diario sostienen que la emoción violenta es muy difícil de probar, porque se trata de un estado de locura transitorio. El relato típico es “no recuerdo nada, tengo todo en blanco y cuando recuperé los sentidos lo vi muerto”. O sea que el homicida sostiene que cayó en una situación casi de inconsciencia. Como es obvio, la frontera es muy sinuosa, porque en casi cualquier homicidio hay enojo y un desequilibrio emocional.

Si la defensa no elige el camino trazado por Sodero Nievas, puede alegar homicidio culposo, es decir que a Freydoz el arma se le disparó sin intención. Quiso amenazar, pero sin querer apretó el gatillo. Tampoco esa estrategia será fácil de sostener.

Tratando de salvar un poco las apariencias, el juez Chirinos informó ayer que se investiga el homicidio doloso agravado por el vínculo, o sea el delito más grave del Código Penal. Por las dudas, le puso una custodia a la imputada e incluso mencionó que el efectivo en la puerta también está allí para evitar la fuga. En cualquier caso, Chirinos actúa con la libertad que le otorga el hecho de que las definiciones quedarán en manos del primer juez, Stadler, el que regresa el 15. La defensa también debe estar aliviada: el expediente transcurre en un estilo light, sin detención ni incomunicación y con una indagatoria que se tomará dentro de dos semanas. Son ventajas con las que seguramente no contaría cualquier hijo de vecino.

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